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MEDIA COLUMNA
¿Populista el fujimorismo?
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
El concepto de populismo ha sido tan
manoseado que ya nadie sabe qué significa.
Por eso, decir que el fujimorismo
es populista se ha vuelto un lugar común y, al mismo tiempo, un sinsentido.
Populismo, en el sentido
latinoamericano de la palabra es el ingenioso engendro político de Getulio
Vargas en Brasil y de Juan Domingo y Eva Perón en la Argentina de la primera
mitad del siglo pasado.
Puede consistir, sí, en el
reclutamiento político de distintos segmentos de los grandes sectores populares desposeídos, mediante el reparto de
dádivas, desde máquinas de coser hasta generosos aumentos de sueldo, pasando
por privilegios monopólicos para gremios o sindicatos de trabajadores
(urbanos).
Pero la verdadera característica sine qua non del populismo es que se
trata de una astuta estratagema de corta vida. Porque es una cuestión medular y
no adjetiva precisar si la puesta en escena del populismo es sostenible o no.
Claramente, no lo fue ni en el
Brasil de Vargas ni en la Argentina de Perón, ni en el Ecuador de Velasco
Ibarra, ni en la Cuba castrista, ni en la Venezuela de Chávez (y, podríamos
agregar, tampoco en la Grecia o la España de hoy). Aunque puede durar sostenida
por el palo político que complementa la zanahoria de la dádiva, la
desacumulación sistemática en que reposa el populismo lo condena, irremediablemente,
a la corta o a la larga a producir la quiebra de una economía.
La primera diferencia y
fundamental diferencia con el fujimorismo, entonces –el de ayer y, sobre todo,
el de mañana-, es que los programas sociales para atacar de inmediato la
extrema pobreza y sentar las bases de un programa para la igualdad de
oportunidades, no tienen por qué ser económicamente insostenibles y, de hecho
no lo fueron. Por el contrario, existieron de manera paralela al crecimiento de
la economía y no a su exacción. Si, luego, a esos programas se les incorpora,
como se debe, plazo en el tiempo y mecanismos de graduación de los usuarios,
eso no es populismo.
Lo característico del populismo,
entonces, es que aparece cuando el crecimiento se desvanece, que es lo único que
en verdad reduce la pobreza de manera sostenible. Programas sociales
compatibles con el crecimiento (e incluso funcionales a él) pueden convertirse entonces
en populistas cuando el crecimiento se detiene por efecto de medidas
demagógicas -populistas, en el sentido correcto del término- con las que un
gobierno abdica de su responsabilidad primordial de gobernar. Sin cambiar en un
ápice, un mismo programa puede entonces devenir en populista. Peor aún si luego
se instala la falsa narrativa política de que lo que reduce la pobreza son los
programas sociales y no el crecimiento. Es lo que ha ocurrido con el humalismo.
El populismo tiene una
connotación peyorativa en su significado precisamente porque es por definición un
falso remedio, un placebo, un premio consuelo para los más pobres. La ayuda, en
cambio, para un primer paso en dirección hacia la inclusión en el crecimiento de
todos no puede tener significado peyorativo, porque es perfectamente legítima. Tampoco
puede tenerlo un programa para la formalización de todos los trabajadores que abre
camino a la igualdad de oportunidades para todos en lo laboral.
Eso no puede ser “populismo”, so
pena de que el término devenga en ambiguo e inútil para la ciencia política,
como en efecto ha ocurrido con la palabra.
¿En qué sentido es, entonces, populista
el fujimorismo? Acusar con ligereza al fujimorismo de populista sin las
salvedades anteriores no es hacer ciencia política, sino política a secas y de
la mala.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
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siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas,
editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
ELECCIONES, PARTIDOS, ENCUESTAS, MEDIOS,
PSICOSOCIALES
El Comercio
El
economista Hernando de Soto confirmó hoy su respaldo a la
candidata presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori,
para la segunda vuelta electoral.
