MEDIA
COLUMNA
Tres de cada cuatro peruanos
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Somos ya 7 mil 676 millones los habitantes
del planeta. La explosión demográfica no es una noticia. Es, más bien, un
refrito. La primicia es que 5 mil 112 millones de ellos –o sea, dos terceras
partes de todas las personas del mundo- están comunicadas hoy por celular.
Más sorprendentemente aún, 3 mil 484
millones de ellas –es decir, el 45 por ciento- están en las redes sociales, casi
todos ellos a través de un celular.
El Perú se encuentra considerablemente adelantado
en esta tendencia. Somos 32.7 millones los peruanos, y 24 millones se
encuentran activos en las redes sociales. Es el 73 por ciento. Si cerca de la mitad
del planeta está en las redes, tres cuartas partes de los peruanos lo están. Llevamos
ventaja.
Esta es la revolución más importante del
siglo XXI. Está ocurriendo ante nuestros ojos y no acertamos a calcular sus
enormes consecuencias. En lo político, por ejemplo, dadas las cifras anteriores,
no es ninguna exageración decir que, al cumplirse el Bicentenario de la
República, las redes sociales serán la arena de la batalla de las próximas elecciones
del 2021.
Las campañas políticas del pasado –con sus fantásticos
oradores de plaza que arrastraban multitudes- son un objeto de museo. Entre
nosotros ya no queda ninguno. En realidad, hace ya décadas que son una
nostálgica memoria. Pronto lo serán también, afortunadamente, las asfixiantes campañas de publicidad
política en la televisión de señal abierta de años todavía recientes.
Toda la comunicación social se ha
transformado. La información ya no se obtiene de la prensa o de los noticieros
de televisión, allí se encuentra hoy la opinión (mal disfrazada de información todavía
en el seudo periodismo). La publicidad tampoco pasa ya principalmente por la
prensa escrita, ni la pantalla de televisión abierta, mucho menos la de cable,
que lucha por la superviviencia. Han hecho explosión en las redes una miríada
de canales digitales donde todo el quiere puede fácilmente tener el suyo
propio. Y miles de blogs y páginas web convierten a cada uno en editor de sí
mismo, anónimo o no, según prefiera. En cada casa existe hoy una sala virtual de
cine por redes que distribuyen miles de películas y series por sistemas
digitales en internet. Y todo está al alcance de la gran mayoría. Nada es
privativo de quienes tienen recursos.
Esto ha cambiado la naturaleza de la
relación entre la oferta y la demanda en el mercado. También la del elector
político y el candidato. Toda publicidad política en adelante estará en las
redes. Segmentada por edades y niveles socio económicos para llegar a sus
respectivos públicos objetivo.
El nuevo mercado es uno que empodera tanto
a la demanda como a la oferta, al elector tanto o más que al elegido o al que
aspira a serlo. El peligro de la manipulación del elector -el consumidor de oferta
electoral- es una amenaza que ya ha aparecido en el escenario mundial. El robo
masivo de información de las redes, por ejemplo, magnifica el impacto de las
tendencias que aparecen espontáneamente o son prefabricadas en laboratorio. La
oferta y la demanda falsas siembra la desconfianza, una atmósfera enrarecida que
puede ser tóxica para el mensaje de las ideas políticas.
Ya nadie se despide ni se saluda en el
celular, porque todos están comunicados todo el tiempo. Por eso mi viejo y
querido tío –diplomático y ciudadano del mundo que vivió el mundo antiguo- solía
decir que tenía “nostalgia de la ausencia”. Es el precio a de la comunicación
universal ubicua. No hay vuelta atrás. Pero, para la inmensa mayor parte de los
habitantes del mundo, es la diferencia entre la oscuridad y la luz.
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