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MEDIA COLUMNA
Hedor y
dientes
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Si la producción mediática de las elecciones
americanas comenzó glamorosamente el martes y todo era sonrisas frescas, para
la madrugada del viernes todos hedian y se mostraban los dientes.
Donald Trump hizo tres acusaciones muy
serias. La primera: que las administraciones demócratas en los estados en
controversia impidieron a los observadores republicanos cumplir su función. Si
es cierto, no es difícil de probar con videos. La
segunda, que al menos en un estado la administración electoral amplió arbitrariamente el plazo para admitir votos más allá de la fecha de la
elección, como mandaba la ley electoral estadual. Si es correcto, esto también
es fácil de probar.
La tercera acusación es la más grave. Y es que
ha habido fraude en el voto por correo. Esta acusación tampoco es difícil de
probar. Si se ha contabilizado votos por correo de personas inexistentes,
tendría que haberse modificado fraudulentamente el padrón electoral también.
Bastaría mostrar que un número significativo de personas que se hallan en el
padrón y votaron en la elección no existen en realidad.
Trump debe mostrar esas pruebas si existen, pero
no estaba obligado a probar las acusaciones en la fecha en que las hacía. Estaba
haciendo una acusación muy grave y aun debe tener un plazo para sustentarlas. Es
necesario investigar las pruebas que presente.
Por eso es parcializada políticamente y
moralmente deshonesta la actitud de los medios –CNN, la primera cadena global en
particular- que acusaron apresuradamente a Trump de hacer acusaciones sin
pruebas en lugar de pedir que se investigue las acusaciones que para determinar
si existen pruebas. Porque en eso consiste el debido proceso. Y la
democracia es debido proceso.
Y es parcializada políticamente y
moralmente deshonesta con mayor razón la decisión de otros medios de
comunicación que sacaron del aire de plano a Trump argumentando que mentía. El juicio
moral pertenece a la esfera de la conciencia. Cómo puede un medio arrogarse el
derecho de determinar qué es verdad y qué no lo es. Decía Voltaire: “estoy en
desacuerdo con tu opinión, pero daría la vida por defender tu derecho a
expresarla”. Eso es tolerancia. Eso es periodismo.
La polarización de las elecciones de
EEUU ha llegado por primera vez a niveles sudamericanos a los que nosotros
estamos acostumbrados, pero no el pueblo norteamericano. Ningún medio de
comunicación en Sudamérica –salvo los del chavismo venezolano-, sin embargo, se
habrían atrevido a sacar del aire a nadie y menos a un presidente con el
argumento de que miente. Por necesidad hemos aprendido a ser tolerantes.
La polarización va a teñir en
adelante todo el gobierno de Biden. Me temo que de ella no hay regreso.
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