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ü Fuerza Popular habría
alcanzado 71 parlamentarios, la mayoría absoluta del Congreso
ü Keiko Fujimori: "Encargaré
a la oposición las presidencias de las comisiones de Fiscalización e
Inteligencia del Congreso"
ü EL Comercio pide en editorial “una mesa
directiva de consenso en el Congreso o incluso la cesión de la presidencia de
dicha mesa a una de las fuerzas de oposición”
ü
José Chlimper: “este voto democrático de la ciudadanía
nos pone un reto de construir verdadera democracia y sostenibilidad”. “Tenemos
que escuchar esa voz sobre todo en el sur altoandino, donde nosotros hemos
quedado segundos”, añadió
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MEDIA COLUMNA
Breve historia con moraleja
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
En 1939, viendo llegar el final de
su gobierno dictatorial, Oscar R. Benavides concluyó que el Perú sería
ingobernable si, con el nuevo gobierno democrático elegido en las urnas, se
restituía la vigencia plena de la Constitución de 1933, inaplicada durante los
seis años de su gobierno.
Hizo aprobar mediante plebiscito,
entonces, diez reformas constitucionales que consultó al país. Todas fueron
aprobadas. Dos resultaron importantes para la historia del Perú.
La primera fue que en adelante se
requeriría tres quintos de los votos, en lugar de mayoría simple, para que el
Congreso pudiera insistir en un proyecto de ley observado por el poder
Ejecutivo. Esto daba al Ejecutivo una mejor herramienta para su balance de
poder con el Congreso.
La segunda –que la historia ha
demostrado útil- fue la posibilidad de que el Congreso delegara al Ejecutivo facultades
para legislar.
Elegido Manuel Prado en los
comicios de 1939, se opuso terminantemente –con razón- a que fueran derogadas
las leyes plebiscitarias de Benavides. Eran lo que le permitiría gobernar.
Seis años después, en 1945, fue
elegido presidente José Luis Bustamante y Rivero. Uno de los primeros actos del
Congreso aprista fue restablecer la vigencia la Constitución de 1933 y derogar
las leyes plebiscitarias de Benavides.
El golpe que esto dio a la
gobernabilidad permitió que el Congreso se encaramara sobre el Ejecutivo y se
hiciera del poder. La manida frase acerca del Congreso como “primer poder del
Estado” grafica el desequilibrio reinstalado.
Perdido el precario equilibrio de
poderes de las leyes plebiscitarias de Benavides, la inestabilidad institucional
produjo el caos de la economía –hasta hoy se recuerdan las colas- que desembocó
tres años después en el golpe y la dictadura militar de Manuel Odría, que
duraría ocho años hasta 1956.
Moraleja: hay una lección que
aprender sobre la falta de equilibrio de poderes. Su pérdida lleva al desplome
de la gobernabilidad que desemboca en el autoritarismo.
Hasta hoy es la falla en la
arquitectura institucional de nuestra democracia de baja gobernabilidad.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las
siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas,
editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo como
una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
GOBERNABILIDAD,
DEMAGOGIA, AUTORITARISMO, DEMOCRACIA
La República
El último domingo, 71 candidatos de Fuerza Popular, partido que
lidera Keiko Fujimori, lograron los votos
suficientes para adjudicarse un
escaño en el Parlamento.
Este resultado le permitirá a la agrupación naranja tener la
dirección del Legislativo a través de la presidencia de la Mesa
Directiva.
Podrán derogar normas, interpelar y censurar ministros de Estado.
Los resultados colocan como primera minoría al Frente Amplio con 20
escaños, luego estaría Peruanos
Por el Kambio con 18, Alianza Para el
Progreso con 11, Acción Popular y la Alianza Popular con cinco
parlamentarios cada uno.
El Comercio
Las
aproximaciones del conteo oficial de la Oficina Nacional de Procesos
Electorales (ONPE) parecen confirmar que el fujimorismo tendría mayoría
absoluta.
Esta
situación no se presenta desde 1995, hace 21 años. En las elecciones generales
de aquel año, Alberto Fujimori fue elegido por segunda vez presidente
de la República.
