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MEDIA
COLUMNA
Pregunta
al presidente del Congreso
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
Que un general del Ejército,
líder de los comandos Chavín de Huántar y un gran peruano haya llegado a la
Presidencia del Congreso es un hecho político de primera importancia al margen
de las circunstancias en que se haya producido.
José Williams no le debe su
elección a los parlamentarios que en mayoría han votado por él en el Congreso. Le
debe su elección al pueblo peruano, que lo respeta a él, a la gesta de Chavín
de Huantar y al Ejército peruano. Su elección ha sido un acto de confianza en
su persona, un mandato del pueblo que el Congreso ha hecho bien en reconocer y
acatar.
Su gestión, por lo tanto, no
depende ni está atada en modo alguno a lo que prefiera la mayoría que lo ha
elegido. Por el contrario, su éxito depende de leer correctamente lo que el
pueblo peruano espera de su gestión al frente del Legislativo.
El presidente del Congreso
tiene un importante margen de independencia y maniobra respecto de los
portavoces. Uno que se ha visto venido a menos por la debilidad política de
quienes han ocupado esa silla. Cierto es que en el día a día la Junta de
Portavoces ha ido apoderándose de la decisión de corto plazo. Pero eso no
convierte al presidente en un convidado de piedra. El presidente no está al
servicio del corto plazo ni se halla obligado a obedecer. Es un mandatario, no
un mandadero.
Del presidente depende la
oportunidad en que se debaten los temas en la agenda parlamentaria, que suelen contener decenas de asuntos entre los cuales es preciso elegir, con prudencia y
ponderación, el orden para su debate. Ese orden no debe responder solo a la
coyuntura inmediata, sino también a una visión política de largo plazo mucho más
allá de lo inmediato. Porque esto es lo que caracterizó a los mejores de esa larga
galería de retratos en los corredores que rodean el hemiciclo del Congreso.
Por eso, la primera pregunta
que el nuevo presidente del Congreso debe hacer no va dirigida solo a los
congresistas, menos aun solamente a los que votaron por él. La pregunta debe ir más arriba
y más allá, dirigida al pueblo que lo puso en esa silla. Esa pregunta es: ¿ha
sido puesto ahí para realizar el plan de la oposición de adelantar las
elecciones? ¿Ha sido puesto por el
pueblo a presidir sobre una tercera vacancia de la Presidencia de la República
en este malhadado quinquenio?
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