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MEDIA
COLUMNA
Puente
o túnel, elige
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
El Perú necesita un puente -o, en su defecto, habrá un túnel- que
permita a los mineros informales del Perú -a todos los informales, en realidad,
pero comenzando por los mineros- llegar a las bolsas de Nueva York, Toronto, Londres
y Shanghai- con papeles que representen fehacientemente los activos que ellos controlan.
¿Por qué los mineros primero? Porque son el nudo gordiano de la mayor
de todas las trabas del Perú: la que impide sacar los recursos naturales del
subsuelo mediante un contrato equitativo con quienes controlan la tierra sobre
esos recursos. Resuelta esa traba, en cambio, tal será el flujo de inversión al
Perú que todas las demás trabas se resolverán también.
¿Por qué un puente? Porque es indispensable y no queda ya lamentablemente
otro remedio que pasar por encima de la fallida formalización que el Estado peruano
ha hecho durante años sin haber obtenido sino que un ínfimo grupo de mineros
informales realizara la proeza de saltar todas las vallas y obstáculos que el
Estado puso a su formalización. Deliberadamente o no, es estéril especular ahora sobre por qué ocurrió
y ocurre esto. El hecho es que el Estado no podrá -ni querrá- impedir que los
mineros informales tiendan ese puente de una relación directa y permanente con
el mercado financiero global para determinar el valor de la tierra sobre los
recursos. No es el Estado, ni el comprador ni el vendedor, quien puede
determinar eso de manera equitativa para todas las partes. Solo el mercado
puede hacerlo. Y solo el mercado global. Este es un derecho de la persona que
el Estado no podrá desconocer. La propia recaudación fiscal reconocerá rápidamente,
en cambio, el inmenso valor agregado que se habra originado y los registros
públicos tomarán diligentemente nota de ello si el Estado ha de recaudar los
impuestos que equitativamente correspondan.
La gran minería, por su parte, verá largamente recompensada en el
tiempo el alza que pudiera haber en sus compras de tierras en el mercado global,
en lugar del mercado local. Porque no se verá obligada ya a comprar la misma tierra
tres o cinco veces, como actualmente ocurre sin que exista seguridad jurídica
para el comprador ni siquiera cuando la tierra ha sido efectivamente vendida y
registrada. No basta la legalidad cuando no existe legitimidad ni siquiera en
el uso de la fuerza pública.
¿Cómo es materialmente posible construir ese puente? Porque la tecnologia
digital actual lo permite. Porque es posible reunir en un mismo espacio virtual
y a diario a quienes manejan la tecnología digital de cadena de bloques
(blockchain) y quienes tienen el control de la tierra sobre los recursos. Están
ambos no solo en su derecho sino en la posibilidad técnica y material de
hacerlo.
Si no hay un puente, además, habrá un túnel. Si no se allanan las
partes involucradas a la construcción de ese gran puente virtual -invisible,
pero económicamente muy real-, los mineros informales construirán su propio túnel
bajo el suelo, por debajo de la mesa formal. Un túnel, sin embargo, de secretos
peligros económicos que solo algunos podrán usar.
No puede continuar la enfermiza y fallida cultura del silencio, del
acatamiento formal y la contestación infomal. Es hora de dejar eso atrás. Es lo
que Hernando de Soto está proponiéndole al Perú.
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