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domingo, 2 de enero de 2022

MEDIA COLUMNA domingo 2 enero 2022 "El enemigo de mi enemigo"

 


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MEDIA COLUMNA

El enemigo de 

mi enemigo 

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

Repito que, de los tres actores en el escenario político -el cerronismo, la caviarada y la oposición-, ninguno tiene posibilidad de ganar si no se alía con otro para derrotar al tercero.   

 

Con rara lucidez, Vladimir Cerrón ha sido el primero en mover su reina en le tablero de ajedrez. En reciente artículo que circula en las redes anuncia que su pacto es con la caviarada contra la oposición.

 

No con toda la caviarada, desde luego, sino solo parte de ella. Y lanza también anzuelos a sectores “progre” de la oposición, a los que generosamente incluye en su dream team ministerial. Solo pone como condición que sean desterrados del entorno presidencial los sobrinos, los chotanos y los sindicalistas, que generan desorden infantil con sus excesos. Este Vladimir tiene claro su “qué hacer”, y no carece de sentido del humor.

 

Solo que la caviarada, al parecer, prefiere comerse el sapo de pactar con la oposición con tal de sacar al cerronismo del gobierno (o por lo menos del gabinete). La izquierda ha traído al gobierno su endémico divisionismo y el cisma es hoy entre caviares y cerronistas. No se trata de diferencias dogmáticas sino de un mero conflicto de poder. La ridícula discusión de hoy sobre si el ministro de Educación es o no parte de la “cuota caviar” en el gabinete revela que ninguno va a ceder una silla. El cerronismo pareció creer que tomaría el poder, y ahora podría incluso resultar perdiendo más sillas en el próximo gabinete, que es inminente.

 

De nada sirve el cisma de la izquierda, sin embargo, si el juego de la oposición es tan limitado que no es capaz de aliarse con ninguno de los dos para derrotar al otro.

 

La oposición no parece entender que el escenario que pisa es un tablero de ajedrez y no una cruzada santa donde los templarios no saben si están sitiados o son los que asedian el castillo. La oposición no distingue entre sus dos enemigos. Para ella son todos rojos y la misma cosa. Esa es su debilidad, no su fortaleza.

 

Vistos de cerca, ninguno de los tres actores es sólido. Hablamos de cerronismo, y no del partido gobierno, porque la parte de la bancada de Perú Libre que es cerronista hoy parece dispuesta a volver con Castillo a cambio de sillas en el gabinete. Hablamos de una caviarada enemiga del cerronismo a pesar de que parte de ella está dispuesta a compartir incluso, si no hay remedio, la misma incómoda silla en el gabinete.

 

Pero, sobre todo, hablamos de la oposición y no de un movimiento político fuerte, porque no es capaz de presentar hasta hoy una propuesta de reforma política y económica, ni parece tener otra argamasa u otra estrategia que el miedo al comunismo.

 

Eso no basta. Hace falta una visión que realmente deslumbre al Perú, incluso a la izquierda. Pero la oposición no la tendrá mientras no acoja la propuesta que ha hecho Hernando de Soto al Perú y al mundo de consolidar la propiedad de la tierra para resolver con equidad el falso conflicto entre comunidades y minas, mientras no denuncie sin miedo el mercantilismo corrupto que pone al Estado al servicio de intereses privados. Confesional como es, la oposición debería saber que no hay perdón sin acto de conciencia, ni exento de autocrítica, ni carente de propósito de enmienda.  

 

            

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