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MEDIA COLUMNA
Quitarles el
oxígeno
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Hasta hace poco era necesario darle
a Martín Vizcarra el beneficio de la duda.
Luego de saber, en cambio, que nunca
tuvo en mente permitir la inversión de Tía María y que –siguiendo el
“posicionamiento permanente”, pensamiento guía de su asesor argentino- no
pensaba apartarse ni un milímetro de lo que dijeran los gobernadores del Sur,
solo queda una conclusión posible. Aún si actuaran de buena fe, el presidente
de la República y los gobernadores del Sur están siendo utilizados para un
proyecto geopolítico que viene de fuera del Perú, y que apunta al control de
los recursos naturales del Sur para el siglo XXI: el cobre, el litio y el agua.
Para arribar a esa conclusión solo
faltaba una pieza: el vínculo firme entre el gobierno y la movilización del Sur
organizada para detener en seco toda la inversión minera en el Perú. Los audios
publicados son la pieza que faltaba.
Pero hay claros indicios también de
que parte central de esa pieza sería el asesor argentino del Presidente. Una
columna publicada esta semana por el embajador peruano Eduardo Ponce en el
portal Lampadia ha revelado hechos sobre la identidad de este personaje cuyo
perfil se ha ocultado por largo tiempo.
Maximiliano
Aguiar es desde tiempo atrás asesor del presidente Vizcarra. Lo era al parecer también
del presidente ecuatoriano Rafael Correa. Dice el ex embajador del Perú en
Ecuador: “Dados los vínculos peronistas del consultor, me propuse verificar el
dicho con amigos de vieja data e indiscutible prestigio profesional en un país
en el que he servido casi diez años de mi vida diplomática. Ambos confirmaron
la información y precisaron datos”. “Aguiar –continúa el diplomático peruano- trabajó
varios años para el deplorable gobierno de Correa, vociferante epígono del
chavismo, activista del ALBA y aliado de Putin (ambos padrinos de Julian
Assange). Rafael Correa tiene orden judicial de prisión preventiva y una
alerta de Interpol suspendida por cuestiones procesales. El vínculo operativo
de Aguiar era Fernando Alvarado Espinel, secretario nacional de Comunicación (y
Rasputín) de Correa. Alvarado está asilado en Caracas por su complicidad en los
latrocinios del vicepresidente Jorge Glas Espinel, (su primo), presidente del
Fondo de Solidaridad y Sociedad de la Información y todopoderoso ministro coordinador
de Sectores Estratégicos. Después del mandato de Correa, Glas asumió la
presidencia de Alianza País, el partido con mayoría parlamentaria que postuló y
apoyó a Lenin Moreno. Por las abrumadoras evidencias existentes, Moreno
tuvo que denunciar a su antecesor convirtiéndolo en su enemigo acérrimo. Los
primos Glas y Alvarado fueron los más conspicuos cómplices de Correa en el
manejo de la corrupción Lava Jato/Odebrecht. Glas purga seis años de prisión en
la cárcel de Latacunga mientras Alvarado disfruta del paraíso chavista de
Maduro. Aguiar era el instrumento de ambos en la política contra los medios y
la libertad de prensa. No sorprendería -añade el embajador Ponce- que Aguiar
ayude en la campaña reeleccionista de Evo Morales, tan cercano al corazón del
presidente Vizcarra y a la bilis radical de los gobernadores del Sur, que no
ocultan el separatismo que promueven. Tanto Morales como el kirchnerismo
lideran las encuestas en Bolivia y Argentina para las elecciones del 20 y 27
del próximo octubre (…) Se dice que la inteligencia castrista ha penetrado los
mecanismos migratorios y electorales de Bolivia al extremo de premunir a sus
agentes de pasaportes del país vecino para filtrarlos al Perú. Si la
información ha llegado a oídos de diplomáticos retirados, sería imposible que
la inteligencia peruana no esté enterada de tan grave ocurrencia”. Hasta este
instante no hay un rectificación o respuesta conocida a la columna de este
valioso diplomático peruano que negoció en Brasilia el inicio del Acuerdo de
Paz con el hermano Ecuador.
Por si no bastara con los casos
emblemáticos de Conga, Las Bambas y Tía María, sin embargo, la movilización de
Moquegua contra el proyecto minero Quellaveco confirma que no se trata de
hechos aislados que involucren a esta o aquella empresas mineras, sino de una
estrategia fríamente ejecutada para la captura del poder en el Sur y en el
Perú.
Ese plan utiliza como pretexto la reivindicación
de la tierra y para ello confunde sistemática y deliberadamente el tema de la
propiedad de la tierra con el de la soberanía sobre la tierra, disfrazada de
autonomía regional. La cuestión crucial de la propiedad de la superficie sobre
los recursos naturales solo puede resolverse por medio del mercado y no por
acción del Estado.
Como hace 200 años, habrá una
batalla final por la libertad en el Sur del Perú contra el último intento de
exportar el castrismo a Sudamérica hoy desde La Habana y Caracas, desde el Foro
de Sao Paulo y Buenos Aires. La coyuntura política local no es sino su expresión.
Revelar el engaño es el paso siguiente. El modo de desactivar la ofensiva geopolítica
contra el Perú es quitarle el
oxígeno.
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