ESTA NOCHE,
donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
MEDIA COLUMNA
No el más barato,
sino el de menor riesgo
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
jorgemorelli.blogspot.com
Hacer licitaciones anticorrupción es una
lección que el Perú necesita aprender de la terrible tempestad que ha atravesado
por causa del mercantilismo.
La primera lección es comprender que nada de esto
hubiera pasado si el mercado latinoamericano no hubiera podido ser cerrado por
los Estados para favorecer a las empresas constructoras del mercado más grande
-el de Brasil- y sus socias subcontratadas para la obra pública en los demás
páises, empezando por el nuestro.
En lo sucesivo veremos a las empresas
globales participando en las licitaciones de obra pública en Latinoamérica. El
colapso del “mecanismo” de la corrupción ha sido posible por una dolorosa pero
necesaria cruzada de transparencia a la opinion pública y la prensa que ha
demolido la argolla de poder.
En el Perú ya está germinando algo nuevo.
Parece haber un progreso significativo en el modo -la palabra modelo se asoma-
en que se está organizando la licitación de una parte fundamental de las obras
para los Juegos Panamericanos, la que tiene que ver con las instalaciones no
permanentes, cuyo presupuesto es masivo dentro del paquete total.
Mediante un convenio de gobierno a gobierno,
primero, y el contrato luego de una entidad especializada se está logrando
presentar los proyectos a ser licitados a las constructoras no solo peruanas
sino de toda la region. El esfuerzo del Gremio de Infraestructura de la Cámara
de Comercio de Lima para organizar esta presentación a la que han acudido
empresas de muchos países ha sido crucial a estos efectos.
Hay un tema crucial en el que la Cámara de
Comercio podría ayudar en lo sucesivo. Quizás la pregunta clave está en los criterios
para elegir en una licitación entre los postores a ella. No debe ganar
necesariamente el que hace la oferta más barata. Debe ganar quizás el que
ofrece el menor riesgo. Si los riesgos son numerosos, las bases de cada
licitación deben hacer espacio para sopesar cuidadosamente el peso relativo de
esos riesgos en el caso particular. Pero la regla general en todos los casos es
que los criterios necesitan debate público transparente.
Un punto de partida para esto es que el
proceso esté vigilado de cerca por observadores no solo locales, públicos y
privados, sino globales. Al reclutar imparcialidad por medio de entidades de
prestigio y experiencia -avaladas por su gobierno- el nuevo modelo y la transparencia
se vuelven un arma contra el mercantilismo y la corrupción.