Donde usted
se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
MEDIA COLUMNA
Batalla en las redes
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Twitter ha eliminado la cuenta de Donald Trump.
La mitad de EEUU votó por él. Tiene 88 millones de
seguidores en su cuenta, que ha sido su principal medio de comunicación durante
su Presidencia.
El argumento de Twitter es que el presidente de EEUU incita a
la violencia. Esa es una opinión, no un
hecho.
¿Cuál es el justo medio en esta materia? Voltaire decía
"estoy en desacuerdo con tu opinion, pero daria la vida por defender tu
derecho a expresarla". Esa es la definición misma de la tolerancia, que la
vieja Europa ha aprendido con dolorosa experiencia.
Así, el comisionado de la Unión Europea Thierry Breton ha escrito en columna para la publicación Politico que “el hecho de que un CEO (alto funcionario de empresa privada) pueda apagarle el altavoz al presidente de EEUU sin contrapesos ni equilibrios (checks and balances) causa perplejidad”. La propia Angela Merkel ha expresado su malestar. Ha calificado de “problemático” el cierre de la cuenta de Trump por la empresa. Su portavoz, Steffen Seibert, ha dicho que "es posible interferir en la libertad de expresión, pero según límites definidos por el legislador y no por la decisión de la dirección de una empresa".
Twitter ha cercenado el derecho de Trump a expresar su opinión. Ha censurado a Trump en base a una opinión, la suya. Que esta sea compartida por la mitad del electorado americano que no votó por Trump solo significa que Twitter ha tomado partido en una controversia política y no le preocupa la intolerancia en que ha incurrido.
La prueba ácida es cómo impacta esto en la opinión pública.
El hecho inmediato es que las acciones de Twitter cayeron siete por ciento el
lunes perdiendo 2,500 millones de dólares. Twitter se ha equivocado a juzgar
por el rasero del inversionista que, evidentemente, piensa que para la empresa
nada bueno saldrá de esto.
Pero el peor castigo ha sido la migración masiva de las
cuentas de los seguidores de Trump a un competidor de Twitter en las redes:
Parler. Y la reacción ha sido sacar a Parler de las redes.
Esta es la marca del totalitarismo. El escenario de hoy es el
prefigurado por George Orwell en 1984,
la famosa novela escrita al final de la Segunda Guerra Mundial. Con 40 o 75
años de atraso, como se prefiera, finalmente el Gran Hermano esta aquí.
Solo que no es un Estado. El Gran Hermano es
privado. Afortunadamente, su antídoto es la competencia. Pronto aparecerá otro.
La opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor.
Usted puede reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA
tomándola de este correo o de
jorgemorelli.blogspot.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario