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MEDIA
COLUMNA
Cuando llegue el
resto de la
verdad
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
Es necesario esperar a que llegue de Brasil toda la información ofrecida para
saber cuánto vale en realidad. Tiene que ser información nueva, porque esa es
la razón de ser del acuerdo. Sin ella, el acuerdo no tiene sentido.
Se desprende de
esto, entonces, que el Perú debe firmar ese famoso acuerdo sí o sí. Es una
decisión política. Pero basada en el entendido de que hay una verdad que le es
indispensable conocer al país, cuyo mérito justifica plenamente la decisión
política.
El acuerdo es, entonces,
virtualmente un contrato. Supone una contraprestación.
Esa contraprestación
tiene que estar a la altura de lo que el Perú concede, debe tener la relevancia
necesaria no solo en la balanza del poder Judicial, que es lo que se discute
ahora como si fuera la última palabra, sino sobre todo de su juez último: los
peruanos.
Porque lo que se
concede no es poco: que la empresa brasileña pueda seguir operando en el Perú.
Eso es lo
principal y es cualitativo. No hay grados en esa decisión: es o no es. Hay, además,
consideraciones cuantitativas menos relevantes, como la reparación civil, por
ejemplo, relativamente pequeña. Pero el contrato no es sobre más o menos
dinero. Es sobre una cuestión de principio: la empresa puede seguir operando en
el Perú porque revela el resto de la verdad.
Por eso las
opiniones que la prensa ventila con aspaviento, sobre si firmar o no, o sobre
si se presiona al poder Judicial, están de más. Solo firmando sabremos el resto
de la verdad y si es la contraprestación que el contrato supone.
Si no lo fuera,
si hubiera un virtual incumplimiento de contrato, estaríamos ante una estafa. El
Perú, entonces, como Estado soberano podría eventualmente denunciar el acuerdo y
proceder como crea conveniente respecto de la continuidad de la operación de la
empresa en el país.
Las discusiones
actuales son en su mayor parte política menor, irrelevante o innecesaria. Sabremos
a qué atenernos solo cuando conozcamos el resto de la verdad.
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