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MEDIA
COLUMNA
Repasemos
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
Sigue
habiendo tres planes en marcha. El del eje La Habana-Caracas-Evo-Cerrón es el
más avezado. Consiste en generar el caos en las calles, sacar a Castillo, a
Boluarte y a Camones, y tomar el poder en 24 horas al margen de la ley, la
Constitución, la democracia y el Estado de derecho.
El plan ha
fracasado hasta la fecha porque falla la pieza central: el control del Ejército.
En el año que lleva en el gobierno -no en el poder-, el eje caribeño no ha logrado
controlar las Fuerzas Armadas. Y esa fue la receta puntual de Fidel a Hugo
Chávez: enfocar al sistema de inteligencia sobre el Ejército, espiar a la
oficialidad, encarcelar a los disidentes y premiar a los incondicionales. Sin
esto, es imposible la captura del poder.
Los
indicios apuntan a que el eje ya no lo conseguirá. No solo son multitud los
pronunciamientos de miembros del Ejército peruano que demuestran su clara conciencia
de tales planes. Tampoco está en el Perú ya el operador clave, hasta hace poco
embajador de su país en Lima. No se conoce hasta la fecha la razón de la
misteriosa partida del personaje caribeño experto en operaciones de
desestabilización. La ventana de oportunidad no se ha cerrado aún, el peligro
existe, pero el eje ha olvidado que las Fuerzas Armadas del Perú ya han lidiado
con esta clase de maniobra hace 50 años, durante el velascato. En el Perú
fracasará siempre.
El
segundo plan en marcha es el de la oposición, que consiste en sacar por la vía
legal -vacancia o destitución- a Castillo y a Boluarte para llevar a Camones a
la Presidencia y al adelanto de las elecciones. Hasta la fecha ha fracasado dos
veces.
El tercer
plan es el de la izquierda caviar. Consiste en sacar a Castillo para poner a Boluarte
en la Presidencia hasta el 2026 y volver a copar el gobierno del que fueron
expulsa dos hace poco.
Ambos
planes son tontos. Aun si son legales, carecen de legitimidad al menos por
ahora. Hasta la fecha, las encuestas revelan que alrededor de un tercio del Sur
peruano se opone a la salida de Castillo de la Presidencia aun si están en desacuerdo con su gobierno. Piensan que “no lo dejan gobernar”. En otras
palabas, aun si fuera un incapaz, es “nuestro incapaz”.
Ir a unas elecciones en es esenario es una apuesta temeraria. Peor aún si son elecciones adelantadas. La izquierda basará su campaña en que le han robado al pueblo su Presidencia. EL eda. Es decir, tanto el plan de la oposición como el de la caviarada pueden terminar sirviéndole la mesa al eje caribeño y esta vez con legitimidad y legalidad.
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