jueves, 24 de febrero de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 23 febrero 2022. "Una candidez pueril otra vacancia"


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MEDIA COLUMNA

Una candidez pueril 

otra vacancia


 

Jorge Morelli

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Pedro Castillo es el enemigo equivocado. El verdadero enemigo es La Habana, Caracas, el Foro de Sao Paulo, y sus agentes locales.

 

Castillo es un hombre astuto, aunque débil, a quien el enemigo maneja con la sola amenaza de apoyar la vacancia que la oposición demanda.

 

Pero nada le conviene más al enemigo que la vacancia. Es simple: si hay vacancia, la oposición aparecerá como responsable de la caída del gobierno de la izquierda 

 

Ir a nuevas elecciones en ese escenario esperando ganarlas -como piensa la oposición- es una candidez. Solo entrará en un vértigo que requerirá más vacancias hasta poner en la Presidencia a quien presida el Congreso. Eso convertirá la elmección de la próxima Mesa Directiva, en cuatro meses, en una batalla a muerte, puesto que definiría al hipotético presidente. Los peruanos verán al Congreso elegir al presidente sin que ellos tengan voz ni voto en ese circo.   

 

En un escenario como ese -así ocurrió en Bolivia-, Evo convencerá fácilmente a los aimaras de Puno, a los quechuas del Cusco, a los  chancas de Apurímac, a los huancas del Mantaro, a los chotanos de Cajamarca y hasta a los chachapoyas de Amazonas de que los blancos de Lima les han robado su gobierno. Sí, los blancos, digámoslo con franqueza y sin comillas.

 

Entonces habrá desaparecido la pugna actual entre derecha e izquierda para mostrar el abismo de la división más profunda del Perú, de raíz étnica, donde poco importa ya que Castillo sea o no un comunista o un moderado de izquierda porque simplemente tiene el mismo color de piel que la mayoría burlada. Y eso prevalecerá en las urnas.

 

Las guerras se pierden por luchar contra el enemigo equivocado. La mejor estrategia para la oposición hoy es plantear a Castillo, una y otra vez, un canje político donde el gobierno renuncia pública y definitivamente a la asamblea constituyente y la oposición renuncia a vacar la Presidencia.

 

Incluso si ambas partes fingen esa danza, el país ganará tiempo. Si la palabra de ambos es firme , en cambio, el Perú habrá ganado definitivamente al desactivar la bomba de tiempo.

 

Eso bastará para desnudar y exponer al verdadero enemigo ante los ojos de los peruanos, y le arrebatará el arma de que actualmente dispone para extorsionar al presidente.

 

Caso contrario, en cambio, que se prepare la oposición para perder nuevamente unas elecciones que tontamente asume ganadas de antemano.

 

   

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jueves, 17 de febrero de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 16 febrero 2022 "La consigna inútil"

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La consigna inútil

 

 

Jorge Morelli

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No habrá negación de confianza, ni disolución “fáctica” del Congreso, ni vacancia de la Presidencia, ni constituyente. Y tampoco habrá destitución de Castillo por acusación constitucional. Al menos no dentro de la ley. Ninguno de esos eventos puede tener lugar ya dentro de la ley.

 

La vacancia de la Presidencia es una barbarie carente de legitimidad porque no tiene debido proceso. Incluso si el Congreso aprobara una rebajita en el número de votos necesario, seguiría siendo una barbarie ilegal, porque las leyes no son retroactivas.

 

La acusación constitucional sí tiene debido proceso. Consiste en que, una vez admitida, la subcomisión respectiva tiene una semana para nombrar a los miembros del grupo que acusa, este tiene una segunda semana para efectuarla ante la subcomisión de Acusaciones, que tiene una tercera semana para debatirla. Ya van 21 días útiles, un mes real. La acusación irá enonces a la Comisión Permanente, que no tiene plazo para pronunciarse y que, de hacer suya la acusación, la elevará al Pleno del Congreso, que tampoco tiene plazo para agendarla. El debido proceso toma unos tres meses.

 

Suponiendo que el debido proceso llegue a una votación del Pleno, habrá supuesto que el fondo de la acusación haya merecido la aprobación en tres instancias: subcomisión de Acusaciones, Comisión Permanente y Pleno. En las tres se habrá tenido que probar lo que la acusación alega: la traición a la patria por las declaraciones de Castillo sobre la salida al mar para Bolivia.

