domingo, 9 de abril de 2017

ESTA NOCHE sábado 8 abril 2017




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MEDIA COLUMNA
“Antis” de dos clases


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Chavismo/antichavismo, correísmo/anticorreísmo, fujimorismo/antifujimorismo, uribismo/antiuribismo: he aquí la lista de los “antis” vigentes. Carlos Meléndez los está convirtiendo en objeto de estudio.

Pero los dos primeros son de un tipo y los dos segundos de otro distinto.

Los dos primeros son mutaciones del populismo, la herramienta política inventada por Getulio Vargas en el Brasil de los años 30, hace cerca de un siglo ya, quien consiguiera con ese recurso ser cinco veces presidente de ese país y acabara suicidándose misteriosamente. Su legado imperecedero a Latinoamérica fue esta receta infalible para hacerse del poder y permanecer en él con el recambio –más recientemente- del anti de ocasión que incube el regreso al original. Eso no obstante, no es una contradicción dialéctica. Es solo una estéril disputa de poder.   

Velasco Ibarra en Ecuador, quien ganara la presidencia también cinco veces, fue el discípulo más destacado de Vargas. Correa es su heredero. La frase de Velasco Ibarra acerca de que le bastaba un balcón para hacerse del poder es un ingrediente clásico de la receta. En el Perú no hubo un Getulio o un Velasco Ibarra. Quizás Haya de la Torre lo hubiera sido, de haber llegado al gobeirno. Pero el Ejército lo impidió. El populismo, por lo tanto –de derecha o de izquierda- solo podía llegar al poder con el Ejército. De allí ese engendro peruano -tan original como el fusil Máuser- de una dictadura militar de izquierda que se queda doce años en el poder.   

Lo primero que debería llamar la atención aceca de los antis, entonces, es que el conflicto que conllevan no es una contradicción que produzca un salto hacia otra cosa. Ese debería ser el indicio de que no existe en realidad contradicción alguna entre el populismo de izquierda y el de derecha. Sino que, más bien, en el paso de un populismo de izquierda a uno de derecha -o viceversa- no hay en realidad evolución alguna. Solo continuidad del mismo engendro político con un mayor o menor componente demagógico, una nueva capa de pintura apenas según la relativa abundancia o escasez de recursos. El populismo no evoluciona, entonces. No puede hacerlo. Es un lugar fuera del tiempo. Como dice el refrán francés, mientras más cambia, más es la misma cosa.    
  
¿Qué hace falta para que haya un cambio que retome un proceso de verdadera evolución política? El populismo precipita irremediablemente a un país en la crisis terminal. Lo hizo en el Perú de fines de los 80 antes de Fujimori. Lo hizo en Colombia, antes de Alvaro Uribe.

A la vuelta del siglo, no obstante, un forma de neo populismo volvería a instalarse en ambos países, en versiones que la prosperidad económica hizo posible. Con el fin de esa prosperidad, también este populismo llega a su término.  

El fujimorismo y el uribismo aún podrían significar la oportunidad de un salto. Ambos pueden encarnar el clivaje político más radical el que separa al populismo del antipopulismo: la reforma económica y política. Pero todavía hace falta que ambos propongan la reingeniería institucional que ambos países necesitan. El tiempo dirá si el fujimorismo y el uribismo están a la altura de ese desafío. Pero existe un plazo que no es indefinido para un parto exitoso.  

Ese era también el desafío para el gobierno pepekausista. Sin embargo, con una masiva reconstrucción por delante ahora, paralela al procesamiento judicial de la mega corrupción, no es ese el destino que le toca en suerte. Meléndez puede contar, en todo caso, con que no habrá en el futuro ningún antipepekausismo. No da para eso.
   


REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas, editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.



