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MEDIA COLUMNA
Los “hijos de perra”
están de regreso
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Duró casi hora y media el discurso de
Donald Trump esta semana, de aceptación de la candidatura republicana a la
Presidencia de EEUU.
El asunto dominante en él fue el tema
político, dirigido al plano internacional, centrado en el papel de EEUU en el
mundo.
La idea-fuerza es retomar el liderazgo de EEUU en la lucha contra el terrorismo hasta acabar con el Estado Islámico. Nunca volver a liderar “desde atrás” como, según Trump, han hecho Barack Obama y su ex secretaria de Estado y hoy candidata demócrata Hillary Clinton.
La idea-fuerza es retomar el liderazgo de EEUU en la lucha contra el terrorismo hasta acabar con el Estado Islámico. Nunca volver a liderar “desde atrás” como, según Trump, han hecho Barack Obama y su ex secretaria de Estado y hoy candidata demócrata Hillary Clinton.
Eso puede significar un aumento de
tropas en Oriente Medio, en Iraq especialmente. Pero esto es lo menos importante.
Lo verdaderamente importante es que Trump ha anunciado con claridad meridiana que, de llegar él a la Presidencia, EEUU abandonará la política Obama-Clinton de derribar gobiernos dictatoriales para establecer democracias.
Esa política, sostiene Trump, es lo
que sembró el caos en Libia a raíz del derrocamiento de Kadafi; en Egipto,
luego del derribamiento de Mubarak; y en Siria, luego de la fracasada
desestabilización de Bashar al Asad.
Parece claro que el fiasco del golpe
de Estado en Turquía y la inminente radicalización islámica de Erdogan (que
podría desembocar en una expulsión de cristianos y judíos) plantean un nuevo
escenario para la misma obra.
La historia viene de antes, en
realidad. De la decisión -acertada, vista desde hoy- de Bush padre de mantener
a Sadam Husein en el poder luego de la primera guerra del Golfo.
Esa decisión fue contradicha luego por
su hijo, George W., quien derrocó a Sadam en la Segunda Guerra del Golfo y lo
persiguió hasta darle caza, procesarlo y ahorcarlo. Años después, Obama
decidiría la salida de EEUU de Iraq dejando en el país, no una democracia consolidada
como la que quiso, sino solo otro escenario caótico al que se vería luego obligado
a volver a regañadientes, y solo a medias.
El antecedente más remoto de la
decisión de Bush padre sobre Sadam es de sobra conocido. Cuando en los años 40
fue alguien donde Franklin Roosevelt a quejarse de que el dictador nicaragüense
Anastasio Somoza (otras versiones hablan de Rafael Leonidas Trujillo en la
República Dominicana) era un “hijo de perra”, Roosevelt habría respondido: “but
he´s our son of a bitch” (“pero es nuestro hijo de perra”).
Los “hijos de perra” de entonces eran,
en realidad, hijos de ambos lados de la Guerra Fría. “Un mal necesario”, dirían
algunos estrategas de la época.
Como se ve, el cambio que traerían las
políticas de Trump hoy sería radical respecto de las de Obama o Clinton, pero
no sería nuevo.
Ha anunciado que, de llegar al poder,
EEUU trabajaría en adelante “con todos sus aliados” cuando menos hasta la
derrota final del Estado islámico. Eso significa no más derrocamiento de
gobiernos dictatoriales para el establecimiento de democracias alrededor del
mundo.
El anuncio de Trump significa que los
“hijos de perra” están de vuelta.
REPORTE DE NOTICIAS en Internet
Las siguientes notas periodísticas de
política y economía han sido seleccionadas, editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
GOBERNABILIDAD,
DEMAGOGIA, AUTORITARISMO, DEMOCRACIA
El Comercio
Autoritarismo en el norte y en
el sur
Arturo Maldonado
Las elecciones en Estados Unidos están
próximas y la verdadera sorpresa ha sido el surgimiento de Donald Trump. El
domingo pasado, Steven Levitsky escribió sobre este fenómeno haciendo uso de un
concepto bastante latinoamericano: el populismo. Levitsky indica, además, que
Trump no solo es populista sino también autoritario, otra característica
bastante latinoamericana que está jugando un papel relevante en las elecciones
gringas.
(…)
En estas elecciones, además, se encuentra que
los autoritarios extremos tienen una probabilidad de votar por Trump de más del
50%. Por otro lado, los que puntúan cero en esta escala tienen una probabilidad
de votar por Trump de alrededor del 30%. Es decir, esta característica es una
variable explicativa poderosa del voto por el candidato republicano.
El autoritarismo es mucho más extendido en
América Latina y particularmente en el Perú. Por ejemplo, usando la misma
medición, en una encuesta en Lima se encontró que casi el 70% de personas se
ubica en el valor máximo en la escala de autoritarismo.
(…)
El Partido Republicano, con su énfasis en los
valores tradicionales y en la defensa nacional, apela en mayor medida a los que
tienen actitudes autoritarias.
En nuestro país, en cambio, el autoritarismo
es tan extendido que ya no es un factor explicativo de nada. Se puede encontrar
autoritarismo en la izquierda y en la derecha, arriba y abajo en los niveles
socioeconómicos, entre hombres y mujeres, y entre jóvenes y mayores.
(…)
No es casualidad, entonces, que en una
reciente medición del apoyo a los candidatos estadounidenses entre líderes de
opinión en América Latina elaborada por Ipsos, el Perú es el país donde Trump
obtiene el respaldo más alto (10%).
Peru21
¡Baila Levitsky, baila por Trump!
Aldo Mariátegui
Trump ya es oficialmente candidato de los
republicanos. Sobre esa nominación, me encantó que mi amigo el analista gringo
Steven Levitsky termine un reciente artículo sobre Trump así: “Ahora
enfrentamos el momento político más peligroso del último medio siglo. Los
costos de un gobierno de Trump –para nuestra democracia, para nuestra sociedad,
y para el mundo– serían altísimos”.
¡Me regocija sobremanera que ahora Levitsky
esté que, literalmente, se recontracague de miedo por su país y su situación
personal, como aquí nos pasó a muchos con Humala, a quien él avaló e incluso
impulsó con su frase de “dudas y certezas”, así como también hace no mucho
celebraba cachaciento el crecimiento de la roja Mendoza en las últimas
elecciones!
¡Traga pues, gringo, un poco de tu propia
medicina y que el redneckeskoide Trump –con su ominoso “take
our country back” contra minorías– te tenga nervioso y te haga bailar su música
country de pánico hasta el final!
(…)
La República
Columna de Sinesio
López
(…)
Como ya lo he señalado en este mismo espacio, el
gobierno dividido (en el que el Presidente de la República es de un partido y
el Congreso es controlado por otro partido) no constituye un problema en el
presidencialismo puro porque en este la autonomía de los poderes es clara y
precisa. Los Estados Unidos pre-Bush tuvieron 50 años de gobierno dividido y
pudo llevar la fiesta en paz.
El gobierno dividido se vuelve un problema en el
presidencialismo parlamentarizado como el nuestro debido a que en este caso el
Congreso ejerce una serie de controles sobre el Presidente de la República,
algunos francamente irrelevantes y ridículos como la autorización de salida del
Presidente al extranjero. Esos controles impiden la gobernabilidad cuando ambos
poderes desarrollan una política de confrontación.
(…)