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Metamorfosis
de la Hidra
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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Según parece, la nueva conformación del Consejo Nacional de la Magistratura
(CNM), que propone el gobierno en el proyecto de ley anunciado por el
presidente Kuczynski en su Mensaje, modifica completamente la crrelación de
fuerzas interna.
Actualmente, como se sabe, el CNM es nombrado por un ensamble
corporativista en el que el Estado se halla en minoría ante una mayoría de la “sociedad
civil” supuestamente representada por delegados elegidos por universidades y colegios
profesionales (incluso se pensó en sindicatos y gremios).
Obviamente, este es un despropósito monumental que no podía sino dar paso
a la politización del CNM, una de las siete cabezas de la Hidra de la justicia
peruana. Las otras son, como se sabe, el Tribunal Constitucional, el Ministerio
Público, la Defensoría del Pueblo y, desde luego, la madre de todas ellas, la
Corte Suprema, despojada de sus funciones.
Lo que el gobierno propone ahora en su nuevo proyecto es que los
miembros del CNM sean elegidos en adelante por un representante del poder
Ejecutivo, uno del Congreso, uno del poder Judicial, uno del Ministerio Público
y, finalmente, un quinto elegido entre todos los anteriores.
Es decir, ahora todos son representantes del Estado, con la posible
excepción del quinto miembro. Esa posibilidad, no obstante, depende de los
cuatro representantes del Estado.
Ahora bien, ¿está mal esto? Lo primero que hay que decir es que ciertamente
no está peor que lo anterior. Por años hemos tenido a ingenieros y médicos
eligiendo jueces.
Pero el hecho de la experiencia es que en todos los Estados de América del
Sur, del Centro y del Norte, sin excepción, a los jueces supremos los nombra directamente
el poder Ejecutivo a propuesta del Congreso o, en algún caso, el Congreso a propuesta
del Ejecutivo.
En ninguna parte existe un organismo como el CNM, que nombra y remueve no
solo a los jueces supremos sino a todos los jueces sin excepción. Este es un producto
original peruano, como el fusil Máuser.
De manera que, si se considera la cuestión detenidamente, probablemente
deberíamos inclinarnos ante la experiencia y concluir que la solución no es por
cierto la actualmente vigente, pero tampoco la que el gobierno propone. La verdadera
solución puede ser suprimir del todo ese organismo, cortarle a la Hidra de un
solo tajo al una de sus siete cabezas ominosas.
No obstante, como sabemos, vuelven a crecer. De hecho, la Procuraduría es la nueva,
con plena autonomía funcional.
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