LIBERTAD ECONOMICA, GLOBALIZACION, REFORMAS, INVERSION



El Comercio
El presidente, Pedro Pablo Kuczynski, estimó para  la etapa de reconstrucción inmediata una inversión de hasta US$ 3.000 millones. “Y después, las obras para que el Perú sea un país moderno, ordenadito, etcétera, que sí van a tomar tiempo, no 15 años pero sí 5, ahí tenemos otros US$5.000 millones a US$6.000 millones”, acotó.
Dijo que una vez que paren las lluvias se hará un cálculo final sobre la reconstrucción y se hará una convocatoria a las fuerzas políticas.
Respecto a los Juegos Panamericanos 2019, pidió también pensar en que “el beneficio es mucho más que el costo”.
Ayer, el Presidente dijo que el gobierno no tiene “ninguna cifra” respecto al monto que se destinará para la reconstrucción. “No tenemos ninguna cifra para la reconstrucción porque la emergencia no ha terminado sobre todo en Piura y Tumbes”, manifestó.
En los últimos días, el ministro de Defensa, Jorge Nieto, había señalado que la reconstrucción podría costar entre US$12 mil millones y US$15 mil millones.



Peru21
Entrevista a Fernando Zavala
-¿Cómo avanza el proceso de reconstrucción?
-Hemos diferenciado tres etapas: una de respuesta rápida, una segunda de rehabilitación y lo que significa la reconstrucción. En algunas zonas como Piura seguimos en respuesta temprana que es básicamente el esfuerzo del gobierno en salvar vidas. La segunda fase, que ya hemos empezado en la mayoría de las zonas y que se prolongará por lo menos 90 días, es la rehabilitación…
-La tercera es la reconstrucción y ahí han surgido discrepancias entre los ministros de Defensa y Economía sobre el costo que demandará…
-No hay discrepancias. Todavía no tenemos una cifra final. El ministro de Economía y algunos analistas han hablado de 3 mil millones de soles; sin embargo, ese tema está por definirse, no tenemos una cifra final porque todavía el desastre no ha terminado.
-Thorne señaló que los ministros tienen un mandato que obliga a cada uno a trabajar en su propio ministerio. Dio la impresión de que criticaba la intromisión de Nieto…
-No lo vería como un conflicto. Todavía no tenemos una cifra final, la tenemos que discutir en el Conse
jo de Ministros. Cuando la tengamos la vamos a anunciar, esa va a ser la base del plan de reconstrucción que por lo menos se va a ejecutar en tres años.
(…)
-Antes de la emergencia se habló de la necesidad de un refresco ministerial, ¿se ha evaluado el tema?
A nosotros, como dice el presidente, nos gusta consolidar el trabajo que hacen los diferentes sectores. Como él también dice, no es que tenga una silla que no se puede mover, en su momento se harán los cambios si necesitamos ajustar algunos temas.
-Las críticas a algunos ministros partieron incluso del oficialismo, ¿la evaluación a los ministros es constante?
Es permanente. Yo como primer ministro con el presidente hacemos sí evaluaciones más formales cada seis meses para ver cuáles son los objetivos, qué hemos avanzado y dónde tenemos que focalizar nuestros esfuerzos.
(…)