 

Como esa salida sin cesión de soberanía ha sido ofrecida a Bolivia varias veces desde que lo hiciera por primera vez Alberto Fujimori en 1992, hace 30 años, sin dar lugar a acusación alguna, en esta oportunidad la acusación constitucional necesitará probar que Castillo habló de cesión de soberanía implícitamente, ya que explícitamente no lo hizo. Pienso que eso va a resultar imposible de probar.  

 

La oposición necesita cambiar de estrategia respecto del gobierno de Castillo. Ha ganado la batalla contra la disolución “fáctica” del Congreso, que ya es inviable dentro de la ley; ha ganado también la batalla contra la asamblea constituyente, que ya es imposible dentro del orden constitucional; y ha tumbado a dos gabinetes, uno comunista y otro caviar.

 

Hay que saber cuándo parar. Destituir al presidente sin pruebas es una barbarie ilegal más. Y nadie sabe ya qué puede resultar esta vez del vacío de poder de otra decapitación presidencial en la guillotina del Congreso, porque la conspiración del eje La Habana-Caracas-La Paz contra el Perú es real y está a un paso.

 

Pero eso no quiere decir que el pueblo peruano esté de acuerdo con derrocar a un gobierno de manera ilegal, aun si ha perdido su legitimidad. Por eso la consigna de la oposición de sacar a Castillo de cualquier manera no es solo equivocada, es inútil.

 

   

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jueves, 10 de febrero de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 9 febrero 2022 "La salida está delante, pero no la vemos"

 


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La salida está delante,

pero no la vemos

 

 

Jorge Morelli

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No va a haber negación de confianza, ni disolución “fáctica” del Congreso, ni vacancia de la Presidencia, ni constituyente. Ninguna de esas cosas puede ya ocurrir dentro de la ley, cuando menos. En adelante, el único modo de que esos eventos podrían tener lugar es fuera de la Constitución, del Estado de Derecho y de la democracia.

 

En lo inmediato, tampoco habrá ya gabinete cerronista, ni caviar. Ambos tuvieron su oportunidad: los primeros con Guido puka, los segundos con Mirtha. Ambos fracasaron. Castillo ha decidido que es su turno y ha puesto a sus paisanos, los únicos en quienes confía, en Interior y Defensa -Policia y FFAA-, donde caviares y cerronistas venían disputándose el monopolio de la fuerza. Ahora lo tiene Castillo.

 

En la economía, respecto de la cual afortunadamente a la izquierda ya no le quedan doctrinas, Castillo ha puesto a un tecnócrata del MEF, y a un constitucionalista en la Cancillería para apaciguar el frente externo.

 

Sin embargo, el tema crucial del Perú hoy es el de las comunidades y las minas. Las Bambas, que se halla en Apurímac, sigue bloqueada por comunidades del Cusco, lo que está causando, con razón, creciente irritación del gobierno regional de Apurímac. Aquí están involucrados Energía y Minas y Ambiente. En el primero, Castillo había puesto a una abogada cuya posición sobre la inversión minera, sin embargo, no se pudo conocer aes de que fuera cambiada. En Ambiente, en cambio, había colocado a un radical antiminero que se proponía bloquear la inversión en recursos naturales y expulsar del Perú a las empresas extranjeras, comenzando por Repsol, aunque el país se quedara sin inversión y sin combustible. Ambos no van más. En Ambiente se halla ahora por primer a vez un respetado miembro de la comunidad científica. Es de esperar que se resuelva ahora la guerra que, luego de años, no ha logra aún
decidir entre Ambiente y Energía y Minas quién es Napoleón y quién es Josefina.

 

La paradoja es que el enfrentamiento entre las comunidades y las minas, el problema  crucial del Perú de hoy, es un falso problema. La solución es consolidar una verdadera propiedad del suelo y formalizarla para convertir ese inmenso activo en capital y negociar esas acciones en las bolsas de Nueva York, Shanghai, Londres o Toronto. Es lo que ha propuesto De Soto al Perú y al mundo. Es el silencioso clamor de los humildes del planeta.Pero es una propuesta capaz de contentar a todos, sin excepción: comunidades y empresas, derecha e izquierda, caviares y camaradas. Porque ataca el problema en la raíz para liberar al árbol hasta sus hojas. Si esa propuesta es aplicada hoy y tiene éxito, el Perú saldrá adelante.

 

Para ese fin, la constituyente no solo es innecesaria, sino contraproducente. Las asustadizas aves de la inversión no volverán al Perú mientras ese espantapájaros siga allí. Despejar esa tonta amenaza permitirá, por el contrario, Delaney nosotros mismos -como un país soberano e independiente, y no con parásitos advenedizos de por medio- nuestros recursos naturales con China, Rusia, Estados Unidos o Europa, las grandes potencias globales que los requieren para la economía del siglo XXI.

 

La salida está delante de nosotros, pero no la vemos. 

 

 

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viernes, 4 de febrero de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 2 febrero 2022. "Por qué fracasan la izquierda y la derecha"

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Por qué fracasan la

izquierda y la derecha

 

 

Jorge Morelli

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No habrá ni disolución del Congreso, ni vacancia de la Presidencia, ni asamblea constituyente.

Tampoco habrá gabinete de camaradas, ahora que la caviarada ha fracasado en el premierato.

Pero la izquierda seguirá fracasando en el gobierno, porque hay una brecha enorme entre su composición de lugar y la realidad. Lo que caviares y camaradas necesitan es madurar, refundar la izquierda peruana. Pero no de arriba hacia abajo, desde prejuicios doctrinarios, sino de abajo hacia arriba, mirando la realidad en primer lugar, como José Carlos Mariátegui y José María Arguedas, desnaturalizados más tarde por demagogos que se apropiaron de la izquierda.

No obstante, madurar es lo que necesita también la otra orilla.

Veamos. ¿Por qué han fracasado Macri en la Argentina, Piñera en Chile, y están cerca de hacerlo Duque en Colombia y Bolsonaro en Brasil?6

¿Y por qué fracasa la izquierda nuevamente con los Fernández en Argentina, y va a hacerlo en Brasil de nuevo con Lula (que volverá al gobierno), o probablemente en Chile, con Boric?

Mención aparte merecen Venezuela, que no es una democracia, y el Perú, que es el laboratorio de ensayo-error más desaforado de todo América del Sur. Acá han fracasado en los últimos 20 años o lo están haciendo Castillo, Sagasti, Vizcarra, Kuczynsky, el segundo alanismo, y Toledo. Alguno en grados, los demás estruendosamente. Pero también antes de ellos, por omisión Fernando Belaunde, y estrepitosamente el primer alanismo, todos por mala lectura de la realidad, de izquierda o de derecha.

Desde luego, cada experiencia fallida tuvo o tiene sus propias circunstancias particulares, únicas e irrepetibles, pero también tienen todas ellas al menos un factor en común. Pienso que la derecha o la izquierda llegan al gobierno, pero no al poder, porque las nuestras, en Sudamérica, son democracias de baja gobernabilidad incapaces, por eso mismo, de resolver los problemas del pueblo.

Fujimori es el único del que se puede decir que no fracasó en el Perú. Pero fue porque, cuando se vio amenazado por la vacancia y sitiado entre una economía en escombros y la insanía terrorista, replanteó las reglas del juego de la gobernabilidad. Solo entonces pudo gobernar, parar en seco la hiperinflación, derrotar al terrorismo senderista, y volver al orden constitucional en menos de un año. Lo anunció en Las Bahamas en mayo de 1992 y el nuevo parlamento se instaló el 30 de diciembre, ocho meses después. Pero no fue el 5 de abril lo que hizo posible la gobernabilidad, fue la Constitución de 1993 lo que la hizo posible, y permitió al Perú un crecimiento que le ha tomado a la demagogia de izquierda 30 años derribar.

No basta romper huevos para hacer tortillas. La prueba de que no fue el 5 de abril lo que logró la gobernabilidad es que cuando Vizcarra intentó su propio “5 de abril” disolviendo inconstitucionalmente el Congreso el 30 de setiembre de 2019, la decisión condujo, un año despúes, a la vacancia de su propia Presidencia el 9 de noviembre de 2020.  

El desafío hoy es construir la gobernabilidad de abajo hacia arriba, prestando atención primero a lo que existe en la realidad, la necesidad del pueblo de acceder a una verdadera propiedad formal de la tierra y al capital.

Y añadir en nuestro caso, esta vez, un indispensable rediseño del balance entre los poderes del Estado en el capítulo político de la Constitución del 93. No basta la separación de poderes, debe haber equilibrio entre ellos. Y no lo habido nunca en el Perú desde la fundación de la República.

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