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MEDIA COLUMNA
Fake news de Virgilio
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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“Timeo danaos et dona ferentes”
Virgilio, Eneida.
El emperador Augusto encargó al poeta Virgilio escribir
la historia de Roma trazando la genealogía de su familia -la gens Julia- hasta
Troya. El mito del origen troyano de Roma no lo inventó Virgilio en la Eneida. Según
la partición del mundo antiguo, las familias romanas trazaban su pasado hasta
los troyanos en oriente o los griegos en occidente.
El mito de la gens Julia narra que a Eneas, el piadoso troyano
hijo de Venus, los dioses lo habían designado para sobrevivir a la destrucción
de Troya porque tenía un destino: fundar Roma. Virgilio narra que cuando Eneas
desciende al Hades tras atravesar las diferentes regiones del Infierno -y tal
vez esto explique por qué Dante lo elige como su guía en la Divina Comedia- conoce
allí a sus nobles ancestros troyanos y también a sus descendientes romanos
hasta el propio Augusto.
Sin embargo, anciano ya y viendo la muerte cerca,
Virgilio encargó que después de su muerte la Eneida fuera destruida, echada al
fuego. Afortunadamente, eso jamás ocurrió y el poema ha llegado hasta nosotros.
¿Por qué, no obstante, habría dado Virgilio semejante orden? Porque la narrativa
construida por él fue un invento, una mentira o, si se prefiere, una verdad posmoderna.
Fake news, en suma. El emperador Augusto le encomendó a Virgilio crearle un
linaje divinizado, inventado, trucho.
En el mundo romano los griegos solían pasar por mentirosos.
Quizás la cita más conocida de la Eneida es la que pronuncia Lacoonte ante el
Caballo de Troya: “temo a los griegos, y hacen regalos”. El “presente griego” es
la esencia de la astucia de Odiseo. En la Divina Comedia, Odiseo se halla
condenado en el Octavo Círculo, por dar astutos consejos fraudulentos.
Eneas, en cambio, es piadoso. No engaña. Virgilio aclara
que la salida de Eneas de Troya el día de su destrucción por los griegos no es
una fuga. El troyano no escapa con el consentimiento de los vencedores (como suponen
malévolamente algunos). Virgilio pone esto en boca de Eneas: “Hice méritos para
caer a manos de los dánaos (griegos) si mi sino hubiera sido que cayera". Eneas
no huye, cumple el encargo de los dioses, que es poner a salvo los genes troyanos.
Por eso lleva a su padre a cuestas y consigo a su hijo, al que los romanos
llamarán Iulio, antepasado de la gens Julia. Esa es la narrativa que Virgilio
inventó, digna del linaje de Julio César y de su sobrino, Cayo Julio César
Octaviano, el emperador Augusto.
En la Divina
Comedia Dante pone a Virgilio en el Limbo, no en en el Paraíso. No es
bautizado, no es cristiano (aunque vivió en la época de Cristo). Virgilio está
con los pecadores inocentes, con los que se sienten culpables. Quizá porque le avergonzaba
haber divinizado a Augusto en la Eneida para legitimar el poder imperial y la
pérdida de la república.
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