El Comercio estuvo
esta mañana en el aeropuerto Jorge Chávez y vio juntos a De Soto y la lideresa
del fujimorismo. Viajan en el mismo vuelo a la localidad minera de Marcona
para actividades de campaña.
“Aspiramos
a que esto ocurra. Es uno de los economistas con mayor prestigio internacional.
Y será para Fuerza Popular, de llegar a ocurrir, pues un honor”, dijo Keiko
Fujimori ayer sobre la posibilidad de contar con Hernando
de Soto en esta campaña.
También
destacó que el economista “tiene una gran propuesta respecto a titulación
y formalización”.
Hernando de Soto apoyó a Keiko Fujimori en las elecciones del 2011, cuando
ella fue derrotada en la segunda vuelta por Ollanta Humala, hoy presidente de
la República.
De Soto reveló que esta última
semana decidió apoyar a Keiko
Fujimori, candidata presidencial de Fuerza Popular, en la segunda
vuelta. “Somos amigos, pero yo no voto con el corazón”, señaló a la prensa
desde la mina Sol de Oro en la región Ica.
De
Soto dijo que su respaldo se debe, en parte, a que Fuerza Popular será mayoría
en el próximo Parlamento. “Pasar leyes significa tener una mayoría en el
Congreso y [Keiko] la tiene. Este el momento de reforzar todo”, expresó.
De Soto cree que la estrategia del gobierno de
Ollanta Humala para la formalización de los mineros artesanales ha fracasado.
Como Keiko Fujimori, es
partidario de que se deroguen los decretos promulgados para ese sector.
“Por
supuesto que estos han fracasado, los números son tremendos […] [De] dos
millones de personas [informales] se han formalizado 207. Digamos que a
fin de año lleguen a 1.000, estamos hablando de 0.001% y 41 muertos. ¡Cómo no
se va a derogar la causa de tanta tristeza!”, enfatizó.
En
otro momento, indicó que Keiko
Fujimori le ha propuesto asumir una secretaría que coordine
directamente con el despacho presidencial en su eventual gobierno.
“No
estamos hablando de un ministerio donde ya hay una cosa que funciona, sino de
crear algo que no funciona, hacer un acto básicamente revolucionario, en el
sentido de que las cosas no sigan en el futuro como están hoy”, agregó.
De
otro lado, De Soto afirmó
que se ha reunido con Elmer Cuba –nuevo miembro del equipo técnico de Keiko Fujimori– para hablar acerca de
la desaceleración económica del país y de la informalidad.
“El
problema de la formalidad es que sencillamente el 30% de peruanos goza de
formalidad. Eso significa que hay democracia económica solamente para una
minoría. Esa minoría también sabe que tiene trabas. El trabajo de formalización
va a beneficiar tanto a informales como a formales”, concluyó.
El
Comercio
Así
como el sur del país concentra las regiones con mayor resistencia al
fujimorismo, el histórico sólido norte aprista parece haberse convertido en un
bastión naranja. Peruanos por el Kambio, el partido de Pedro Pablo Kuczynski (PPK),
no obstante, está haciendo esfuerzos para revertir esta situación. PPK confirmó el martes el apoyo
de César Acuña, de Alianza para el Progreso (APP), en la segunda vuelta para
enfrentar a Keiko
Fujimori.
Los
resultados finales de la primera vuelta del 10 de abril demostraron la
superioridad del fujimorismo en el norte del país, frente a la candidatura de PPK. Keiko Fujimori le ganó con holgura a Kuczynski en los
departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque, La Libertad, Cajamarca y Áncash.
En La
Libertad, por ejemplo, la candidata naranja obtuvo 432.443 votos, casi el
cuádruple de Kuczynski, quien solo alcanzó 121.283. Más al norte, en
Lambayeque, 313.728 electores votaron por Fujimori, mientras que su rival
estuvo cerca de los 100.000. La historia se repite en Piura (456.685 versus
104.844) y en Tumbes, la región norteña más fujimorista a juzgar por los
resultados: Fuerza Popular tuvo 70.029 votos, mientras que PPK consiguió 13.189 electores.