ANTICORRUPCION,  PERSECUCIÓN, JUDICIALIZACION POLITICA



El Comerc io
Pa´ bravo y pa´ caleta, Félix
Fernando Vivas
No cuadra con la imagen del Chim Pum chalaco: no tiene la simpatía del blancón ‘mira cómo tengo calle’ de Álex Kouri; ni se sabe los trucos televisivos del más campechano Juan Sotomayor, su rival en la pelea por el legado político de Kouri.
Sin embargo, Félix Manuel Moreno Caballero es un eficaz populista a pesar de su perfil bajo y su cara de ‘yo no me ensucio los zapatos ni cargo chibolos para la cámara’. Tampoco parece especialmente dotado para su background profesional de médico: ¿Le confiarías tus más íntimas dolencias a este hombre cuya expresión te dice tan poco o nada de sí mismo? ¿Confiarías en su diagnóstico?
A pesar de todo, con Kouri preso y Sotomayor disidente (fundó su propio partido Vamos Perú), el inexpresivo Moreno, que abusa de los lentes oscuros cuando se expone al sol y a las cámaras, se ha consolidado como primera autoridad en una región donde los gestos importan mucho.
El partido regional es suyo y ya con eso doy una respuesta provisional a sus falencias de carisma: lo que le falta en personalidad le sobra en aparato. Y en ese aparato –¡gulp!– están las joyitas del Callao. No describiré yo la clave del inescrupuloso éxito de este movimiento político, sino el único ‘chalacólogo’ que conozco, José Carlos Rojas Medrano, autor de “Pa’ bravo yo. La historia exitosa de Chim Pum Callao en una democracia sin partidos” (págs. 207-232, “Anti-candidatos”, compilación de Carlos Meléndez, Planeta, 2016):
“En el Callao se ha ido configurando una especie de régimen autoritario competitivo a escala subnacional, muy parecido a lo que ocurrió en la región Áncash. La relación con los grupos criminales responde a la necesidad de mantenerse en el poder en un contexto de crecimiento económico, incremento de los presupuestos públicos regionales y municipales y el ‘boom’ inmobiliario [...] El vínculo con el crimen organizado tiene que ver con una relación pragmática y de realismo político”.
He destacado, en la cita, la relación de Chim Pum con el crimen, porque estamos ante un hombre acusado por el fiscal Hamilton Castro de negociar una coima de US$4 millones de Odebrecht para la concesión de la Costa Verde del Callao. Y si su partido tiene un largo historial de relación con las mafias locales empleando ex presidiarios en limpieza pública y serenazgo municipal; usando delincuentes como ‘chalecos’ o protección; y hasta ha sido acusado de estar asociado a redes de ‘chuponeo’ y extorsión como las que denunciaba el tristemente célebre Wilbur Castillo antes de ser asesinado; entonces hay que poner su caso en un contexto mayor de política y corrupción en el Callao.
De la politología y la dura realpolitik pasemos, entonces, a ampliar la hipótesis criminal que pesa sobre el perfil de Moreno: llegó la megaobra y la transnacional dispuesta a desviar millones de dólares para coimas. Pero, ojo, antes de iniciar el proyecto Costa Verde Tramo Callao en el 2014, Andrade Gutierrez y Queiroz Galvao ya habían sido contratadas en la gestión de Kouri para las obras de la avenida Gambetta, y, otra empresa, Convial, ya había hecho de las suyas en el escándalo del peaje de la Faucett. ¿Moreno y el aparato partidario fundado por Kouri están juntos en esto? Esperemos que eso también sea dilucidado en el proceso judicial.
—La eficiencia—
Moreno se encumbró en Chim Pum, en principio, porque respetó el escalafón y la disciplina internos. Miren esta consistencia chalaca: nació en el Callao en 1964 y estudió en el San José Maristas del Callao. Se hizo médico en la Universidad de San Martín de Porres y allí se ligó al PPC. Llegó a hacerse cargo, faltaba más, del partido en su región. Y sus primeros trabajos como médico fueron en el Hospital Naval y en el hospital San José, ambos en el Callao. En 1996, empezó su carrera política ascendente con Kouri: regidor provincial, dos veces alcalde de Carmen de la Legua (uno de los 5 distritos chalacos), alcalde provincial y, finalmente, dos veces gobernador regional.
A falta de carisma, disciplina. Y eficiencia en la gestión. Por ejemplo, como alcalde de Carmen de la Legua, obtuvo certificados de calidad ISO. Su plan de gobierno para esta gestión que debiera acabar –a menos que lo encierren como pide el fiscal Castro– en el 2018 es solvente, aunque, ciertamente, se lee con sorna en lo poco que dice sobre lucha contra la inseguridad.
Quienes conocen a Moreno repiten que es muy ‘reservado’, ‘caleta’. En su control de daños, el pico debió ser su conferencia de prensa el martes pasado, negando las acusaciones. Pues fue esquivo (dijo “no me corro” y, literalmente, se corrió de las preguntas) y contradictorio. Alzó la voz para defenderse, pero con argumentos oblicuos y débiles del tipo “he ido a Brasil como turista” (como si los tratos oscuros no pudieran urdirse aquí) o “no conozco a Barata” (como si no pudiera haber tratado con su sucesor Ricardo Boleira). El volumen era alto, pero la convicción en sí misma se percibía débil. Más dramático resultó lo accesorio: la explicación de que no vive en la calle El Bucaré, en Camacho; que allí viven sus hijos y su esposa Rosmery Segura, de la que está separado. El político ‘caleta’ pasó un mal rato.    
Su mayor omisión fue no explicar su relación con Gil Shavit, el empresario de origen israelí detenido y sindicado como su supuesto intermediario en la trama de las coimas. Su pronta liberación hace presumir que colaboró en ‘echar’ a su socio político. Pero Shavit, con su inversión en la asociación Fugaz y la ambiciosa rehabilitación cultural del Callao monumental, quizá estaría delatando que Moreno, sin salir del Callao como sí pretendieron Kouri y Sotomayor, se entusiasmó con la idea de llevar artistas y personalidades que prestigiaron al puerto. Un sueño chalaco de redención in situ, en el barracón, en el muelle coladera, en la región poco transparente. Como su gobernador.



El Comercio
En su declaración ante el fiscal anticorrupción Hamilton Castro, Gil Shavit ratificó la versión de un colaborador eficaz de la justicia brasileña, quien había señalado que Felix Moreno, presidente regional del Callao, solicitó a la empresa brasileña Odebrecht que el dinero que le correspondía recibir como coima por el proyecto Costa Verde del Callao le fuera entregado al publicista Luis Favre.
Así consta en el acta de colaboración eficaz, figura legal a la que se acogió Shavit el último miércoles y de la cual El Comercio pudo obtener detalles.
Shavit narró al representante del Ministerio Público que estuvo presente en la segunda reunión en la que Moreno y el “funcionario número 5” de Odebrecht conversaron y en la que la autoridad regional habría solicitado US$4 millones a cambio de favorecer a la empresa con el mencionado proyecto.
De acuerdo con la versión de Shavit, en esa cita Moreno pidió al representante de la constructora brasileña “que el dinero se lo entreguen a Luis Favre”.
En otra oportunidad, según confesó Shavit, buscó a Moreno para reclamarle porque Odebrecht “se estaba demorando en pagarle su 40%” de la coima.
Según la fiscalía, de los US$4 millones en coimas, US$2,4 millones habrían sido para Moreno y US$1,6 millones para Shavit por haber fungido como nexo con Odebrecht.
En otro momento, el empresario afirmó que Moreno le pidió calma y le aseguró que tenía más proyectos para él. “Si él ganaba [las elecciones] íbamos a ver juntos otras obras”, manifestó Shavit al fiscal Castro.
Según pudo conocer El Comercio, Favre no está incluido en la investigación preparatoria contra Moreno. Sin embargo, será citado como testigo más adelante vía cooperación internacional por ser un ciudadano extranjero. El argentino-brasileño también ha sido asesor del ex presidente Ollanta Humala y de la campaña por el No a la revocatoria de la ex alcaldesa de Lima Susana Villarán.
El Comercio trató de comunicarse con Luis Favre; sin embargo, hasta el cierre de esta edición no recibió respuesta.



