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MEDIA
COLUMNA
Candidez
de ministro
Jorge
Morelli
@jorgemorelli1
El nuevo ministro de Energía, miembro del gabinete de Mirtha Vásquez, ha entrado con el pie en alto al Ministerio señalando que Petroperú, la mayor empresa peruana, la misma que por años ha sido un Estado dentro del Estado, está quebrada. O más exactamente, como dijo ingenuamente el Ministro, “casi quebrada”. Nadie le ha pedido hasta el momento explicar en qué consiste esa quiebra.
El
hecho que finalmente el gobierno reconoce es con toda seguridad la razón por la
que el oligopolio público-privado de Petroperú y su socio, la petrolera
española Repsol, viene fijando desde el 2016 los precios de los combustibles
muy por encima de los precios “de referencia” -que son los precios
internacionales- publicados por el organismo regulador pintado en la pared al
que el oligopolio hizo caso omiso sin explicación ni sanción alguna.
Ahora
que el nuevo ministro con toda candidez nos ha puesto al tanto de la quiebra de
Petroperú se entenderá al fin por qué en los últimos cinco años ese oligopolio ha
abusado diariamente de la buena fe de todos los peruanos y especialmente de los
usuarios del transporte público y de quienes prestan ese servicio. Hoy se
anuncia ya el paro de transportes que retoma el que fuera suspendido en marzo pasado,
en plena campaña electoral, cuando Hernando de Soto denunció la existencia
sistemáticamente ocultada de este atropello.
¿Cómo pudo Petroperú llegar a esto? Todo indica que como consecuencia de la descabellada aventura de invertir más de cinco mil millones de dólares en la Refinería de Talara, cuya necesidad nadie defiende salvo la empresa y nadie respalda como no sea la engañada población de Talara que aun guarda en la memoria la prosperidad de lo que en otro tiempo fueron los campos de La Brea y Pariñas. Compartiendo esa nostalgia enfermiza hoy se anuncia que a partir de diciembre Petroperú vuelve a La Brea y Pariñas.
A
este panorama vergonzoso se suma el trasfondo de la próxima renegociación del
contrato del gas de Camisea.
Hoy
sabemos que el 25% del gas que produce Camisea se reinyecta en el suelo porque
no hay quién lo compre. Esto, pese a que el 40% de la electricidad del Perú se
produce hoy con gas o petroleo contaminantes cuando 20 años atrás el 80% de la
electricidad del Perú provenía de la hidroelectricidad limpia.
Lejos
de avanzar, hemos retrocedido en las prioridades y compromisos globales del
Perú en materia ambiental. Es un escándalo que, sin embargo, ha sido escamoteado
y sustraido de la atención de los peruanos.
Pero
lo que es ya una candidez lindante con el sainete ridículo es lo que hoy se
propone como solución para crear un nuevo mercado donde colocar el sobrante que
se reinyecta en Camisea: la masificación del gas en todo el país comenzando por
siete regiones del Sur.
La
inversión millonaria en infraestructura que la masificación requiere, el
consorcio Camisea no la hará. Así lo ha adelantado al gobierno en su carta de
respuesta a la invitación a renegociar, donde aplaude la masificación que le
beneficia, pero precisa que esa inversión es responsabilidad del Estado y no
suya.
Quien
tendrá la inversión a su cargo entonces -incluyendo el malhadado Gasoducto del
Sur- es la empresa estatal de energía de todos los peruanos, Petroperú, que hoy
está finalmente en la quiebra según ahora sabemos gracias al propio ministro.
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