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MEDIA COLUMNA
El Mago
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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Donald Trump ha hecho al fin el mayor acto de magia
de su carrera. En el G7 de Canadá se sacó del sombrero un conejo asombroso.
Luego de meses de confrontaciones con China, con
Europa y hasta con sus vecinos de Norteamerica por su férrea decisión de
aplicarles aranceles, lo que le ha ganado la etiqueta de defensor del
proteccionismo y puesto al mundo al borde de la mayor guerra comercial de l h
istoria, Trump ha sorprendido a todos al proponer eliminar todo tipo de
aranceles entre los miembros del G7.
Es de imaginar las caras de estupefacción que esto
debe haber producido entre los presentes en la Cumbre del G7. Para íntimo
regocijo del Mago, se han quedado todos con la boca abierta.
Antes de eso, además, el mago ya se había sacado
otro conejo de la chistera. No bien llegó a Canadá propuso también que Rusia
regrese al G7. Los miembros del G7, por el tamaño de su PBI, son EEUU, Japón,
Alemania, Francia, el Reino Unido, Italia y Canadá. Como puede verse, China no
es miembro del G7, a pesar de ser la segunda economía del mundo. Y Trump no ha
propuesto invitarla.
Lo verdaderamente extraordinario de la propuesta de
Trump es que tiene otra cara. No sólo propone elminar todos los aranceles, sino
eliminar igualmente todos los subsidios estatales a las actividades
productivas. China subsidia su producción de muchas maneras escondidas. Tal vez
Trump se propone aislarla, y que la presión de las mayores economías del mundo
consiga que China renuncie voluntariamente a esos subsidios.
Son conocidos también los masivos subsidios
agrícolas de EEUU al trigo, de Europa a la leche y de Japón al arroz, que han
distorsionado por décadas el mercado mundial de alimentos solo para sostener
contra viento y marea un modo de vida rural ya desaparecido y, con ello, un electorado
cautivo con que prevalecer en la arena política mediante un clientelisimo
disfrazado de política pública.
Lo que Trump está proponiendo, entonces, es nada
menos que una revolución, que pasa por un cambio del paradigma vigente desde la
Segunda Guerra Mundial y que involucraría la renuncia de las mayores economías
del planeta a sus respectivas políticas de seguridad alimentaria, una de las
peores herencias del siglo XX.
Y no se trata solo de subsidios agrícolas. Incluye
todos los subsidios, también a la industria y en general a toda forma
disfrazada de abaratar las exportaciones artificialmente.
Un importante think tank berlinés, horas antes del
comienzo de la Cumbre del G7, hizo pública la misma propuesta: eliminar los
subsidios en todas las economías industrializadas. Y junto con eso propuso
también la otra mitad de la misma moneda: la apertura de mercados en las economías emergentes.
Si ambas cosas fueran posibles, otra sería la
economía global. Los intereses masivos en torno a los subsidios no serán
fáciles de vencer. Pero, como dice el maestro zen, ya veremos. Nada es
imposible cuando hay decisión política. Y ahora la libertad económica tiene de
su lado al más insólto de todo los aliados: el presidente de Estados Unidos,
Donald Trump, alias El Mago.
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