El Comercio
Gil Shavit — el empresario israelí que confesó y confirmó que el gobernador regional del Callao Félix Moreno, recibió sobornos de parte de la empresa Odebrecht —  viene siendo amenazado de muerte.
Fuentes judiciales informaron a El Comercio que desde la mañana de hoy, Shavit viene recibiendo diversas llamadas amenazantes a través de su celular. Las llamadas que están llenas de insultos, sostienen que "debió quedarse callado".
El Ministerio Público ha iniciado los trámites con la Policía Nacional para que se le brinde protección al considerarlo un "testigo clave".
Shavit salió en libertad la noche del miércoles y está a la espera de una audiencia judicial. Negoció su libertad a cambio de declarar en contra de Moreno. Por ello, el fiscal solo pidió para Shavit comparecencia con restricciones, impedimento de salida del país y el pago de una caución.
Los documentos dan cuenta de dos depósitos de Odebrecht, por la obra en la Costa Verde, de US$350 mil y US$410 mil, a Fincastle Enterprises Ltd.(‘offshore’ de Odebrecht). Fincastle luego remitió esos montos a la empresa Cardift Internacional Ltd., en la Banca de Bahamas, cuyo beneficiario final es Gil Shavit.






GOBERNABILIDAD, DEMAGOGIA, AUTORITARISMO, DEMOCRACIA



El Comercio
El ex presidente Alberto Fujimori fue internado el viernes en la clínica Centenario Peruano Japonesa de Pueblo Libre, debido a una recaída en los males que le aquejan, confirmó a El Comercio Alejandro Aguinaga, su médico de cabecera.
“Él sufre de tres problemas: el de la columna, por el que fue hospitalizado este año y tardó bastante en recuperarse; también tiene el problema de gastritis y una leucoplasia chiquita que se va a evaluar”, indicó Aguinaga.
Precisó que Alberto Fujimori será sometido a una nueva evaluación en la columna. “En los otros dos casos, el dolor se ha venido acentuando en los últimos días”, añadió el ex congresista.
En enero pasado, Fujimori, de 78 años, fue internado a raíz de un malestar en la columna que le impedía desplazarse con normalidad. “Yo estuve con él el martes y aún tiene dificultades para desplazarse. Ya no tiene l fuerza de antes”, añadió Aguinaga.



El Comercio
La congresista de Fuerza Popular Alejandra Aramayo solicitó una reunión formal con el Consejo de la Prensa Peruana (CPP) con el fin de discutir el proyecto de ley sobre control de medios presentado por ella y su colega de bancada Úrsula Letona.
El CPP y otros organismos, tanto nacionales como internacionales, han mostrado su rechazo a la iniciativa del fujimorismo que busca impedir que sentenciados por delitos de corrupción ocupen cargos directivos en empresas periodísticas.
“Nosotros no podemos negarnos a debatir con alguien”, reveló a El Comercio el presidente del CPP, Bernardo Roca Rey, al ser consultado por la solicitud de la legisladora Aramayo.
Sin embargo, el consejo solicitará previamente a la representante de Fuerza Popular que les envíe algunos antecedentes que se tomaron como base para sustentar el mencionado proyecto, que Keiko Fujimori respaldó ayer en un mensaje compartido en Facebook.
"Le pediremos algunos ejemplos de países en los cuales funciona una legislación como esta. Nos gustaría que nos diga en qué lugar esta ha sido efectiva en la lucha contra la corrupción", sostuvo la directora ejecutiva del CPP, Kela León.
El pedido de la parlamentaria de Fuerza Popular se da a pocas horas de que León anunció que el CPP remitirá un documento al Congreso sobre el proyecto de control de medios.
"Vamos a presentarlo en los próximos días", había señalado León a Ideeleradio sobre el documento "trabajado con un grupo de abogados de diversos sectores", que sustentará la posición del Consejo de la Prensa Peruana frente a la iniciativa de Fuerza Popular.



