ESTA NOCHE,
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MEDIA
COLUMNA
Tenaza del Terror
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Estamos
atrapados en la órbita del agujero negro. Desmanejamos las reformas, Las
Bambas, la educación del sexo, nos enredamos contando dos gallinas -como dicen los
colombianos- protestando porque no se respeta el debido proceso de la justicia
cuando lo que tenemos delante es el Terror, que apunta a capturar el poder.
El Perú no es
un pais cualquiera. Tiene gravedad propia, con sus cinco mil años de historia a
cuestas. Pero su gravedad es anulada por la fascinación autocrítica. Su
autoestima es destruida sistemática y minuciosamente. Un ser humano maltratado
también se hace daño por mano propia.
El país está
siendo llevado al agujero negro con un guión puesto en práctica muchas veces. Por
Trotsky y Lenin en la revolución bolchevique, por Robespierre y Danton en la Revolución
Francesa, por Savonarola en la Florencia de Maquiavelo. El libreto es el de la
fabricación del Terror. Sirvió en Cuba con Fidel y la posterior exportación del
castrismo a Chile con Allende, al Perú con Velasco, a Venezuela con Chávez.
El Terror
emplea una tenaza. Las comunicaciones son el brazo principal. No importa si son
redes sociales y televisión en una era, o diarios y rumores en otra. La
manipulación de la información es de todos los tiempos. La diferencia en el
nuestro –como vaticinaba Orwell- es la escala del Gran Hermano. Hoy se apodera
del paradigma de pensamiento de una
generación, de una era. No se trata de la venta de una ideología. No funciona a
nivel de la conciencia. Se trata del marco que engloba a todas las ideologías.
Es el guión de la obra en la que somos actores sin saberlo, en la que creemos
pensar y actuar libremente. Nadie lo percibe, como no percibe el pez el agua en
que existe, porque no sabe otra cosa.
El signo del
siglo XX fue la duda de la conciencia. Operaba a través del análisis critico. La
empleó Freud para liberar a la mente de los fantasmas de la oscuridad, y Marx
para crear una conciencia de clase proletaria. Hoy ya no hace falta una
conciencia de clase para tomar el poder. El Terror ya no trabaja a nivel de la
conciencia. Opera a nivel de las emociones. Gramsci lo sabía. Parafraseando a
Descartes, el signo del siglo XXI es la sentencia “siento, luego existo”. Nos
acecha un sentimentalismo enfermizo en los medios masivos. Incluso el
periodismo político de hoy es un reality. El formato de la entrevista está
muerto: el entrevistador es el protagonista, el entrevistado es una excusa y el
show es el disfuerzo. De allí también, entonces, la desconfianza radical, la
duda sistemática, la abolición de la empatía y la solidaridad.
La manipulación
a través de los medios, con todo, no es sino la zanahoria delante del burro.
Detrás se halla el palo del castigo.
El otro brazo
de la tenaza opera a través del Estado, de la manipulación de la justicia, de
la judicialización de la política. Opera a través del monopolio de la violencia física
legal.
Pero la esencia
del Terror es la violencia mental.
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