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El anti mensaje
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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En el segundo Mensaje de 28 de Julio de Pedro Pablo Kuczynski, no es que
el paquete de medidas para la reactivación esté mal, sino que es insuficiente
para la esperanza que el país pedía. Su problema es que es poco ambicioso. No porque
sea fácil ejecutar esas medidas, sino que le falta visión y no se atreve a ir
más allá de lo inmediato, que es lo que cree realista.
¿Cómo vamos a reactivar? Habla de inversión recuperando la confianza
privada para pasar de 32 mil a 60 mil millones de soles en minería e
hidrocarburos, de Quellaveco, Corani y Michiquilla por valor de 10 mil millones
de dólares.Y habla también del destrabe ya logrado del Aeropuerto de Lima y de
la Linea 2 del Metro, e insiste en el Gasoducto y Chinchero, todos
mega proyectos con el Estado. Y también luego de multiplicar la inversión
pública con 25 mil millones de soles en infraestructura y un masivo programa de agua y desague. Dice que con
todo eso espera crecer 4% en 2018.
Pero el Estado representa solo una quinta parte de la economía. Por
muchos esfuerzos que haga, no decide el crecimiento con inversión pública. Lo
decide la inversión privada. Respecto de eso, el Estado no es la solución, es
el problema. Pero el Mensaje no asume eso realmente
como premisa. Su diagnóstico yerra y su remedio se queda corto. No mira más
allá, hacia el siglo XXI. Hacia una nueva estrategia para el crecimiento que
genere millones de empleos, no miles; que duplique el PBI en una década y no se
resigne a crecer cuatro por ciento en lugar de dos.
Los cambios en el Gabinete son neutros en lo técnico y provocadores en
lo político. Luego del incidente de las procuradoras, la presencia en el
Consejo de Ministros de una conspicua funcionaria del caso Chinchero pone a
prueba nuevamente el recién estrenado diálogo de la oposición con el gobierno.
A nadie se le oculta, finalmente, que la omisión flagrante en el Mensaje
es el indulto Alberto Fujmori. No es que sea solo una decepción, sino que es un
despropósito político.
Porque Alberto Fujimori hoy es un activo y no un pasivo político. Porque
cada día que el ex presidente pasa en la cárcel, pesa cada vez más para dos de
cada tres peruanos. Porque hasta los más enconados enemigos de la libertad de
Alberto Fujimori aceptan ya que esto ocurrirá. Porque si, como se decía,
existió alguna vez objeción de la ministra de Justicia, por las razones que
fuere ésta ha cesado. Y cuánto antes mejor, porque mientras el ex presidente
más querido por el pueblo peruano continúe preso, el peligro de que pudiera
sobrevenirle algo irremediable pende como una Espada de Damocles sobre la
cabeza de Pedro Pablo Kuczynski y el destino de su gobierno.
Incluso desde el punto de vista de lo que fríamente le conviene, el
gobierno gana mucho más de lo que arriesga. De modo que, considerando todo lo
anterior, resulta difícil entender qué es lo que Pedro Pablo Kuczynski puede estar
esperando como no sea reunir la fuerza de voluntad para dar el paso que el Perú
espera.
Qué puede pesar políticamente más que la gratitud de un pueblo. En
ausencia de este anuncio, en cambio, el resto del Mensaje Presidencial de 28 de julio empalidece. Este es en cierto modo entonces el anti mensaje. Porque la mano no se
halla hasta hoy donde está la palabra, la viabilidad de la reactivación está en
suspenso por falta del puente que la asegure.