ESTA NOCHE,
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MEDIA COLUMNA
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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El gobierno proclama
que ha transferido a las regiones cinco veces más dinero del que pidieron. El
presidente Vizcarra precisa que, en la primera reunión que tuvieron las
regiones con el gobierno, ellas pidieron 1,250 millones de soles y el gobierno
les ha entregado 6,300.
El Presidente añade con
orgullo que esta decisión se debe a la “mirada descentralista” de su gestión.
Esa "mirada", sin embargo, es producto de la ideología. No nace de una estimación seria de las probabilidades en la mente de un ingeniero, sino de una apuesta de fe política nacida de la desesperación.
Esa "mirada", sin embargo, es producto de la ideología. No nace de una estimación seria de las probabilidades en la mente de un ingeniero, sino de una apuesta de fe política nacida de la desesperación.
Las regiones tienen un
récord de ejecución del gasto similar al del gobierno central, que no suele alcanzar
las tres cuartas partes de lo presupuestado. ¿Cómo puede el gobierno creer que las
regiones van a ejecutar cinco veces más de la noche a la mañana?
Semejante suposición
solo puede ser producto de una premisa ideológica: que el cuello de botella del
desarrollo del país nace de la deliberada limitación de las partidas que el
gobierno central transfiere al interior, cuyas potencialidades están maniatadas
por una torpe decisión política fundada en intereses económicos.
La experiencia
histórica desmiente esa suposición, categóricamente. ¿Cómo cree el gobierno, si
no, que se originó la mega corrupción en las regiones -recuérdese Ancash- cuando
se transfirió a las regiones de un año a otro la enorme mayor parte del
presupuesto durante el segundo gobierno de Alan García?
El motivo entonces fue el miedo y el
motivo hoy sigue siendo el miedo. El temor en aquel entonces a que la economía
se parara por el colapso de la burbuja global de 2008. El miedo, hoy, a que se responsabilice
al gobierno de ser incapaz de destrabar lo que el gobierno anterior no pudo
destrabar. Su “mirada” es tan corta de vista que no alcanza más allá del
gobierno anterior.
El hecho es que una entidad -ya sea pública o privada- tiene una determinada capacidad de absorción y ejecución de inversión, y eso no se improvisa. Si se sobrepasa ese límite, habrá corrupción o malas inversiones o ambas.
De la “mirada descentralista” no va a salir lo que el gobierno espera. Desgraciadamente, la regionalización de Toledo y García es una descentralización fallida. Siempre lo fue. Este gobierno pareció proponerse al principio una reforma seria de la descentralización, que supone recuperar el equlibrio interno del poder Ejecutivo entre los tres niveles de gobierno: local, regional y nacional.
El hecho es que una entidad -ya sea pública o privada- tiene una determinada capacidad de absorción y ejecución de inversión, y eso no se improvisa. Si se sobrepasa ese límite, habrá corrupción o malas inversiones o ambas.
De la “mirada descentralista” no va a salir lo que el gobierno espera. Desgraciadamente, la regionalización de Toledo y García es una descentralización fallida. Siempre lo fue. Este gobierno pareció proponerse al principio una reforma seria de la descentralización, que supone recuperar el equlibrio interno del poder Ejecutivo entre los tres niveles de gobierno: local, regional y nacional.
Esa idea, si acaso la
hubo, quedó enterrada en la primera reunión con las regiones. La transferencia
masiva a las regiones de recursos cinco veces mayores a los solicitados por ellas
prueba que el gobierno tiró esa reforma al tacho y apuesta ahora por un
milagro. A la luz de la experiencia, no es ya un acto de ingenuidad sino de
negligencia.
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