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MEDIA COLUMNA
No lo que diga
sino lo que haga
Jorge Morelli
jorgemorelli.blogspot.com
@jorgemorelli1
El Frente Amplio empujará ahora su agenda política usando todas las prerrogativas de la Presidencia de la Mesa Directiva, que no son pocas. Incluyen el control de la agenda del Pleno. En efecto, la Presidencia define en qué orden se debaten los temas de la agenda que los portavoces de las bancadas proponen. Y el orden de los factores decide el destino de las cosas.
Las numerosas iniciativas demagógicas de este Congreso -que son aún peores que las del anterior- lejos de disminuir con la Mesa actual probablemente van a aumentar. Y el poder Ejecutivo encabezado ahora por Sagasti es el que va a tener que pararlas.
Como sabemos ya de sobra, el Congreso en el Perú prevalece siempre en el conflicto de poderes porque puede insistir en una ley observada por el Ejecutivo con solo la mitad de los votos de la única cámara exonerando incluso su decisión de una segunda votación. Esta es un arma letal contra la que el Ejecutivo ndo tiene defensa.
Ahora bien, ¿va a tener Sagasti la presencia y la voluntad de hierro que hacen falta para sobreponerse y prevalecer sobre la demagogia del Congreso, que va a recrudecer ahora?
¿Cómo podría? Porque sus discursos en defensa de la responsabilidad
fiscal no lograron detener al
Congreso en ninguna de sus iniciativas demagógicas. Es decir, Sagasti ya ha
sido categorizado como intelectual no como político. Y ya sabemos de sobra el
desprecio en que la clase política tiene a los intelectuales.
El Congreso va a poner a prueba el carácter de Sagasti a diario. Al
principio tantearán un rato y luego, si no responde de manera
firme, le perderán el respeto y se le irán encima. Como las reglas
del equlibrio de poderes son fallidas, aquí prevalece la fuerza.
Vizcarra frenó algunas de las iniciativas demagógicas del Congreso recurriendo en
casos al Tribunal Constitucional, o toreándolas en otros compitiendo incluso en
demagogia con los parlamentarios. Estableció una especie de modus operandi.
Es temprano para conocer las consecuencias fiscales de eso. Pero Sagasti
ya nos ha adelantado que el Perú tendrá que endeudarse adicional y masivamente para
financiar el Presupuesto 2021. La deuda ya era de 27% del PBI antes de la
pandemia y es de 39% por ciento después de ella. ¿Cuánto más puede endeudarse
el Perú?
¿Está dispuesto Sagasti a responsabilizarse por el déficit fiscal, a
recortar el gasto, a aumentar los impuestos? ¿O va a asumir simplemente la
responsabilidad del déficit más grande de la historia y dejarle el ajuste al
próximo presidente?
Francamente, yo no prestaré atención a lo que diga
al respecto. Esperaré a ver lo que haga, diga lo que diga.
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