La
agrupación con la que Alberto
Fujimori se mantuvo entonces en el poder, Cambio 90 - Nueva
Mayoría, logró en aquella elección 49,30% de los votos válidos, alcanzando 67
escaños. Mayoría absoluta considerando que en esa época el Congreso de la
República tenía 120 parlamentarios en total.
La
segunda fuerza en el Congreso la conformaba Unión por el Perú (UPP), que logró
13,99% de los votos válidos; es decir, 17 escaños.
En las
elecciones generales del 2000, tras 10 años en el poder, Alberto Fujimori buscaba un nuevo
período en la presidencia. Postuló con la Alianza Electoral Perú 2000, que
logró mayoría simple con el 42,16% de votos válidos logrando 52 escaños.
En el
2001, Alejandro Toledo llegó al poder con Perú Posible. Esta agrupación obtuvo
41 escaños en el Congreso. La segunda fuerza parlamentaria fue del Partido
Aprista Peruano, que logró 28 escaños.
En el
2006, Unión por el Perú -que postuló sin éxito a Ollanta Humala a la
presidencia- logró 45 escaños. El partido de gobierno fue el Partido Aprista
Peruano, pero tuvo una menor cantidad de representantes parlamentarios:
36.
Finalmente,
en las elecciones del 2011, Gana Perú llevó a la presidencia a Ollanta Humala.
La agrupación logró 47 escaños en el Congreso, dejando a Fuerza Popular como la
segunda fuerza parlamentaria con 37 escaños.
La República
"Encargaré a la oposición las presidencias de
las comisiones de Fiscalización e Inteligencia del Congreso", afirmó Keiko
Fujimori al finalizar su intervención en el debate presidencial del Jurado
Nacional de Elecciones, el pasado 3 de abril.
Dicho compromiso fue ratificado anoche por la lideresa de Fuerza
Popular durante su primer mitin en el Rímac luego de confirmarse su pase a
segunda vuelta.
Fujimori explicó, además, que la repartición de las 24 comisiones
ordinarias del Parlamento se realizará de manera proporcional.
Debe precisarse que al obtener 71 escaños, el fujimorismo podría
acceder a la presidencia de 13 o 14 comisiones. El resto corresponde a la
oposición.
El Comercio, editorial
Los sospechosos comunes
Mientras la Oficina Nacional de Procesos
Electorales (ONPE) finaliza el conteo de votos, todas las proyecciones hacen
presagiar que más de la mitad de curules del Congreso le corresponderán a
Fuerza Popular.
Una mayoría absoluta en el Parlamento puede
–sin necesidad de lograr acuerdos con otras bancadas– aprobar leyes (incluso
leyes orgánicas), censurar y bloquear la censura de ministros, aprobar el
presupuesto general del Estado, designar al contralor general de la República y
a tres miembros del directorio del BCR, otorgar facultades legislativas al
Ejecutivo y hasta reformar la Constitución.
En caso de que Keiko Fujimori ganara las
elecciones presidenciales, tendría una gran ventaja que aseguraría que su línea
de acción y políticas públicas estén respaldadas por el Congreso. Pero la
mayoría absoluta congresal sumada a la Presidencia de la República es también
una fórmula peligrosa y conocida. La sola posibilidad de esta combinación trae
a la memoria la última vez en que un partido ostentó tal ventaja y los peligros
asociados.
No se producía este resultado electoral desde
los noventa; más precisamente, desde el año 1995, época en la que el
Legislativo actuaba completamente a designio de Alberto Fujimori. Cuando no
tuvo tal ventaja en 1990, Fujimori dio el autogolpe y consiguió la mayoría
absoluta en el Congreso Constituyente Democrático de 1993. Cuando la perdió en
el 2000, la recuperó comprando congresistas tránsfugas.
El riesgo de los poderes del Estado
aglutinados en una sola mano que se enseña en textos y aulas de derecho y
ciencia política se hizo realidad en la época del fujimorismo, que añadió a su
poder comprado a jueces, fiscales, instituciones del Estado y medios de
comunicación.
Lo anterior no quiere decir que la mayoría
legislativa que obtuvo Fuerza Popular convierta en descartable de plano su
presencia en el Ejecutivo. Es una opción válida en las constituciones del Perú
y de la mayoría de países. De hecho, un 40% de los votos válidos de la primera
vuelta apostaba por ello. Del lado opuesto de las alternativas presidenciales,
también se podría argumentar que la opción de Pedro Pablo Kuczynski como jefe
de gobierno con una mayoría parlamentaria de oposición enfrentaría serios
problemas de gobernabilidad. Ambas hipótesis dependen de cómo se comporten las
respectivas bancadas, principalmente la fujimorista ahora que es nuevamente
mayoría.