Actualmente,
Acuña cuenta con dos presidentes regionales. Uno en La Libertad y el otro en
Lambayeque. Tiene, además, 8 alcaldes provinciales, en departamentos como
Áncash, Chiclayo y Tumbes, y 119 alcaldes distritales en las regiones del
norte.
El
éxito fujimorista en esta parte del Perú no es novedad: en el 2011, cuando Keiko Fujimori enfrentó al
entonces candidato de Gana Perú, Ollanta Humala, también lo superó en varias
regiones septentrionales. El padre de Keiko, asimismo, tuvo un 62,5% en toda la
zona norte (917.596 votos) y su contrincante de UPP, Javier Pérez de Cuellar,
el 20,8% (305.414 votos) en las elecciones de 1995.
¿Cómo
se explica la buena fortuna naranja en estas coordenadas? Para Alfredo Torres,
el estilo de comunicación del fujimorismo, sus mítines y manera de hacer
proselitismo “enganchan” mejor con la cultura “alegre” del norte. “Es uno de
los elementos que ayudan”, comenta a El Comercio. “En cambio, en el sur las
tradiciones pesan más, la actitud reivindicativa, el valor de la dignidad,
cosas que el fujimorismo no ha manejado muy bien”.
Si
bien en el norte ha habido crecimiento económico, el tema de la inseguridad “es
muy sensible”. “Y Keiko Fujimori está
más asociada a responder por este tema”, dice Fernando Tuesta.
El
Comercio
PPK arribó a Trujillo, capital de La
Libertad. Se reunió con un grupo de madres de familia de un comedor social.
Prometió aumentar el sueldo de los maestros a S/ 2000 mensuales, reducir la
inseguridad ciudadana en el país –El Porvenir es uno de los distritos más
convulsionados de Trujillo–, crear 3 millones de puestos de trabajo y ayudar a
las pequeñas empresas a que tengan acceso a créditos financieros.
“Buscamos
apoyo organizativo. Esto no es un foro sobre excelencia académica, nada de eso.
Se necesita equipos. Yo he hablado con el señor César Acuña, hemos tenido una
buena conversación. Necesitamos jóvenes entusiastas, organizados, que nos
ayuden con personeros a recorrer todo el norte. [En la primera vuelta] había
70.000 mesas electorales y nosotros tuvimos 50.000 personeros. Ese es un tema
muy importante”, refirió.
El
Comercio
El
partido político Todos por el Perú (TPP) anunció que participará
en las elecciones municipales y regionales del 2018. Para ello, convocará a una
asamblea nacional para el próximo sábado 21 de mayo.
Áureo
Zegarra, presidente de Todos por
el Perú, informó que el objetivo planteado es volver a tener un
candidato presidencial en el 2021.
En
abril pasado, Julio Guzmán anunció su separación de TPP y reveló que ahora
se dedicará a construir un proyecto político propio.
LIBERTAD ECONOMICA,
GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION
Expreso
Al parecer ha sido el
expresidente del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) Richard Webb, quien
puso en agenda del Consejo Fiscal que asesora por ley al Ministerio de Economía
y Finanzas (MEF) el peligro del crecimiento desmedido de la deuda externa en el
Perú, con especial énfasis en lo que se llama “deudas de compromiso y de
contingencia” que este gobierno ha venido ocultando a la ciudadanía.
¿Qué es una deuda
contingente y de compromiso? Es la que depende de acontecimientos futuros, como
sucede en el Perú con los bonos agrarios, que se tienen que pagar, pero no se
sabe con precisión cuánto ni cuándo; o las deudas con el sistema previsional,
del Fonavi, las obligaciones de pago del Estado por participar en contratos de
Asociación Público-Privada (APP), reclamos y arbitrajes en organismos
internacionales contra el Perú y otras.
