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MEDIA
COLUMNA
La decisión de la vida
de Martín Vizcarra
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Martín Vizcarra ha vuelto a asegurar que no irá a la
reelección el 2021.
Esta vez lo ha dicho a los portavoces de las bancadas del
Congreso y ha ido más lejos: ha pedido que se ponga explícitamente en el
paquete de leyes de la reforma política que la reelección en la Presidencia de
la República no le está permitida al vicepresidente que asume el cargo, como es
su caso.
A la clase política no le bastará la nueva aseveración
presidencial para disipar la duda. La dejará pasar, en su ejercicio profesional
usual del descreimiento. Pero debería pensarlo dos veces. Porque abstenerse de
la reelección es lo que más le conviene no solo al país sino al futuro político
de Vizcarra.
Si lo intentara, seguramente hallaría media docena de
constitucionalistas que avalarían la interpretación auténtica que se lo
permita. Nunca escasean los sofistas. Naturalmente, también habría otra media
docena que diría lo contrario.
Si ganara la reelección bajo esas premisas esa ilegitimidad
de origen haría la gobernabilidad –de por sí baja en nuestra democracia- del
todo imposible durante el quinquenio. Al resignarse a no intentarlo incluso el
que no quiera reconocerle vocación democrática tendrá que admitir que Vizcarra da
muestras de sensatez política.
Pero la buena noticia es para el Perú. Porque la decisión
política que hoy toma Vizcarra le deja las manos libres para dedicar los dos
años que le quedan a las reformas que el Perú necesita. Las que hagan posibles
la gobernabilidad democrática, la libertad de la economía y la igualdad de
oportunidades.
Se plasman en cosas concretas: la revolución de la educación,
una política pública para el libre contrato entre comunidades y minas y entre
trabajadores y empleadores, y en la reforma política con bicameralidad para dar
el salto desde nuestra democracia de baja gobernabilidad a una con equilibrio
de poderes.
Libre de la presión de la demagogia al no tener que pensar en
lo que convenga a una campaña política, Vizcarra está en posición de hacerle un
inmenso servicio al Perú invirtiendo su capital poltico en la reforma. Si tiene
éxito, el pueblo peruano tendrá con él una deuda de gratitud y esa será una
cosecha que Vizcarra tendrá el legítimo derecho de recoger.
De lo contrario, en cambio, si usa los dos años que aún tiene
por delante en sobrevivir sin liderazgo ni iniciativa, solo verá menguar
tristemente lo que queda de su popularidad sin ningún propósito, como viene
ocurriendo, hasta despedirse un día para nunca más volver.
Martín Vizcarra está ante la decisión política más importante
de su vida.
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