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MEDIA
COLUMNA
Perdido
en la traducción
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
Según Kurt Burneo
-tercer ministro de Economía de Castillo en poco más de un año
de gobierno, la economía se está desacelerando y crecerá este año apenas algo
más de 2%, porque el Banco Central de Reserva frena el crecimiento al elevar la
tasa de interés.
El BCR sube la tasa de
interés para detener la inflación. No se puede tolerar la inflación. Así es
como llegamos al desastre hace 30 años. Por lo visto, sin embargo, detener la
inflación no forma parte de las preocupaciones de Burneo. Su prioridad es el
crecimiento que, según dijo, debería ser de 5% anual para poder dar empleo a todos
los que cada año entran al mercado de trabajo. Es decir, para conseguir algún
crecimiento aunque sea engañoso, Burneo está dispuesto a convivir con la fiera
de la inflación, que ha escapado de la cueva donde fue encerrada hace 30 años.
Burneo dice ser “un
convencido de que necesitamos armonizar la política monetaria y la fiscal”.
¿Qué quiere decir con esto? Que propondrá una nueva reforma tributaria -en esto
se juega la gestión- para aumentar los ingresos fiscales.
De esa manera, piensa, habrá
más inversión pública. Porque está convencido, dice, de que la inversión
pública es “funcional a la inversión privada”. Ya sabemos que la inversión
privada será de cero por ciento este año. La apuesta de Burneo, entonces, será despertar
la inversión privada con r shock de inversión pública. “La inversión pública es
la cuarta parte de la inversión total, la construcción de infraestructura puede
aumentar la inversión privada”, dice.
Pero ya sabemos que la inversión pública no logra ejecutar
más del 30% del presupuesto de que dispone. Algo no está bien acá. El gobierno se
autoegaña con cifras de inversión pública muy superiores a las que puede ejecutar.
Y el Congreso es cómplice alegre de este autoengaño.
No se le escapa a Burneo que la inversión pública es
necesaria, pero no suficiente.
“Lo fundamental es restituir la confianza (del
sector privado). Eso depende bastante de la claridad de la propuesta”, declaró al
juramentar al cargo. Restituir la confianza perdida de los inversionistas no
depende solo de él, sin embargo, sino del gobierno entero. Y esta es la
dificultad.
Burneo dijo que aceptó el cargo porque siente “que hay posibilidad de que
las cosas puedan manejarse mejor tomando distancia gradualmente de la parte
política”. Es decir, propone volver atrás en el tiempo a un mundo anterior
donde la economía y la política iban en “cuerdas separadas”. Desgraciadamente, ahora
la economía ha sufrido la embestida brutal de la política.
Si, como dice, la “confianza depende de la claridad de la
propuesta”, le alcanzamos esta traducción de su propuesta, para que la
confianza no se quede perdida en ella.
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