ESTA NOCHE,
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La guerra es monetaria
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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La pugna actual entre EEUU y China no es una
guerra comercial. Ese es un eufemismo al que la prensa y la opinion pública global
se aferran en la esperanza de que no se deteriore.
Es cierto que el conflicto entre las dos primeras
potencias económicas del planeta se manifiesta en el proteccionismo y el
retroceso del comercio global. Pero ese no es sino el síntoma más externo de lo
que en realidad es ya una lucha política por el control del poder económico
global.
El modo en que esa lucha se expresará en el
capítulo siguiente -lo viene haciendo disimuladamente desde hace tiempo- no es
la guerra comercial, sino la guerra monetaria.
El reciente lanzamiento en la bolsa de
valores china de megacontratos de energía en yuanes da idea de por dónde está
la punta de la madeja. China quiere hacer del yuan una momeda global que pueda
competir con el dólar en el siglo XXI. Lo viene hacienda manifietamente desde
que el premier chino visitó Londres hace año y medio, suscribió con el Reino
Unido una alianza estratpegia para el siglo XXI, firmó un acuerdo para que los
bancos de la City de Londres manejen todos los negocios en yuanes en Occidente
y estableció una rutina de vuelos diarios engre Beijing y Manchester, donde se
desarrolla el “material del futuro”: el grafeno (que en 30 años sustituirá al
cobre).
A quienes creen que todo esto es, más bien,
un imposible material, hay que recordarles que hace solo cien años, luego de la
Primera Guerra Mundial, la libra esterlina inglesa, símbolo del poderío del
Imperio Británico, fue desplazada por el dólar como moneda global luego de
convivir ambas monedas compitiendo en el mercado mundial por algunos años hasta
que el dólar se impuso.
Esto no es un vaticionio, desde luego. Es
posible que el yuan no logre desplazar al dólar como moneda global del futuro,
pero China ha tomado la decision política de lanzar su moneda a competir en el mercado
global y ha conseguido que el FMI la reconozca entre las que respaldan la
canasta global en que el Fondo emite sus derechos especiales de giro, su propia
cuasi moneda con que saca del hoyo a los países en apuros.
El dólar probablemente va a tener que aceptar
esa realidad. Y no habrá sitio para más competidores. No en balde hemos
asistido en los últimos meses al desbaratamiento de un espontáneo que saltó el
ruedo: el misterioso bitcoin.
Resulta sorprendente que nadie quiera hablar
de esto. Los grandes portales económicos en las redes y los diarios y revistas
especializados se hacen de la vista gorda. Será que no quieren minar la
confianza en el dólar. Es comprensible.
Pero uno tiene la sospecha de que, luego del
colapso de la burbuja global hace diez años -de la que no nos hemos recuperado
meramente hemos vuelto a inflarla de dinero barato por no saber qué cosa major
hacer-, la extrema volatilidad actual de los mercados de valores indica que la
confianza en el dólar está sostenida solo por la palabra del gobierno de
Estados Unidos.
Habría que concluir, en tal caso, que la estabilidad
de la economía global es un hecho politico en primer lugar. ¿Acaso no lo es el
retroceso al proteccionismo a escala planetaria? Pero tal vez siempre fue así y
pasaba inadvertido.
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