La suspicacia frente al partido naranja, sin
embargo, es comprensible por la evidencia histórica antes expuesta que combina
un mismo contexto (mayoría parlamentaria) y una misma marca
(fujimorismo).
Frente a ello, el compromiso firmado por
Keiko Fujimori hace unas semanas al final del debate presidencial es una señal
importante de conciencia del entendible temor que se ciñe sobre ella y su
partido. En él hace ofrecimientos más genéricos como el de respetar la
independencia de los poderes del Estado y algunos más concretos como encargar a
la oposición la presidencia de las comisiones de Fiscalización y de
Inteligencia del Congreso de la República. Un buen comienzo, que seguramente
requerirá ser complementado con más acciones para mostrar que no comparte el
ADN antidemocrático de su padre.
Una mesa directiva de consenso en el Congreso
o incluso la cesión de la presidencia de dicha mesa a una de las fuerzas de
oposición, la entrega de la presidencia de otras comisiones claves a otros
partidos, entre otras medidas, probablemente requieran también de su
firma.
Aun así, podría subsistir la desconfianza,
pues estas promesas podrían ser dejadas de lado una vez en el poder, pero
cuando menos servirían como una suerte de cheques políticos, que la eventual
oposición y, sobre todo, los ciudadanos puedan exhibir y enrostrar frente a
cualquier intento por desconocerlos. Después de todo, la fuerza de la protesta
e indignación pública es algo que ya ha sentido muy bien el fujimorismo y que
le fue recordado el pasado 5 de abril.
Las armas en manos de un sospechoso común
requieren más seguros que los regulares.
El Comercio
Al
revisar en detalle los resultados electorales se pueden encontrar ciertas
tendencias a lo largo del país. Este es el caso de los distritos que concentran
la mayor parte de la cartera minera de los próximos años: Verónika Mendoza,
del Frente Amplio, obtuvo la mayor cantidad de votos.
Ejemplo
de ello son los distritos de Cocachacra, en Arequipa, y Challhuahuacho, en
Apurímac, donde se ubican dos de los proyectos mineros de mayor envergadura,
Tía María y Las Bambas, respectivamente. Allí Mendoza ganó por amplia mayoría.
Mendoza
tuvo también mayoría en distritos mineros de Moquegua, Tacna, Ica, Junín y
Cusco.
En
Cajamarca ganó el presidente regional hoy preso Gregorio Santos, de Democracia
Directa, excepto en el distrito Baños del Inca, donde está ubicado Minas Conga,
proyecto de una inversión de US$4.800 millones, que permanece parado desde el
primer año de gobierno de Ollanta Humala. Keiko Fujimori fue quien ganó en esa
zona y en la mayor parte de distritos mineros de Arequipa.
Una
apresurada conclusión sería que la mayor parte de distritos mineros del país
son paradójicamente antimineros. Sin embargo, es un tema que hay que analizar
con mayor profundidad.
El
discurso de Gregorio Santos es abiertamente antiminero y antiinversión. Esto
acaso se puede ver reflejado en que, a pesar de su potencial minero y la
disponibilidad de recursos por canon, estos se han desaprovechado –del 2006 al
2011 solo se ejecutó el 15% del recurso–.
En los
últimos años la pobreza en Cajamarca se ha incrementado sustancialmente. Hoy la
mitad de su población es pobre o pobre extrema.
En el
caso de Verónika Mendoza, ha declarado en repetidas ocasiones que no está en
contra de la minería. Sin embargo ha recalcado la necesidad de identificar
potencialidades en las regiones que vayan más allá de las actividades
extractivas, como la agricultura y el turismo.
Según
expertos consultados por El Comercio, más que una identificación directa con
los planteamientos de ambas agrupaciones, los resultados electorales serían
consecuencia del trabajo realizado en los últimos años por parte de las
organizaciones cercanas a estas. Esto se puede ver en el caso de Tía María o
Espinar, en Cusco, donde los alcaldes que organizaron movilizaciones en sus
respectivas localidades pertenecían a Tierra y Dignidad, movimiento fundado por
el dirigente Marco Arana, de Frente Amplio.
