Donde usted
se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
MEDIA COLUMNA
Véndeme
Groenlandia
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Donald
Trump ha ofrecido a Dinamarca comprarle Groenlandia.
Según el
Wall Street Journal, Harry Truman le ofreció a Dinamarca pagarle cien millones
de dólares en oro por Groenlandia en 1946. Hoy el precio equivalente,
según calculo de Market Watch, sería de 1,300 millones de dólares (obviamente,
porque una onza de oro vale hoy alrededor de 1,500 dolares). Pero Dinamarca no
vende.
Lo
primero que llama la atención es que el patrón oro acordado en 1946 en Bretton Woods
por consejo de Keynes se fijó al dólar –fue un patrón dólar, al cambio de 35 dolares
por onza- y no al “bancor”, la moneda mundial que Keynes soñaba. Keynes aceptó
porque EEUU se comprometió a sostener el patrón oro. Y al cabo no respetó su
palabra.
La onza de oro pasó a 70 dólares en 1971 cuando Nixon quebró el patrón oro y dejó flotar el dólar en el mercado por consejo de Milton Fríedman. Supuestamente, la palabra del Presidente bastaría como respaldo del dólar ya sin vículo con el oro.
La onza de oro pasó a 70 dólares en 1971 cuando Nixon quebró el patrón oro y dejó flotar el dólar en el mercado por consejo de Milton Fríedman. Supuestamente, la palabra del Presidente bastaría como respaldo del dólar ya sin vículo con el oro.
El
resultado es que la onza de oro vale hoy 20 veces más que en 1946. En
realidad, es el dólar el que vale 20 veces menos. Y, cuando colapsan las
burbujas globales, la devaluada palabra del presidente
de EEUU sigue siendo el último refugio, pese a que vale 20 veces menos.
¿Por qué Groenlandia? Porque hay tierras raras, el insumo para fabricar desde celulares hasta tecnología militar para el siglo XXI, y sobre cuya producción China tiene un virtual monopolio global. De manera que acceder a esas tierras raras es estratégicamente vital para EE.UU.
¿Por qué Groenlandia? Porque hay tierras raras, el insumo para fabricar desde celulares hasta tecnología militar para el siglo XXI, y sobre cuya producción China tiene un virtual monopolio global. De manera que acceder a esas tierras raras es estratégicamente vital para EE.UU.
¿Por
qué es difícil comprar Groenlandia, sin embargo? Porque hay involucradas
cuestiones de soberanía, y no solo de propiedad. Existiendo soberanía, danesa
en este caso, no puede formarse un precio de mercado para Groenlandia.
Esto es exactamente lo mismo que ocurre con la superficie sobre los recursos naturales del planeta. Hay 150 billones de dólares en el mundo y 800 mil millones de dólares en el Perú bloqueados por una deliberada e interesada confusión entre propiedad y soberanía. Entre ellos el oro, que no se devalúa como el dólar y como la palabra empeñada.
Esto es exactamente lo mismo que ocurre con la superficie sobre los recursos naturales del planeta. Hay 150 billones de dólares en el mundo y 800 mil millones de dólares en el Perú bloqueados por una deliberada e interesada confusión entre propiedad y soberanía. Entre ellos el oro, que no se devalúa como el dólar y como la palabra empeñada.
Pero la
propiedad no puede consolidarse allí donde se la confunde con una soberanía.
La
solución es simple. Son dos planos distintos que pueden superponerse sin
problemas. El Estado peruano, por ejemplo, es propietario privado de un
terreno bajo soberanía chilena -el Chinchorro en Arica-, como el Estado
ecuatoriano es propietario privado del kilómetro cuadrado de Tiwinza bajo
soberanía peruana. Y todos en paz. Siguiendo el
mismo principio, EEUU podria ofrecer comprar Groenlandia manteniéndola bajo soberania
de Dinamarca (aunque le resultara complicado manejarse con la legislación
danesa ya que, según la ley estadounidense, el propietario del suelo es dueño
del subsuelo).
En cuanto a nosotros, la confusión deliberada e interesada entre soberanía y propiedad ha originado el bloqueo de los recursos naturales.
En cuanto a nosotros, la confusión deliberada e interesada entre soberanía y propiedad ha originado el bloqueo de los recursos naturales.
En algunas
comunidades el precio de la propiedad de la tierra es uno y el del "posicionamiento en
la comunidad" –la sombra de una especie de soberanía comunal- es otro, que
proviene del régimen constitucional de la propiedad comunal de la tierra. Pero es
un caso sui generis, único en su especie.
Existe
la soberanía del Estado nacional, como la nuestra sobre Tiwinza o la de
Dinamarca sobre Groenlandia. Lo que no existe, en cambio, es una soberanía regional
que los gobiernos regionales reclaman como propia para impedir darle un valor de
mercado a la propiedad de la tierra que se halla sobre los recursos naturales.
La
opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede
reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de
este correo o de
jorgemorelli.blogspot.com