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MEDIA COLUMNA
El desmadre del agro
lo resolverá el mercado
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
En las empresas grandes de la agroindustria de exportación el 95% de los
trabajadores son obreros agrícolas formales.
Es en las medianas y pequeñas empresas donde el 50 % de los trabajadores
es informal.
Si las empresas grandes son capaces de absorber el incremento de costos
laborales e impuestos que presumiblemente traería la ley que se aprobará sabe
Dios cuándo,
lo probable es que al menos la mitad de las medianas y pequeñas empresas
no podrán hacerlo y quebrarán.
Eso significa que lo probable es también que las empresas grandes
comprarán las tierras a las medianas y pequeñas que salen del negocio y habrá,
en consecuencia, en la agricultura moderna del Perú una nueva tendencia a la
concentración de la propiedad de la tierra en un número menor de manos.
A esto décadas atrás se lo denominó con el término peyorativo de
latifundio.
Visto así, un poco fría y cínicamente, este es, como decía el presidente
Prado, uno de esos problemas que no tienen solución o que se arreglan solos. O,
más bien, un problema que, al no tener solución legal, no le queda más remedio
que arreglarse solo.
En lo inmediato, toda la industria agroexportadora del Perú gira en el
vacío legal. La ley anterior fue derogada por el Congreso en una orgía demagógica.
Y, por supuesto, este Congreso –que parece una asamblea universitaria- ha sido
incapaz de producir un nuevo marco legal para la industria principal del agro. Y
no sabemos qué hará si llega a hacerlo.
De modo que la agroindustria exportadora del Perú ha pasado de una
semimodernidada a una situación en la que por el momento lo único que puede
hacer son acuerdos privados en cada empresa, entre sus trabajadores y sus
empresarios, ya sea para seguir con el régimen anterior hasta nuevo aviso o
improvisar un esquema transitorio hasta que exista una ley.
Pero hoy es un mercado que debe funcionar sin ley. Más libre no puede
ser un mercado sobre la faz de la tierra.
No importa qué es lo que se proponía la izquierda violentista con su
brutalidad, eso es lo que ha conseguido en lo inmediato. Y, como se ve ya, en
un plazo relativamente corto conseguirá también una nueva concentración de la
propiedad de la tierra en un número menor de manos.
La buena noticia es para los trabajadores ya que, si las grandes
empresas concentran la propiedad de la tierra, los trabajadores de la
agroindutria, ahora sí, serán todos formales.
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