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sábado, 19 de marzo de 2022

MEDIA COLUMNA miércoles 16 marzo 2022 "Los crespos hechos"


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MEDIA COLUMNA

Los crespos hechos

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 


 

Dos hechos son importantes en el mensaje de Castillo.

 

El primero es que el gobierno anuncia que enmarca su acción en la economía social de mercado, la libre iniciativa privada y el compromiso con la inversión nacional y extranjera. Es un giro inesperado. También llamó a la lucha contra el oligopolio del mercantilismo. Es importante, porque la falla en estos 30 años no es de la Constitución ni del modelo económico, sino de las reguladoras. El oligopolio público-privado -el caso de la energía es escandaloso- no es resultado de la Constitución ni del modelo, sino de la defección de las reguladoras.

 

El segundo es que el presidente parece confirmar la transición que muchos mandatarios ha hecho  honrosamente antes que él. No es “humalización”, que alude a corrupción. La patria -dijo Castillo- está por encima de las diferencias ideológicas. Es un paso grande para él. Lo importante es que ahora puede haber un puente entre el gobierno y la oposición.

 

Hay que reparar también en el mensaje de la víspera del secretario general del partido de gobierno sobre la necesidad de ganar las próximas presidenciales con mayoría parlamentaria propia. Daba pie a dos lecturas que diferían diametralmente. Pensando mal -como es mandatorio en política-, la lectura obligada era que en su mensaje Castillo anunciaría un adelanto de elecciones para, una vez supuestamente en el poder que hoy no tiene, relanzar el plan que el partido mantiene semi oculto. La segunda lectura era que Cerrón finalmente había comprendido su derrota. Había perdido. Aferrándose a su idea fija, sin embargo, acariciaba la fantasía de una mayoría parlamentaria propia en las elecciones de 2026. Luego del discurso, parecía claro que Castillo se apartaría de su mentor y amigo. Es de suponer que este ya sabía lo que venía y renunciaba con tristeza a sus sueños y a su protegido -a quien llevó al gobierno, pero no al poder-. Luego de haber abandonado la torpe idea de la constituyente, como había anticipado públicamente, Castillo iniciaba su transición.

 

Desde luego, el discurso de Pedro Castillo no satisfizo a la oposición. No podía hacerlo. Esta no le cree y tiene todo el derecho de sospechar de sus intenciones. Hace bien. Ese es su papel. Deslucido tal vez, pero necesario.

 

Diría luego que Castillo no debió adelantarse a los temas involucrados en la moción de vacancia; que su presencia ha sido una estratagema para ganar protagonismo ante el debate de la segunda moción para su vacancia; que solo ha repetido lo que incontables veces ha dicho; que hace anuncios “gaseosos” sin contenido “concreto” y otros lugares comunes de rigor.

 

La oposición, en verdad, se comportó en el hemiciclo a la altura de las circunstancias, aunque es difícil decir si esto se debió a su buena educación o al asombro de no escuchar el esperado adelanto de elecciones anhelado por Cerrón, que hoy se queda con los crespos hechos.        




 

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