El Comercio
La trumpización del fujimorismo
Fernando Rospigliosi
El nuevo giro conservador que ha impreso a su partido Keiko Fujimori es un viraje radical respecto a lo que ensayó desde fines del 2015, cuando en Harvard, atendiendo a la invitación de un profesor izquierdista –no fue casualidad ni el lugar ni el auspiciador– intentó proyectar una imagen más moderna, tolerante y liberal.
Al parecer, ella y su entorno inmediato han evaluado que la razón de su nueva derrota el 2016 fue ese cambio y han tornado en sentido contrario, lo cual muestra, entre otras cosas, que sus convicciones son, por decir lo menos, endebles.
Quizás una de las primeras en recomendar públicamente el cambio fue
 Diana Seminario, quien publicó un artículo inmediatamente después del triunfo de Donald Trump, en el que exhortaba directamente a la candidata derrotada a seguir ese camino: “Si Keiko Fujimori pretende tentar por tercera vez la presidencia, y ahora sí tener éxito, debería mirarse en el espejo de Estados Unidos”.
Concluía que la victoria de Trump es “un síntoma del hartazgo del ciudadano de a pie de que se le impongan ideologías ajenas a su naturaleza. [!!!] Parece que están de vuelta en un camino que muchos en el Perú se empeñan en recorrer”. Y resaltaba la eficacia de esa estrategia: “Posiciones claras y contundentes, aunque no sean populares para un sector autoproclamado moderno, rinden resultados” (“
El triunfo de los conservadores”, 14.11.16, El Comercio).
El camino fracasado –según Seminario– que muchos se empeñan en recorrer es, sin duda, una alusión a la misma Keiko Fujimori, que no solo pronunció un discurso, sino realizó algunas acciones y gestos. Por ejemplo, desembarcó de la lista parlamentaria al pastor evangélico ultraconservador Julio Rosas y a Martha Chávez. Ahora nuevamente ambos son algo así como los referentes ideológicos del fujimorismo (los dos volvieron al Congreso, Rosas con la camiseta de César Acuña y Chávez como funcionaria).
Otra señal fue incorporar como candidato a la segunda vicepresidencia al ex izquierdista y ex funcionario del gobierno de Ollanta Humala Vladimiro Huaroc. Aunque a decir verdad no aportó mucho electoralmente, menos aun después de que el organismo electoral lo desembarcó de la candidatura a la vicepresidencia y de la lista parlamentaria por violar la ley.
Por supuesto, no es claro que
 Fujimori perdió por su aggiornamiento. Algunos opinan que fue muy poco y muy tarde, y que debió profundizar el cambio para diluir el antifujimorismo, que fue quien realmente la derrotó. Pero la candidata parece creer otra cosa. Y el resultado es el que estamos viendo, la trumpización del fujimorismo. O, más precisamente, del keikismo, porque no todos los Fujimori están en esa línea.
Kenji Fujimori se ha diferenciado consistentemente de todas y cada una de las iniciativas conservadoras de su hermana, desde el encubrimiento al Sodalicio hasta el ataque al decreto legislativo que protege a las minorías (ver su artículo “Todos somos la minoría”, El Comercio, 6.4.17), pasando por el intento de restringir la libertad de prensa.
También se ha distanciado de la creciente agresividad antigubernamental de la bancada parlamentaria que conduce su hermana. La foto con Nancy Lange, la esposa del presidente
 Pedro Pablo Kuczynski, grafica el guiño al Ejecutivo.
Los embates contra
 Kenji desde el keikismo han evitado discutir los temas en disputa, usando argumentos débiles como que está siendo utilizado por los adversarios del fujimorismo. En verdad, como decía Antonio Gramsci, en política todos utilizan a todos, el asunto está en hacer uno su propio juego. Y eso es lo que está haciendo el menor de los Fujimori.
Paradójicamente, algunos conservadores apartados por
 Keiko y su entorno en su breve período liberal, ahora se ven representados por Kenji en su crítica al entorno keikista.
Los enemigos del fujimorismo dicen que no creen en
 Kenji, afirman que es solo una pose para ganar adeptos y que al final terminará mutando como su hermana y apoyándola a ella. Puede ser.
Pero el hecho es que hoy por hoy está jugando un papel significativo, socavando la indiscutida autoridad que
 Keiko pretende imponer en sus filas y desafiando abiertamente su estrategia de trumpización, proponiendo en cambio una alternativa más centrista, moderada y liberal. Si Keiko no logra silenciarlo o apartarlo rápidamente, tendrá problemas para conducir a su partido en los objetivos tácticos que se ha fijado. 



