miércoles, 4 de septiembre de 2019

MEDIA COLUMNA miércoles 4 setiembre 2019





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¿Quién controla la agenda?

Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Terminado el diálogo -por hoy- solo el presidente del Legislativo, Pedro Olaechea, informó de los pasajes secretos del laberinto. Y lo hizo de manera telegráfica.

En resumen, primero estableció que el diálogo continuará y, al parecer, sine die. Quedó flotando la sensación de que el diálogo se convertiría en lo sucesivo en una instancia de comunicación y negociación permanente entre ambos poderes del Estado.

En segundo lugar, el congresista Olaechea informó sobre la agenda acordada para el diálogo en las futuras reuniones. Se trata de dos agendas, en realidad, según precisó. El orden entre ellas es importante.

En la primera menciónó la productividad –se entiende que se trata del plan de Competitividad y Productividad, que el gobierno acaba de presentar precisamente ayer y que ha impresionado favorablemente al empresariado-. El presidente del Congreso se refirió en el segundo lugar de la primera agenda a la seguridad ciudadana, y en el tercero a la reconstrucción del Norte. Es la agenda económica.

Solo en segundo lugar aparece la otra agenda. Y dentro de esta segunda agenda el tema tabú: el adelanto de elecciones, que conlleva la renuncia presidencial adelantada y la autodefenestración del Congreso. Es la agenda política.

Si el orden propuesto por Olaechea de las dos agendas se mantiene, solo luego de concluir con los tópicos largos de la primera agenda se entrara en materia de la segunda. De esta manera el diálogo puede continuar idefinidamente. En este caso, la meta es el camino al mismo tiempo.

Pero el diálogo puede también concluir de inmediato, ya que, según dijo el propio presidente del Congreso, “el proyecto del recorte del mandato presidencial y congresal, debe ser tratado con la mayor prontitud”. También el premier Del Solar ha dado a entender al final de la reunión que el  diálogo ha resuelto darle prioridad al tema del adelanto. En otras palabras el oreden de los factores altera el producto. Si la agenda política pasa primero, la agenda eonómica se quedará para vestir santos.

No obstante, uno tiene la sensación de que el congresista puede haber llevado a Palacio una carta bajo la manga, alguna clase de propuesta a la que el mandatario no ha dado respuesta de inmediato, que aún necesita meditar y que las partes tendrán que negociar. 
   
Demasiado depende aquí de la buena voluntad de las partes. Y el hecho frío es que la calidad de las personas –por mucha que sea- rara vez puede subsanar las carencias de las instituciones. Dadas las enormes limitaciones y fallas de la arquitectura de nuestra democracia de baja gobernabilidad, ya es un mérito que esta primera reunión no haya terminado a capazos.

El Congreso ha movido su ficha, y es el turno del Ejecutivo. La jugada que venga a continuación será la que revele quién tiene el control de la agenda o, lo que es lo mismo, de la prioridad entre ambas.



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