Donde usted
se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.
MEDIA
COLUMNA
Tacna y Arica
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
El tema pasa relativamente inadvertido en
Lima, pero es de importancia fundamental para el Perú.
Se trata de la propiedad chilena y la
soberanía peruana en el área de la franja fronteriza. Se plantea hoy a
propósito de una posible gran inversión chilena en una propiedad privada en la
ciudad Heroica, para la construcción de un megacentro comercial. El contexto
incluye también la posible inversión extranjera en la Zona Franca de Tacna de hasta
15 millones de dólares en varias actividades productivas.
El asunto despierta el recelo de los
tacneños, siempre vigilantes del patriotismo. Justificadamente, de otra parte, dados
los hechos de la recordada “chilenización” que rodeó el regreso de Tacna a la
Patria luego de la firma por Leguía del Tratado de Lima de 1929, hace ya 90
años.
Al
respecto, una iniciativa legislativa del congresista Jorge del Castillo ha
propuesto interpretar el artículo de la Constitución que impide la propiedad
foránea de tierras dentro de los 50 kilómetros de las fronteras del territorio
nacional. El dictamen aprobado en la Comisión respectiva del Congreso interpreta
la norma aclarando que la prohibición de la propiedad de tierras se refiere
solo a las rurales, no a las urbanas. La ley haría posible la megainversión
chilena en Tacna. No obstante, no
puede descartarse que una acción de inconstitucionalidad detenga en seco.
Es
distinto el caso de las eventuales inversiones chinas o españolas, chilenas o
bolivianas en Zofratacna. Se habla aquí de 24 empresas interesadas y de 15
millones de dólares de inversión. Zofratacna propone saltar el problema
permitiendo que las empresas se instalen bajo la figura de una cesión en uso por 30 años. La fórmula no
pasa por la compra de predios, no se entrega propiedad. Esta ingeniosa salida no
resuelve el problema, sin embargo. Por ejemplo, no serviría para permitir la
inversión en la ciudad de Tacna.
La madre
del cordero está en la confusión entre soberanía y propiedad, causa de
conflictos territoriales en todo el planeta. Cuando un Estado extranjero
adquiere en propiedad privada un terreno en un Estado vecino no adquiere soberanía
sobre ese pedazo de territorio extranjero. Nunca la propiedad privada puede comprometer la soberanía. Es el caso, del terreno
del Chinchorro en Arica, cuya propiedad privada fue adquirida por el Estado
peruano precisamente en el Tratado de 1929. Es el mismo caso de la propiedad
privada sin soberanía concedida al Estado ecuatoriano en Tiwinza en virtud del
Acuerdo de Paz de 1998.
Capitales peruanos bien podrían invertir en
el Chinchorro en Arica para construir un centro comercial. Recíprocamente, el
Perú bien podría permitir una propiedad privada sin soberanía del Estado
chileno en Tacna. Con mayor razón la de una empresa privada.
La propiedad privada en un Estado vecino puede
servir como una herramienta. Tanto más si es un polo económico en cuya
prosperidad ambas partes están activamente interesadas. Mejor aún si se trata de
una de las nuevas zonas económicas especiales o parques industriales en cuyos
accionariados participen empresas de ambos países.
Una paz duradera entre naciones es
necesario coserla cuidadosamente con puntadas e hilo de ambos lados de una
frontera.
La
opinión en MEDIA COLUMNA representa exclusivamente a su autor. Usted puede
reenviar y publicar libre y gratuitamente cualquier MEDIA COLUMNA tomándola de
este correo o de
jorgemorelli.blogspot.com