Los
resultados electorales en estos distritos no implican una paralización de la
minería –según diversos analistas políticos y económicos–, pero sí que el
siguiente gobierno tendrá que tener una comunicación directa con las
comunidades para explicar los beneficios de cada proyecto.
El Comercio
El
candidato a la primera vicepresidencia por Fuerza Popular, José
Chlimper, sostuvo hoy que las
protestas organizadas
en contra de la lideresa de su partido, Keiko Fujimori, terminaron por
beneficiarla en la votación del último domingo. Añadió que esa clase de
política ya no funciona y recomendó al colectivo 'No a Keiko' y a los
antifujimoristas reflexionar.
“Este
voto democrático de la ciudadanía nos pone un reto de construir verdadera
democracia y sostenibilidad”, refirió.
Chlimper
Ackerman dijo que su agrupación tiene claro que las marchas “son legítimas” e indicó
que Ricardo Soberón, del Frente Amplio, ya adelantó que parte del trabajo
político del partido liderado por Verónika Mendoza será en las calles.
“Nosotros
tenemos que escuchar esa voz sobre todo en el sur altoandino, donde nosotros
hemos quedado segundos”, añadió.
“Cuando Keiko Fujimori ha
firmado que no usará el poder de la Presidencia para beneficiar a un familia,
ella ha encapsulado su legítimo amor y dolor por su padre en titanio y ha
puesto por encima los intereses nacionales y la gobernabilidad del país”, añadió.
Expreso
Entrevista a Alfonso Baella
¿Cuál es su impresión respecto a esta primera
vuelta de las elecciones del último domingo?
Ha
sido una primera vuelta en la que han ganado todos los peruanos y ha perdido la
facción que quería petardear este proceso. Comenzando con el candidato que fue
a llorar a Washington (Julio Guzmán) y que tuvo eco en el secretario de la OEA,
Luis Almagro, al punto de decir que estas elecciones eran “semidemocráticas”.
Las elecciones han sido absolutamente democráticas, justas y han correspondido
al sentimiento popular y a la voluntad del pueblo peruano.
–Algunos analistas sostienen que en estas
elecciones hubo una lucha por el modelo económico. ¿Es correcta esta
interpretación o es errada?
Existe
un mensaje claro de los electores y es el mensaje mayoritario del pueblo peruano
expresado libremente en las urnas, es que hay que continuar con el modelo de
desarrollo. La Constitución debe ser garante de ese modelo de desarrollo porque
las posiciones que expresamente señalaron que la Constitución debería ser
eliminada para que se escribiera una nueva Carta Magna, y entonces a partir de
eso se modificara un nuevo modelo de desarrollo económico, esas candidaturas
perdieron la elección abrumadoramente. El pueblo peruano se ha manifestado
dándole aprobación al modelo que viene siendo la característica del Perú en los
últimos 25 años.
–Sin embargo, en esta elección en Cajamarca y gran
parte del sur del Perú, a excepción de Arequipa, han decidido por la apuesta
del modelo de Verónika Mendoza. ¿Eso no significa la disconformidad con el modelo?
Yo
creo que esa lectura no corresponde a la realidad, porque lo que ocurre en el
sur del Perú es que hay demandas insatisfechas producto de falta de condiciones
para la inversión. Esas condiciones no existen en la actualidad, están dadas
por un gobierno y un aparato estatal que es absolutamente incompetente. No es
solamente por este gobierno sino por las últimas tres gestiones, por lo
menos. Es decir, un aparato estatal y un Estado absolutamente incompetente,
negligente e indolente con respecto a las necesidades básicas de la población
han hecho y hacen que ese sur del Perú se sienta por supuesto olvidado y que
clame una atención inmediata. Eso no significa que están reprobando el modelo
económico. Eso significa que lo que están pidiendo es estar a la altura de
los demás departamentos del país.
–Con respecto a la conformación del Congreso. Se
estima que Fuerza Popular obtendrá 66 escaños, es decir contará con mayoría
absoluta. ¿Cómo se analiza ello?