Las de compromiso se
enmarcan en las deudas de carácter previsional que se pagan en el tiempo por
ser deudas contraídas y que el FMI no exigía antes que se contabilizaran. Ahora
sí.
La clarinada tuvo lugar en
un comunicado del viernes 29 de abril último sobre estos y otros problemas que
tienen que ver principalmente con la correlación (ratio) entre la deuda y el
PBI, cada vez más inmanejable en el actual enfriamiento económico.
Pero el desenlace llegó
cuando el Consejo Fiscal (CF) habría ubicado el listado completo del mencionado
tipo de deudas. No es su misión ver el tema de la deuda externa privada pero
esta ha crecido en más de US$ 34,000 millones, es decir algo más del 17 % del
PBI.
Todo este paquete fue motivo
de un primer pronunciamiento del citado consejo a fines del mes pasado. Hasta
que este jueves, el titular del CF, Waldo Mendoza, se presentó en una emisora
local (RPP) precisando que el ratio Deuda Pública/PBI estaba en alrededor del
23 % con tendencia a terminar el año en un 25 % aprobado presupuestalmente.
Es más, que los ahorros
fiscales bordeaban un 17 %, de donde se concluía que teníamos un neto positivo
de 6 % en favor de nuestra economía, una de las más bajas en América Latina.
Pero esta era apenas una
media verdad, porque en la actualidad, por directivas del FMI, aceptadas
incluso por Estados Unidos según Waldo Mendoza, ya se registran las deudas de
contingencia, sobre la base –en el caso del Perú- de que el PBI está calculado
en US$ 200,000 millones.
¿Cuáles son esas deudas? 1)
La deuda previsional que al valor actual se calcula en un 18 % del PBI. 2)
Deudas de las Asociaciones Público Privadas (APP) de un 20 % del PBI en los
próximos 20 años, parte de los cuales son comprometidas y en contingencia. 3)
Avales y deudas del Estado por arbitrajes, juicios y otros que los expertos
calculan en un 8 % del PBI y estas sí son todas de contingencia.
La sumatoria da nada menos
que un 46 % de deuda comprometida previsional y de contingencia en función del
PBI, lo que es US$ 92,000 millones. Para redondear lo vamos a poner de otra
forma: al 23 % de la deuda pública, que es la única de la que han venido
hablando analistas y opinólogos para sus cálculos, hay que sumar el 46 % antes
indicado, lo que nos da un total de casi el 70 % de deuda pública.
Con este último porcentaje
(70 %) estamos hablando de US$ 140,000 millones con relación al total del PBI.
Si a lo anterior agregamos los US$ 34,000 millones de la deuda privada externa
de empresas como la pesquera Exalmar, Banco de Crédito, Alicorp, Ferreycorp,
Buenaventura, Camposol, Copeinca y Maestro y otros, el Perú tiene más o menos
US$ 174,000 millones de endeudamiento público y privado.
Esta era la gran verdad que
se trae abajo todas las especulaciones en el sentido de que nuestra ratio
de Deuda/PBI era muy baja, y que podríamos endeudarnos mucho más, como señalan
economistas de la talla de Jorge González Izquierdo, Roberto Abusada, Pablo
Secada, incluidos candidatos presidenciales como Pedro Pablo Kuczynski, con la
solitaria oposición de Dennis Falvy y Richard Webb que sí señalan que se debe
de considerar las de contingencia y previsionales.
Ojo que si bien la privada
no tiene una garantía del Estado hay que observarla, pues los más de US$ 34,000
millones pueden afectar nuestra percepción de riesgo país y otros indicadores
en el exterior.
Como la estratosférica cifra
(US$ 174,000 millones) casi llega al total del PBI peruano de los citados US$
200,000 millones, para no derruir totalmente los puntos de vista de algunos
expertos en materia de deuda, Waldo Mendoza, hombre de solvencia académica
indiscutible, tanto que fue viceministro de Economía y Finanzas cuando
Kuczynski Godard era titular del MEF en la administración Toledo, recurrió a
darles un hándicap.
