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MEDIA COLUMNA
La deuda del fujimorismo
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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No me
cansaré de repetirlo. El Consejo Nacional de la Magistratura no debe ser
reformado, debe desaparecer.
Lourdes Flores, Francisco Tudela y Pedro Olaechea han planteado correctamente el debate al haber comprendido la verdadera naturaleza del problema y la dimensión exacta de su solución.
El problema es que la autonomía del desdichado organismo excluye a los otros poderes del Estado del nombramiento de los jueces y fiscales supremos. Y con ello destruye el equlibrio de poderes. Lo destruye porque el equlibrio de poderes se basa en que cada poder del Estado tenga cierta entrada en los otros dos.
Lourdes Flores, Francisco Tudela y Pedro Olaechea han planteado correctamente el debate al haber comprendido la verdadera naturaleza del problema y la dimensión exacta de su solución.
El problema es que la autonomía del desdichado organismo excluye a los otros poderes del Estado del nombramiento de los jueces y fiscales supremos. Y con ello destruye el equlibrio de poderes. Lo destruye porque el equlibrio de poderes se basa en que cada poder del Estado tenga cierta entrada en los otros dos.
La independencia y
autonomía de los poderes no basta. Así, el balance entre el Legislativo y el Ejecutivo
supone, por ejemplo, que el Congreso puede vacar la Presidencia, censurar
ministros e insistir en las leyes observadas por el Ejecutivo. Y el Ejecutivo puede
a cambio disolver constitucionalmente el Congreso.
Igualmente, el balance
entre el poder Judicial y el Legislativo radica, en una mano, en el control constitucional de las leyes y, en
la otra, en que el Congreso nombra al Tribunal Constitucional.
Pero el poder Ejecutivo
en el Perú, a diferencia de todas las demás democracias de América, no cumple
función alguna en el nombramiento de los jueces y fiscales supremos. Esas
funciones le fueron despojadas para entregarlas a un organismo corporativo ajeno
a los poderes, un organismo autónomo “elegido” a su vez por “representantes” de
colegios profesionales y universidades públicas y privadas: el Consejo Nacional
de la Magistratura. Fue creado para acabar con la corrupción y terminó como hoy
sabemos.
Por
una década he tratado sin éxito de hacer ver por todos los medios a Fuerza
Popular especialmente, que corregir este despropósito es parte de la deuda de
institucionalidad que tiene el fujimorismo con el Perú.
Hacía flata, sin embargo, el milagro de una mayoría parlamentaria absoluta. Cuando el Perú se la dio al fujimorismo, Fuerza Popular pudo llevar a cabo esta reforma. Tuvo los medios y la oportunidad irrepetible de adelantarse a impedir una crisis de gobernabilidad que de todos modos llegaría.
Hoy, en medio de la crisis que no supo prevenir, se adueña del protagonismo de la reforma anunciando que la hará el Congreso con los insumos que le alcance el gobierno con su comisión y su nuevo ministro.
Hoy, en plena crisis, sin entender aun y sin saber qué hacer, solo atina a que todo cambie lo menos posible.
Hacía flata, sin embargo, el milagro de una mayoría parlamentaria absoluta. Cuando el Perú se la dio al fujimorismo, Fuerza Popular pudo llevar a cabo esta reforma. Tuvo los medios y la oportunidad irrepetible de adelantarse a impedir una crisis de gobernabilidad que de todos modos llegaría.
Hoy, en medio de la crisis que no supo prevenir, se adueña del protagonismo de la reforma anunciando que la hará el Congreso con los insumos que le alcance el gobierno con su comisión y su nuevo ministro.
Hoy, en plena crisis, sin entender aun y sin saber qué hacer, solo atina a que todo cambie lo menos posible.
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