Aun
siendo cierta la posibilidad de que la ONPE entregue resultados que impliquen
esa mayoría absoluta de Fuerza Popular, la responsabilidad del gobierno va más
allá de su mayoría parlamentaria. Aun cuando tengan ellos todas las capacidades
que le ha dado la población para poder legislar de la manera que quieran, hay
que entender que hay un segundo mensaje en esta elección. Esto tiene que ver
con los consensos, con los diálogos y con la inclusión de los actores políticos
en general, y por lo tanto mal haría Fuerza Popular en pensar que lo que tiene
por delante es una carta blanca para hacer y deshacer como le da la gana. Sería
un error y lo que han ganado en las urnas el 10 de abril se deslegitimaría,
pero además tendría una oposición radical de la ciudadanía con lo cual harían
un gobierno que, aunque tengan mayoría, sería insostenible. El mandato de las
urnas es un mandato para conversar y para dialogar.
–Si fuera Pedro Pablo Kuczynski quien ganara, ¿qué
pasaría en ese escenario con un congreso de oposición?
Un
gobierno de PPK es insostenible e impracticable con un Parlamento que está en
manos de Fuerza Popular, pues haría imposible aplicar su gobierno. Entonces,
estamos ante una situación paradójica por la que debería buscarse un diálogo
que comience ahora mismo. Es decir, esta segunda vuelta abre una serie de
paradojas que implican conversar, porque el país necesita ponerse a trabajar de
una vez. Hemos estado cuatro años y medio paralizados y no podemos perder más
tiempo. Si equivocadamente los dos partidos que han pasado a la segunda vuelta
deciden comenzar a enfrentarse y llenar de epítetos el diálogo político,
entonces no hemos entendido el mensaje político que hemos dado los peruanos en
las urnas. Deben hacer campaña política en función de grandes de propuestas de
consenso nacional porque, sea lo que sea, en lo que venga en este nuevo
gobierno se tiene que buscar el apoyo de los demás.
–Cuando Ollanta Humala ganó la elección anterior se
dijo que se reivindicó a la izquierda. Ahora con Verónika Mendoza han
conseguido 22 curules, es decir menos que Ollanta. ¿Significa que la izquierda
se ha vuelto más débil?
Yo
creo que esta izquierda es una izquierda que tiene de varios componentes, no
podemos hablar de un partido político. Es una suma y una junta de una serie de
movimientos muy pequeños que se han agrupado todos bajo el techo de Tierra y
Libertad de Marco Arana para la candidatura de Mendoza, hay que entender eso.
No es un bloque monolítico; sin embargo, debemos entender que en general el
mapa rojo que vimos en la ONPE no es el mapa que vemos hoy día en la misma
dimensión. Lo que estamos apreciando al día de hoy es que la izquierda ha
sufrido un revés en esta elección, y el elector peruano ha dado un giro
importante a la centroderecha, y eso tiene que ser reconocido como un mensaje y
mandato del pueblo hacia los políticos. No les han dicho peléense entre
ustedes, sino vayan adelante con la voluntad popular.
–Los resultados no los han acompañado a los
expresidentes Alan García y Alejandro Toledo. ¿Se puede atribuir que ellos han
fracasado en estas elecciones?
Lo que
se tiene que decir es que en la política lo que existen son momentos de
estelaridad y momentos en lo que es mejor guardar un perfil bajo. Creo que el
mandato del pueblo este 10 de abril ha determinado que todos los gobiernos,
digamos que la reconstrucción democrática a partir de los gobiernos de
Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala ha quedado fuera prácticamente
del escenario político, con muy poca representación nacional, pero además sin
opción electoral que ellos presentaron. Por lo tanto, se está asistiendo a un
cambio generacional en el escenario de la política que tienen que entenderlo.
Se necesitan caras nuevas con ideas diferentes. No creo, sin embargo, que el
rol de estos políticos sea el que ya terminó su ciclo. Yo creo que ellos deben
ser referentes políticos de sus agrupaciones para dirigir, formar y para darles
experiencia a los jóvenes que tienen que formar. Les queda por delante la
docencia política, porque han sido mandatarios. Ollanta Humala, Alejandro
Toledo y Alan García deben dedicarse a la docencia política para formar líderes
jóvenes en sus partidos.
