martes, 5 de octubre de 2021

MEDIA COLUMNA domingo 3 octubre 2021 "El Estado creó artificialmente un mercado para el gas"



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MEDIA COLUMNA

El Estado creó artificialmente

un mercado para el gas

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Hay dos hechos que están pasando inadvertidos y, sin embargo, se hallan en el centro del tema del gas. El primero es que la cuarta parte del gas natural que produce Camisea tiene que reinyectarse en el suelo porque no hay mercado. No hay quién lo compre.

 

El segundo es que esto fue así desde un principio. Y, como no había quien comprara, el Estado peruano le creó –cual dios olímpico-, pero artificialmente, un mercado al gas natural en la generación de electricidad. Hoy, el 40 por ciento de la electricidad del Perú se produce con gas natural.

 

Y, a pesar de eso, hay que reinyectar la cuarta parte del gas natural en el suelo porque no hay mercado suficiente.

 

Por eso se habla ahora de generar el mercado de la masificación del gas natural para consumo de los hogares. 

 

Esto, sin embargo, requiere una inversión masiva en ductos y redes de distribución. ¿Quién va a pagarla? El consorcio Camisea se ha adelantado a decir, por si acaso, que esa gigantesca inversión es responsabilidad del Estado y no suya. Este será el telón de fondo de la renegociación del contrato de Camisea.

 

Cuando el Perú optó por dejar la matriz energética del petróleo decidió pasar al gas natural, pero debió pasar a la energía generada por hidroeléctricas. Y este despropósito ocurrió en un país que tiene en la Cordillera de los Andes un potencial ilimitado de generación de energía hidroeléctrica limpia con la fuerza del agua en lugar de quemar gas contra las prioridades ambientales. 

 

En un acto de falsa omnipotencia, el Estado decidió crear un mercado que no existía para poder colocar lo que había decidido producir. Resolvió generar una oferta y crearle luego una demanda. No que la oferta respondiera a la demanda, sino una demanda para la oferta que había decidido producir. Cual aprendiz de brujo, se creyó capaz de sustituir al mercado y contra las leyes de la economía. Esto por tiempo indefinido, además, hasta que algún día el negocio fuera rentable sin subsidio del Estado. Ese día no ha llegado hasta hoy.

 

¿Quién ha pagado todo este plan descabellado? Por años la economía peruana trasladó ese sobrecosto masivo a los precios finales. Y eso pasó inadvertido en una economía en crecimiento. Hoy que el crecimiento ha sido dinamitado y la inflación comienza pagamos este fracaso monumental.  

 

 

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