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MEDIA COLUMNA
La última oportunidad
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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Esta vez hay una organización detrás de la vacancia de la Presidencia de
la República. No se trata de aprendices como los improvisados asesores de Fuerza
Popular. Esta vez nos hallamos ante profesionales que han reclutado medios,
encuestas, analistas. La iniciativa es de Acción Popular con la concurrencia
del Apra. Fuerza Popular está siendo llevada de la nariz por estos viejos lobos
a su guarida.
No sorprende, en boca de maestros del atarante, que la intentona tenga
por todo fundamento unos supuestos hechos que hasta el momento nadie sabe explicar
con claridad. Lo que resulta inaudito, en profesionales del floro, es que el ruido
político no tenga, objetivamente, otro destino que entregarle servida la mesa
del gobierno al primer vicepresidente Martín Vizcarra y al poder regional de
izquierda.
Ya se reparten por adelantado los puestos de gobierno mientras la
caviarada se alista para tomar por asalto los ministerios de Cultura y de
Ambiente, desde los cuales dirigió el boicot de la inversión privada durante el
humalismo. El plan máximo: manipular la elección de la izquierda al poder en el
Bicentenario de la República.
Muchos promueven hoy de buena fe la vacancia de la Presidencia por una cuestión
de principios. Pero hagamos memoria, ¿acaso la pidieron con Alejandro Toledo, a
pesar de su escandalosa negativa a reconocer a su hija, y su instrumentación de
la justicia para perseguir al fujimorismo? ¿O la pidieron con Humala, pese a
sus antecedentes en Madre Mía, Locumba y Andahuaylas? Pero en el caso de
Kuczynski no quieren esperar a que termine su gobierno -como lo hicieron
pacientemente en los casos anteriores- para que, como manda la ley, tenga un
debido proceso. Pasan sobre la ley, que protege al país de la ingobernabilidad para
vacar la Presidencia por la supuesta “incapacidad moral permanente” de su
titular sin que nadie sepa decir qué significa ni por qué sobrevive en la
Constitución esa barbarie obsoleta desde cualquier punto de vista serio.
Y tampoco parece importar la gigantesca pérdida económica que la incertidumbre
política traerá consigo, que ronda los dos mil millones de dólares según
cálculos.
Quieren venganza. Que esta brutal reacción nazca hoy nuevamente de
sectores maximalistas no sorprende a nadie. Para votar a favor, sin embargo, Fuerza
Popular solo pidió mansamente que la izquierda caviar de Nuevo Perú retirara de
su moción la demanda de una nueva constitución, y que la izquierda radical del
Frente Amplio retirara de la suya la exigencia de anular el indulto de Alberto
Fujimori. Que Fuerza Popular se preste a esto a pesar del daño personal que inflige
a su líder histórico -cuya libertad no va a ser respetada por un gobierno de
Vizcarra no importa lo que éste prometa-, es un despropósito que el fujimorismo
no perdonará.
Fuerza Popular aún tiene la opción de tomar la valiente decisión
política en su bancada este martes de corregir esta deriva y no vacar la
Presidencia de la República. Razones le sobran. Es su última oportunidad de escapar
de la trampa que le han puesto sus verdaderos enemigos.
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