ESTA NOCHE,
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El destino del fujimorismo
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
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Me reconforta escuchar a Alberto Fujimori
decir hoy lo que he escrito innumerables veces, en todos los espacios de que he
podido disponer: que las diferencias entre sus hijos siempre fueron y siguen
siendo superables y que en el tiempo convergerán hacia el mismo movimiento,
como siempre ocurrió en el fujimorismo. Me alegra doblemente oirlo viniendo de
quien ahora viene porque es su voz la que tiene de sobra la autoridad necesaria
para hacer ese llamado.
No son muchos los partidos políticos que
superan la prueba del tiempo. Menos aún en Latinoamérica. Pero lo que
invariablemente caracteriza a los que duran décadas y aun siglos -desde los
liberales o los conservadores británicos o los demócratas y los republicanos estadounidenses
o al que por décadas fue el sistema político japonés hasta el peronismo
argentino y el PRI mexicano o el Apra en el Perú- es que hicieron espacio para
la tolerancia, el debate abierto no solo interno sino en los medios, y para la existencia
de dos alas que en competencia les permitieron reinventarse constantemente en
la lucha política.
Esto es lo que caracteriza a lo que Giovanni
Sartori denominó al sistema de partidos de pluralismo moderado -frecuente en Europa-,
pero también al bipartidismo -inglés o norteamericano-, e incluso a lo que fue
el sistema de partido dominante japonés.
Democráticos todos ellos, esos sistemas contrastan
violentamente con los dos extremos del espectro: por un lado, el ultravioleta
del sistema de partido hegemónico totallitario -como lo fue la URSS y lo sigue
siendo Corea del Norte- y, en el extremo opuesto, el infrarrojo que nos resulta
familiar en el Perú: el sistema de partidos de pluralismo polarizado, que
multiplica exponencialmente su número y, en su versión extrema, engendra el
antisistema.
El sistema estelar del pluralismo polarizado
incuba en su seno el antisistema. Y, por la misma razón, engendra su propia antítesis:
el germen del partido de pensamiento único sin espacio para la tolerancia y el
debate. No es sino la reacción precaria e insuficiente ante el caos endémico
del pluralismo polarizado.
Esto es lo que hay que entender con claridad
del mensaje de Alberto Fujimori. No es solamente un llamado a sus hijos a
superar sus diferencias, sino a hacerlo dentro de un marco mayor, donde la
discrepancia pueda procesarse dentro de reglas civilizadas. El fujimorismo
confluirá en “un solo movimiento” en el 2021, “que es el que todos ustedes
conocen”, como siempre lo hizo en el pasado. Ese es el mensaje.
Lo que Fujimori hace es un llamado al Perú a
dejar atrás el conflicto estéril y el mundo primitivo del sistema de partidos
polarizado para dar el paso a un pluralismo moderado, como lo hicieron los partidos
europeos luego de la Segunda Guerra Mundial. Lo que Alberto Fujimori está
pidiendo no es solo a sus hijos. Si el fujimorismo ayuda al Perú a dar ese paso
se habría reeencontrado con su destino.
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