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MEDIA COLUMNA
De qué nos distraen
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
El intento de Mario Vargas
Llosa de desplazar la atención al tema del fujimorismo y el antifujimorismo de
manera extemporánea tiene el efecto –y el secreto propósito- de apartarla de la
verdadera confrontación de hoy, entre el humalismo y la oposición.
Porque lo que viene –ya se ve
claro- es un desmadre fiscal.
Ya lo adelantaba PPK el domingo
pasado. Segura va a ceder en el aumento a los médicos, los policías y los
maestros. El único al que esto coge de sorpresa es al pobre Segura. El nuevo
ministro se ha metido en un avispero. Con las mejores intenciones, sacadas del
catecismo del Banco Mundial para ministros latinos de Economía, este joven, que
es serio, quiere ordenar el gasto público en inversión, multiplicar la
capacidad de ejecución del Estado peruano y, de ser posible, sacar adelante
algún proyecto de reforma laboral.
Nada de eso es posible en los veinte
meses que le quedan al gobierno humalista. Lo que sí va a ocurrir, en cambio,
es que a Segura le van a doblar la mano a la mala para que firme el aumento a
los médicos, maestros y policías, que pide PPK.
Un momento. ¿No era PPK un
tecnócrata serio que sabe perfectamente que con el equilibrio fiscal no se
juega? A medias, porque también tiene una vocación empresarial y otra social.
Tiene varios sombreros. Ahora tiene puesto el sombrero de candidato.
Y puede estar negociando ser el
candidato humalista –versión Nadine- para el 2016.
En calidad de tal, no le
importaría quemar una punta de millones del Presupuesto en los aumentos que ya
anuncia a nombre de Segura, que ni sabe que PPK ya lo “ownea”, como se dice
ahora.
Segura va a ver peligrar su
prestigio profesional si termina en el deslucido papel del que pone la firma
bajo un aumento masivo del gasto corriente para que el candidato humalista suba.
Si no está dispuesto, tendrá que irse. No durará ni tres meses. Vendrá otro que
firmará todo lo que le pidan.
Superado este escollo, queda el
de los términos del arreglo de PPK con el humalismo. O sea, entre el
jinete y el dueño del caballo. En
efecto, hasta el momento PPK no tiene partido con qué correr en las elecciones.
Dice que no lo ha inscrito porque no quiere. Es difícil de creer.
De no ser cierto, PPK necesita negociar
con el humalismo. No cree en alianzas –terminan enchufándole cosas, dice-.
Para eso ha armado un partido y recogido firmas, lo que debe haberle costado
dinero. No va a dejarlo todo botado para ser candidato del partido nacionalista,
que, acto seguido, le va a enchufar la lista parlamentaria.
El planea enchufarle, más bien,
la lista parlamentaria al humalismo que, eso sí, encabezará Nadine, ahora que es
una chica seria que aspira a la Presidencia de la República el 2021 (con el
apoyo de Vargas Llosa).
Y así es como se cierra el círculo
de esta historia, por si usted se sigue preguntando por qué lo distraen de la
confrontación principal.
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