Y es que al 70 % -subrayó
Mendoza Bellido- se debería restar el 17 % de los ahorros fiscales que estarían
en la actualidad en unos US$ 34,000 millones como activo y no como pasivo tanto
en el Banco de la Nación como en el BCRP.
En consecuencia el Consejo
Fiscal, que había sido un organismo creado en el MEF a pedido del Fondo
Monetario Internacional (FMI) para evitar cifras maquilladas, como se dio en
Grecia que aparentaba un déficit fiscal del 2 % cuando en realidad era de 8 %,
habría recomendado al MEF transparentar sus cuentas fiscales para decidir si
seguir o no endeudando más al país.
Esto por la sencilla razón
de que ahora se sabe que la deuda clásica, la única de la que se hablaba, sube
seis veces más su monto por la descubierta deuda de contingencia y
comprometida.
Deudas que, es bueno subrayarlo,
el Perú tiene que honrarlas o eventualmente pagarlas, y las veremos cada año en
el Presupuesto General de la República si es que ello acontece. No pueden estar
ocultas y fuera del análisis, menos cuando se elabora el marco macroeconómico
multianual.
Es de subrayar que Waldo
Mendoza fue muy positivo en su valoración del trabajo del BCRP y el MEF en
materia de política económica, pero dijo que la aceleración de la economía
dependía de otros sectores y de otras decisiones.
Todo empezó en una reunión que
desembocó en el comunicado del viernes 29 de abril en que el Consejo Fiscal
(CF) advirtió al MEF de la necesidad de tomar nota de que la deuda del sector
público podría volverse un problema en los próximos años, instando de paso “a
tomar medidas para impedir que se presente un escenario fiscal negativo”.
Se trató de la primera
opinión del Comité Fiscal (CF) sobre el Marco Macroeconómico Multianual (MMM)
2017- 2018 publicado por el MEF, planeando un ajuste gradual en el gasto
público, principalmente en gasto corriente en los próximos años, para bajar el
déficit fiscal.
“Sobre dicho ajuste, el CF
opina que si bien es exigente, es necesario que se concrete para poder
estabilizar el ratio de deuda pública sobre el PBI en un nivel apropiado para
una economía emergente como la peruana”.
Luego agregaron que “el
escenario internacional enfrenta varios riesgos que podrían afectar el
escenario fiscal base de los próximos años. En ese escenario de riesgo, si
se mantuviese el nivel de gasto público proyectado en el MMM, la deuda pública
se ubicaría en el año 2019 muy por encima de la proyección oficial. El Gobierno
debería tener las respuestas que impidan ese desenlace fiscal no deseado”.
El destape de la deuda de
contingencia se da en circunstancias en que el mismo Consejo Fiscal también
llega a la conclusión que los ingresos de las arcas fiscales están a la baja,
como sucede con la recaudación de la Sunat, el canon minero, petrolero y
gasífero y otros recursos propios. Es más, señaló Mendoza, el PBI crecerá este
año y tal vez el próximo por el desarrollo de proyectos mineros como Las
Bambas, pero en unos años, como no hay más, decrecerá a niveles del 2 %, como
señala el FMI para el Perú, a no ser que se tomen decisiones en otros sectores,
pero ello tarda. En todo caso si se opta por gasto, este debiera ser en
infraestructura productiva y no en gasto corriente, acotó.
El Consejo Fiscal es una
comisión colegiada adscrita al MEF pero con autonomía e independencia técnica,
que tiene por finalidad contribuir en el análisis macrofiscal. Empezó sus
labores el 5 de enero de 2016. Son sus integrantes Waldo Mendoza Bellido,
doctor de la PUCP y profesor e investigador del Departamento de Economía de
esta universidad. Richard Webb, expresidente del BCRP, Javier Escobal, Claudia
Cooper y Carolina Trivelli.
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