ESTA NOCHE,
donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
La opinión en MEDIA
COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede reenviar y publicar
libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de este correo o de
jorgemorelli.blogspot.com
MEDIA COLUMNA
Pobre Fernández…
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
El IGV lo bajó el
ex ministro Ismael Benavides en el año 2011, porque había un superávit fiscal.
Este era muy considerable, de 2.6 por ciento del PBI.
La tasa del IGV
había subido “temporalmente” a 19% durante el gobierno de Alejandro Toledo y de
su entonces ministro PPK.
Para cuando se
redujo nuevamente, de 19 a 18 por ciento, la recaudación creció de 26 mil a 40
mil millones de soles ese mismo año.
Aumentó porque
la economía crecía, a un 8 por ciento anual.
En esas
circunstancias, la reducción del IGV se justificaba desde todo punto de vista. Era
sano compartir el superávit fiscal con los peruanos, la reducción hacía más
competitiva a la economía, y ayudaba a controlar la inflación que amenazaba en
ese momento por el alza de los alimentos importados y del petróleo también importado
(que ese año llegó a costar 140 dólares el barril).
Hoy, en cambio,
hay un gigantesco déficit fiscal en vez de superávit, y la economía se halla
estancada. Bajar el IGV –que era bueno entonces- hoy es una apuesta temeraria.
La recaudación va a caer y puede no recuperarse.
No obstante
todas las advertencias, sin embargo, el gobierno de PPK –como el pobre Fernández-
insiste porfiadamente. Qué se lepuede decir a estas alturas como no sea el
viejo “se le dijo, se le advirtió, se le pasaron documentales al respecto… y no
hizo caso”.
Uno solo puede
insistir un número de veces. Advertido está, más que el pobre Fernández. La
decisión final, ahora, es del Congreso.
REPORTE
DE NOTICIAS en Internet
Las
siguientes notas periodísticas de política y economía han sido seleccionadas,
editadas y ordenadas
temáticamente. No se las debe citar como
tomadas directamente de sus fuentes originales, las mismas que se indican sólo
como una forma de reconocer el crédito y agradecer la cortesía.
GOBERNABILIDAD,
DEMAGOGIA, AUTORITARISMO, DEMOCRACIA
El Comercio
El
primer ministro Fernando Zavala se presentó ayer ante el Congreso a
sustentar el proyecto de ley del Presupuesto público para el 2017.
El
monto total asciende a S/142 mil millones e implica un incremento de 4,7%
respecto al año pasado.
Según Zavala, el proyecto prioriza la
sostenibilidad fiscal.
Señaló
que se ha contemplado un incremento del 72% para agua y saneamiento, del 13%
para seguridad ciudadana y 9% para Justicia.
Asimismo,
los sectores Salud y Educación recibirán, en conjunto, S/1.600 millones
adicionales y se ha contemplado un aumento de S/1.500 millones para proyectos
de infraestructura.
El
ministro de Economía, Alfredo Thorne, explicó que el proyecto del Presupuesto
no contempla el impacto de la reducción del Impuesto General a las Ventas del
18% al 17%, como se solicitó en el pedido de facultades legislativas presentado
ayer. “Quiero aclarar que este presupuesto ha sido hecho sobre recursos ciertos
y no sobre las facultades”, aclaró.
Cecilia
Chacón solicitó a Zavala una evaluación de los funcionarios en los ministerios
a efectos de que se mejore la ejecución del gasto público.
El
proyecto sustentado ayer será derivado a la Comisión de Presupuesto para su
debate y modificación, de ser el caso. Posteriormente, será dictaminado por
dicho grupo y se votará en el pleno a fines de noviembre.
El Comercio
Las facultades que hay que pedir
Jaime de Althaus
Hasta ahora el gobierno parece jugar su baza más fuerte
en el pedido de facultades para reducir un punto el IGV. Pero para lograr ese
lujo de momentos mejores, se enreda en la camisa de once varas de medidas
compensatorias extraídas del plan de gobierno de Fuerza Popular tales como
restablecer la tasa del 30% al Impuesto a la Renta, sin reparar en el daño que
ocasionará a las pequeñas empresas que no pueden descargar parte de las compras
que hacen porque no reciben facturas.
Una salida al entrampamiento habría estado en desplazar
el eje de las facultades de los ingresos a la reducción del gasto. Pues, con el
correr de los días, varios ministros han ido descubriendo tumores burocráticos
que reclaman decisión política para actuar.
Los primeros en dar la señal de alarma fueron el propio
presidente, el jefe de la PCM y la ministra de Salud, que
hablaron de una multiplicación de instituciones en ese sector que habían
incrementado considerablemente la planilla del ministerio. Luego ha sido la
ministra de Desarrollo e Inclusión Social, revelando que en el Midis hay nada
menos que 8 mil empleados para manejar unos cuantos programas sociales que ni
siquiera tienen evaluaciones de impacto. El que se suponía era el ejemplo de un
ministerio tecnocráticamente organizado resultó desplegando un ejército de
activistas para distribuir dinero y alimentos en una megaoperación
asistencialista que no puede ocultar ahora su naturaleza clientelista.
El resultado es que casi no hay dinero para ampliar
Haku Wiñay (Sierra Productiva) el próximo año, un programa que sí tiene sentido
y sería de enorme impacto porque entrega riego por aspersión y tecnologías para
que los campesinos más pobres salgan de la pobreza por sus propios medios.
Apenas se ampliaría en 20 mil familias, cuando necesitamos 100 mil por año como
mínimo. Sin embargo, basta ver el presupuesto de Agricultura para advertir
montos grandes para proyectos que no funcionan, o los programas productivos en
Trabajo y en Salud, que se superponen con los Foncodes, o el incremento
sustancial de los dineros entregados a Vivienda para proyectos de agua potable
que no se terminan o no funcionan o no reciben mantenimiento.
Para no hablar de las 57 bases militares en el Vraem,
casi tantas como el número de integrantes de las columnas de los Quispe
Palomino. Eso no es una estrategia, es un negocio. Ahorraríamos muchísimo
reduciendo su número a dos o tres y formando un grupo mixto de élite que, con
inteligencia, se dedique a emboscar a dichas columnas, dándole un plazo de dos
años para terminar con ellas.
Y con todo esto no hemos ni siquiera abordado la
superposición de funciones y gastos entre los tres niveles de gobierno, que
requiere de una profunda reingeniería, ni la sobreburocracia implícita en la
sobrerregulación y la tramitopatía, que exigen una tala radical. Para todo eso,
facultades sí.
El Comercio, Reuters
"Estamos
por ver una reformulación del orden mundial que ha dictado los temas
económicos, políticos, las políticas monetarias y los precios de activos desde
alrededor de 1980 hasta hoy día", señala el reporte de Deutsche.
De
acuerdo a Deutsche, algunos de los temas de los próximos 35 años serán: un
crecimiento real más lento, inflación más alta, menos comercio internacional,
inmigración más controlada, una participación menor de las utilidades
corporativas en el PBI, y rendimientos reales negativos en bonos.