NARCOTERRORISMO, INTELIGENCIA, FFAA, DDHH,
USO DE LA FUERZA
El Comercio
Con los pantalones abajo
Cecilia Valenzuela
Todavía era de noche cuando la columna senderista que
atacó la víspera de las elecciones en el Vraem detuvo
a tiros al vehículo que encabezaba la caravana militar que transportaba
material electoral en las lejanías de la provincia de Huancayo, en Junín. En un
abrir y cerrar de ojos, el chofer del primero de los cuatro automóviles que
viajaban entre los pueblos de Santo Domingo de Acobamba y Matichacra fue
acribillado; y antes de que los soldados que venían detrás atinaran a disparar,
una carga explosiva hizo volar el segundo vehículo.
La célula terrorista que emboscó y asesinó a dos
civiles y nueve militares el último 9 de abril esperó a la patrulla del
Ejército que había partido en caravana, con una carga explosiva enterrada en el
camino. Eso indica que conocía el día y la hora aproximada de su
desplazamiento.
En medio de la oscuridad: la de la noche, y aquella en
la que se mueven, a tientas, a falta de información de inteligencia, los
soldados que patrullan bajo las órdenes del actual Comando Especial Vraem; los senderistas abrieron
fuego e hirieron a un teniente y a cuatro suboficiales del EP. Los soldados que
habían buscado refugio entre la maleza corrieron peor suerte, cuando los
terroristas los encontraron, los mataron y les quitaron sus armas.
En este momento, la columna senderista que atacó a
nuestras Fuerzas Armadas y que comanda el terrorista ‘Julio Pucañahui’ está
ilesa y tiene en su poder seis fusiles de largo alcance arrebatados a nuestros
soldados.
A pesar de todo el presupuesto que este gobierno ha
invertido e invierte, sin que se audite, en el Comando Especial Vraem, el 9 de abril Sendero
Luminoso cumplió con su tradición de atentar contra el Estado Peruano los días
previos a las elecciones generales y con el objetivo de quitarle armamento de
última generación al Ejército del Perú.
En esa zona de guerra se ha dejado de producir
inteligencia de alta calidad. El Comando Especial Vraem cayó
en el triunfalismo: ese mismo 9 de abril hubo otro atentado en Llochegua, en
Huanta, Ayacucho, en el que SL atacó dos Hovercraft de la Marina de Guerra que
transportaban personal, dejando herido a un suboficial de la Armada Peruana y
causando daños, alrededor de 30 impactos de bala, en la popa de uno de los
Hovercraft.
Seguridad del Estado y el Frente Policial Vraem se
han lavado las manos filtrando una nota de inteligencia que ellos entregaron al
Comando Conjunto en marzo, y en la que se abunda en generalidades: la nota
advierte de un “posible accionar violentista en las jurisdicciones del Vraem y
del Huallaga”. ¡Eso implica cinco regiones del país! Y describe las rutas de
todos los caminos que cruzan ambos valles.
Es inaceptable, los terroristas han retomado la
iniciativa, y son los que están produciendo
mejor inteligencia, precisa y predictiva, en la zona más convulsionada de
nuestro país: el terrorista ‘Pucañahui’ tenía información, conocía el
itinerario de la patrulla que atacó y ejecutó un plan porque la estaba
esperando; de lo contrario, no hubiera sabido dónde enterrar la dinamita con la
que voló en pedazos uno de sus vehículos.
LIBERTAD ECONOMICA,
GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION
El Comercio, Reuters
Datos
positivos sobre la economía
china hicieron
subir este miércoles los precios del cobre luego
que se interpretara que la demanda del mayor consumidor mundial de metales ha
dejado de enfriarse.
El
panorama hizo que hacia las 8:00 am de Lima, el cobre para entrega en tres
meses en la Bolsa de Londres ganara un 1% a 4.815 dólares la tonelada tras
la publicación de datos que mostraron que las importaciones de cobre de China
alcanzaron en marzo un récord para el mes.
El Comercio
El
economista Elmer Cuba,
miembro de la comisión política de Todos por el Perú, consideró que la candidata
presidencial de Fuerza Popular, Keiko Fujimori, “tiene todo
el poder para reiniciar el crecimiento” y “pasar a la historia”.
Cuando
Julio Guzmán fue candidato presidencial de Todos por el Perú, aseguraba que Elmer Cuba sería su ministro de Economía.
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