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MEDIA
COLUMNA
Comprando una paz
falsa con
dinero
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Es tal la confusión generada
por el Estado en Las Bambas que el titular de una agencia de noticias de primer
orden mundial resume la situación así: “Gobierno peruano ofrece anular estado
de emergencia a cambio de diálogo”. El gobierno está dando la impresión de claudicar
ante el chantaje.
Y está ahora, además, a
punto de caer en una trampa. Gregorio Rojas, presidente hasta hoy de la
comunidad de Fuerabamba, acepta
dialogar luego de ser liberado, pero Edison Vargas, vicepresidente de la
comunidad, desconoce desde allá el diálogo de Rojas en Lima y dice que lo que él
decida no será acatado, pues debe “validarse” con los comuneros. Añadió, por si
acaso, que cuenta con 54 comunidades en su apoyo y se ha reunido con los
“frentes de defensa” de Andahuaylas y Abancay.
Lo que va a suceder es evidente: Rojas va a dar marcha atrás o va a ser desplazado de la
dirigencia por Vargas para que el bloqueo continúe.
Hay un objetivo político
detrás de todo esto, y no una mera reivindicación de intereses locales.
Pero el gobierno ya aceptó pagar
a otras 38 comunidades por los terrenos que atraviesa la carretera que saca la producción de Las Bambas. Lo anunció
el ministro Edmer Trujillo, quien dijo que además el gobierno pagará también a
otros 53 propietarios. Adelantó que el gobierno ya pagó a dos comunidades -Pomamarca y
Choquecantío- 16 millones de
soles por 46 kilómetros, de un total de 324. Y reveló que el monto total
llegará a los 350 millones de soles.
Considérese el siguiente
testimonio anónimo sobre lo ocurrido en la zona con la bonanza traída por Las
Bambas.
“Yo trabajé en los inicios de la minera cuando apenas ponían
sus primeros campamentos, y diré la cruda realidad. En un pueblo tradicional
sin servicios de gas, luz, agua potable, vivían personas de trajes
tradicionales en casas de barro con techo de paja y cerco de piedra. Al llegar
la minera y proponerles un monto por sus tierras, y beneficios como escuela, hospital
y carretera e indemnización para cada familia, ¿qué fue lo que pasó? Se dejaron
convencer por sumas de dinero y, a los meses, las casas tenían delante de su
cerco de piedra una camioneta del año para el padre, otra para el hijo, y así para
cada jefe de familia. Algunos se casaron de la noche a la mañana para tener “familia”.
Y hay que imaginarse al anciano padre con traje típico y ojotas bajando con
dificultad de una camioneta del año con celular de última generación. Hablamos
del 2012, de jóvenes llegando con autos deportivos a la cancha de fútbol del
colegio, convertida en parqueo. Era increíble verlos andar presumiendo de su
dinero. Al pasar el tiempo, las necesidades aumentaron. La gente compró
propiedades en el Cusco, construyó hoteles en Chalhuahuacho. Y reubicaron a las
familias en el nuevo pueblo de Fuerabamba, en casas con electricidad y agua caliente.
Y fueron abandonando los pastos y los animales, y no dijeron nada cuando vieron
destruirse los pastizales y humedales. Hay que dejar de ser ciegos y ver solo una
parte de la verdad”.
Esto que ocurrió era perfectamente previsible. Y el gobierno quiere
pagar ahora 350 millones de soles más para multiplicar este penoso espectáculo
en toda la región. Esto, en lugar de invertir los 350 millones en financiar un
plan masivo de siembra de agua y de bosque, contratando a los comuneros pagándoles
bien para que lo hagan y puedan así proveer de agua y de bosque a las
generaciones venideras de la región, y sentirse legítimamente orgullosos de
ello ante sus hijos y nietos.
El hombre necesita la dignidad del fruto de su trabajo
realizado, no vive sin sentido ni significado, comprado por dinero. Pronto
nacerá de nuevo la llama de la revuelta.
“Lo que el Estado hace es comprar los terrenos. Se pueden dar las dos figuras: expropiarlos o comprarlos, dependiendo
del nivel de trato”, ha señalado el Ministro en una velada y patética advertencia.
El Estado compra una paz falsa con dinero.
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