El Comercio
La derrota del anticorreismo
Carlos Meléndez
El anticorreísmo perdió las elecciones presidenciales el domingo pasado en Ecuador, en un resultado apretado que expresa la división política en ese país: una nueva ruptura geográfica (la costa con el oficialista Moreno, la sierra dividida, la Amazonía con el opositor Lasso), un quiebre al interior de Quito (el sur con Moreno, el norte con Lasso) y, sobre todo, un cisma sociológico (“los de abajo” con Moreno, las “clases medias” con Lasso). Como la mayoría de proyectos populistas, el correísmo dio al Ecuador la forma que requería para ser exitoso (conectar con los más necesitados) y para avivar la rabia (despertar la repulsión de las clases acomodadas). En política no se triunfa sin un enemigo poderoso a vencer (“banqueros”, “pelucones”). El correísmo siempre lo supo. 
Toda sociedad tiene fisuras. Cuando un proyecto político toca esas fibras nerviosas, se ha ganado –para bien o para mal– un lugar en la historia. Las últimas décadas en Ecuador registran ensayos personalistas temerarios: Abdalá Bucaram (“el loco que ama”), Lucio Gutiérrez (el coronel golpista) y Álvaro Noboa (el empresario bananero) tuvieron, en su momento, el favor de las urnas, pero no montaron sus proyectos políticos sobre los desencuentros de la sociedad ecuatoriana. Rafael Correa sí lo hizo, generando pasiones enfrentadas. El ‘boom’ del precio del petróleo le dio sostenibilidad económica a sus políticas redistributivas, tuvo la virtud de conectar simbólicamente con los marginados, combinando una prédica bolivariana con el tradicionalismo social más conservador del mundo andino. 
Asimismo, Rafael Correa también creó al anticorreísmo, esa reacción política que combina el rechazo a la prepotencia autoritaria del “déspota ilustrado” y el desprecio clasista hacia los nuevos “dueños” del país. Si bien el anticorreísmo se erige bajo banderas de reivindicaciones democráticas y exigencias de cambio en la administración de la economía –destruida por prebendas y deudas–, también reproduce elitismo y formas despectivas de dirigirse a las clases populares. Por más que Lasso ensayaba discursos conciliadores especialmente durante la campaña de la segunda vuelta, sus activistas plantearon la disputa entre el “nosotros” versus los “otros” en tono despectivo, más allá de lo político. En ese desprecio social y en su incapacidad de vencer las barreras sociales yace la derrota del anticorreísmo. Mientras tanto, el correísmo encontró en las labores de reconstrucción del terremoto de abril pasado su reconexión popular. Según lo ha demostrado el politólogo Paolo Moncagatta, sin el respaldo electoral que Moreno tuvo en Manabí (la zona afectada por el sismo), la victoria hubiera sido de Lasso

Estas divisiones políticas y sociológicas imbricadas no son excepcionales (en América Latina el clivaje argentino peronismo versus el antiperonismo es el más conocido). Pero en contextos de debilitamiento del sistema partidario parecen erigirse como estilo (contemporáneo) de hacer política. Finalmente, detrás de las divisiones fujimorismo/antifujimorismo, chavismo/antichavismo, uribismo/antiuribismo, correísmo/anti-correísmo existen ciudadanos conectados con la política en sus mentes, sus corazones y también en sus vísceras.

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