ESTA NOCHE,
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MEDIA
COLUMNA
La ley de
Úrsula
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Ursula Letona ha
aprendido que la política es el arte de lo posible. Hoy está haciendo el
aprendizaje de la humildad.
Ha presentado un gran
proyecto de modificación constitucional. El primero verdaderamente grande de su
carrera, que hoy recién empieza. Ya es mejor congresista de lo que ha sido.
El proyecto toma por las astas un toro que nadie se ha atrevido a capear. El de la reforma laboral en su aspecto más filoso: que la reposición en el puesto no es la forma racional de compensar el despido, sino la indemnización justa, pactada libremente entre las partes.
El proyecto toma por las astas un toro que nadie se ha atrevido a capear. El de la reforma laboral en su aspecto más filoso: que la reposición en el puesto no es la forma racional de compensar el despido, sino la indemnización justa, pactada libremente entre las partes.
Presentar este proyecto es una decisión politica que revela un gran valor personal. Lo más extraordinario, sin embargo, es su argumento práctico.
No hay reelección, dice.
Por lo tanto, no existe capital político qué arriesgar. O, más bien, por
qué no arriesgar por el país el capital que pueda quedar luego del naufragio.
Es algo de un pragmatismo digno de estos tiempos en que el resultado es lo que
vale, no importa la legitimidad del motivo.
Viéndolo bien, es incluso asombroso. Quién diría que lo que el gobierno no se atreve a hacer por no renunciar a la reelección, podría hacerlo el Congreso precisamente porque, no habiendo reelección, para bien o para mal está más alla y por encima de la tentación. Nadie pensó en eso al derogar la reelección. Es un rédito imprevisto, un afortunado efecto secundario.
Es lo que la congresista pide ahora a sus cuasi ex compañeros de Fuerza Popular: sacrificar lo que queda de su mayoría en aras del bien del Perú.
Es una nueva madurez, que
la congresista muestra con diáfana transparencia. Harían bien en escucharla
y aplaudir que haga fuerza de flaquezas, porque esa es la definición misma del
liderazgo legítimo. Con este solo gesto, Úrsula Letona ha levantado por primera
vez un capital político que nunca antes tuvo. Y que podría ser también de
Fuerza Popular.
Es el beneficio
inesperado de su honesto aprendizaje de la humildad.
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