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MEDIA
COLUMNA
El autoengaño
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
En el diálogo de Las Bambas ya no está el premier, Salvador
del Solar, quien ahora está pactando acuerdos con comunidades amazónicas que
amenazan con interrumpir el Oleoducto Nor Peruano.
En Las Bambas participan ahora 38 dirigentes de Cotabambas, por
el gobierno el ministro de Justicia y el viceministro de Gobernanza de la PCM, por
el Poder Judicial el jefe de Control Interno de la Magistratura y un juez
superior, y por el Legislativo un congresista de Apurímac de las filas de izquierda
de Verónika Mendoza.
El diálogo versa ahora sobre la anulación de las denuncias
contra 500 detenidos, puesta como condición por el dirigente de Fuerabamba,
Gregorio Rojas, para no retomar el bloqueo. El gobierno se compromete a
gestionar ante el Ministerio Público el archivamiento de las denuncias de menos importancia. Control
Interno de la Magistratura designaría ahora un equipo de jueces para investigar cada caso en el
plazo de dos semanas. El congresista habría ofrecido, por su parte, un
proyecto de Ley de Amnistía en
el plazo de una semana. No parecen plazos factibles. El acuerdo del pasado 11 de abril firmado por el premier
Del Solar incluía, obstante, el compromiso de anular las denuncias incluso contra
los acusados de extorsionar a la empresa minera de Las Bambas. Ahora las partes
estarían aceptando tácitamente que eso no va a ocurrir. Este es el gran
progreso.
En el otro diálogo, mientras tanto, el de las
comunidades amazónicas de los ríos Pastaza, Tigre, Corrientes y Marañón, el Premier y el
ministro de Energía y Minas asumen el compromiso de crear una “comisión mixta” que
monitoree el cumplimiento de compromisos anteriores. Y que elabore también un plan
para el “cierre de brechas” (es el newspeak) en la Amazonía.
Es un plan con “ejes” (de
nuevo el newspeak) en salud, educación, agua y saneamiento, energía,
conectividad y comunicación, seguridad alimentaria y proyectos productivos. En
la comisión están, en este caso, representantes de las comunidades, del gobierno
regional, de las municipalidades provinciales y distritales, y de los
ministerios del Ambiente, Cultura, Salud, Educación, Inclusión Social,
Justicia, Vivienda, Transportes y Comunicaciones, Mujer, Produce, Agricultura,
Economía,y las empresas Petroperú y Perupetro. O sea, es el mar y todos sus
pescados.
El Estado peruano –hay que decirlo en voz
alta- sencillamente no es capaz de cumplir todo eso y, en los hechos, el
mensaje es que se puede bloquear una carretera o un oleoducto impunemente para
obligar al Premier a escuchar. Y eso es todo. Ninguno de los dos diálogos, por
lo tanto, parece estar yendo a buen puerto con acuerdos ejecutables y duraderos
que aborden el tema de fondo: la garantía de los derechos de propiedad de la
tierra.
Es un autoengaño, uno que ambas partes fingen
para sus respectivos fines políticos. Según se mire, es una manera de ganar
tiempo y de perderlo al mismo tiempo.
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