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Falsa neutralidad
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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La lectura que alguna prensa hace todavía de la situación
interna de Fuerza Popular es una que pretende ser neutral. Pero es una neutralidad falsa.
Esa lectura finge mirar el tema desde fuera sin tomar partido
en lo que cree una disputa entre intereses particulares. Lamenta de la boca
para afuera que exista una lucha fratricida, como la ha llamado alguno.
Esa pretendida neutralidad es en realidad un vehículo de
desinformación, una forma de realidad virtual, de postverdad, como se le llama
ahora. Más sencillamente, una falsa noticia.
Veamos el proceso de los acontecimientos. Era razonable
esperar que la liberación de Alberto Fujimori fuera la ocasión propicia para
una reconciliación entre sus hijos. Desde luego, bajo unos términos que hicieran
lugar para la libertad de pensamiento y un nuevo espacio de tolerancia en el
partido.
En lugar de eso, sin embargo, lo que hubo fue, primero,
exigir explicaciones a un grupo de congresistas que, en uso de su derecho a no
ser sometidos a mandato imperativo, desoyendo la orden del partido, votaron con
libertad de conciencia contra la vacancia de la Presidencia de la República.
En materias de conciencia no cabe dar ni pedir explicaciones.
Como no las hubo, la bancada en pleno, lejos de respetar
una opinión distinta, optó de manera autoritaria por abrir proceso
disciplinario a todos los que opinaron distinto. Un llamado a continuación a
la organización partidaria pidiendo dejar de lado la confrontación y dar paso
al debate, obtuvo por toda respuesta acusaciones de supuesta ambición política
e interés personalista en apoderarse de un partido que pertenece a otros, comno
si un partido no tuviera el deber de albergar el debate político en lo interno
y en los medios de comunicación.
Alguna prensa no percibe esto con claridad todavía. Y esa
frívola miopía le permite fingir desinterés y toma de distancia ante lo que
cree dos intereses particulares sin relevancia para el interés público. Y esto
desde una pretendida e igualmente falsa superioridad moral.
Lo que está de por medio aquí es la defensa de los derechos
fundamentales de las personas a la libertad de conciencia, y nada menos que la
democracia interna de los partidos al mismo tiempo.
Cuando en algún momento vuelva a ponerse en debate el tema de
la libertad de prensa, ésta recién tomará conciencia de lo que está en juego y
quiénes la defienden.
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