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MEDIA COLUMNA
Lo urgente y
lo más urgente
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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Es urgente la reforma del
Congreso, no solo la del poder Judicial. Alegar que la reforma de ambos poderes
del Estado es menos urgente que otras urgencias revela que el Congreso no está
dispuesto a tomar la decisión política.
El Congreso no sospecha aun la
relación causal que existe entre la parálisis de las obras y su negativa a
reformarse. Dice que lo urgente es destrabar las obras.
Si los proyectos están
paralizados en todo el país es porque no hay gobernabilidad. Las poblaciones
toman carreteras y paralizan los grandes proyectos mineros o energéticos
amedrentando a los medios y la opinión pública con el apocalipsis ambiental. Y
el gobierno se paraliza ante esto, porque no sabe cómo lidiar con este
problema. Un juez pude detener una inversión de miles de millones de dólares. Y
el gobierno tiene las manos atadas. No puede hacer uso de la fuerza pública, so
pena de caer ante la censura del Congreso. Tampoco puede destrabar con mesas de
diálogo que no son respaldadas por el poder Judicial. No hay gobernabilidad.
La nuestra es una democracia de
baja gobernabilidad porque no hay equilibrio de poderes. El Legislativo -el
primer poder del Estado, como dice el partido mayoritario del Congreso- ha
neutralizado al poder Ejecutivo. Y el poder Judicial terminó por convertirse en
el árbitro entre ambos. Y la corrupción lo devoró. La masiva judicialización de
la política es la prueba.
Pensándolo mejor, el Congreso
reculó luego a la trinchera de que la reforma del Legislativo es necesaria,
pero menos urgente que la del poder Judicial. Esto demuestra que no dará paso a
su propia reforma. Por años dijo que la reforma judicial le correspondía
autónomamente al poder Judicial. Ahora está dispuesto a reformarlo para
disimular que no dará paso a su propia reforma. Está dispuesto a vender el alma
al diablo. A cambiar lo que sea para no cambiar él mismo.
Reformar el Congreso es
indispensable para restablecer el equilibrio de poderes, el único camino para
escapar de la democracia de baja gobernablidad. Para eso es la bicameralidad.
No es un fin en sí misma. Es un medio para reformar al Congreso. No hay
necesidad de disolverlo.
El Congreso sabe o intuye
visceralmente, sin embargo, que la reforma le quitará el poder. Por eso la
escamotea. Pero la reforma llegará.
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