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MEDIA COLUMNA
¿Se empina o se
aplana la curva?
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Bueno
sería saber cuando hace falta. Pero Hegel decía que “la lechuza vuela al
atardecer” refiriéndose al ave que para los griegos era el símbolo de Palas
Atenea y del conocimiento. Lo que quería decir en palabras del siglo XIX es
que el conocimiento siempre llega tarde.
En
términos del siglo XX, Robert McNamara, el asesor de John Kennedy y luego
presidente del Banco Mundial, lo expresó así: el problema con la guerra –y esta
pandemia es una guerra- es que “hay que decidir con menos de la mitad de la
información que haría falta para decidir bien”. Nunca se puede esperar hasta saber
para decidir. Contra el enemigo hay que actuar incluso cuando se sabe mucho
menos de lo necesario.
Por
ejemplo, de la evidencia en el formidable trabajo publicado en plena pandemia
en Wu Han por Tomás Pueyo, se desprende que el gobierno chino cerró la ciudad
de Wu Han mucho antes de saber de qué magnitud era el número de casos existentes.
Lo hizo muy poco después de haber comenzado apenas a recoger evidencia
estadística. No esperó a saber. Salvando las distancias y los tiempos, el Perú
ha hecho algo parecido al apuntar a “aplanar la curva” del contagio –el término
es de Pueyo- imponiendo y haciendo respetar esta cuarentena que ha de durar
cerca de un mes.
Solo
mucho después de actuar hemos venido a saber mejor, poco a poco, sobre la
verdadera magnitud de la realidad. Desde que se aplica la prueba molecular, cada
día conocemos el número de casos con mayor precisión, aunque estemos lejos
todavía de la realidad.
Pero
lo único importante ahora es si la curva de contagio se está “aplanando” con la
cuarentena o si se está “empinando” aún, a pesar de ella.
Según
la prueba que se venía aplicando, a la que se suma ahora la nueva prueba molecular,
la curva se empina inevitablemente. Lógicamente, mientras mayor el número de
pruebas, mayor el número de contagios conocidos. Pero no podía ser de otro modo.
Lo
que crece exponencialmente y se empina es la curva de lo que conocemos. No
necesariamente la realidad, sobre la que poco sabemos todavía.
No
obstante, pese a no saber, no falta quien especula en la prensa sin información
y en base a una opinión subjetiva sin pruebas, respecto de que los diferentes gobiernos
-el chino, el americano, el peruano- ocultan sistemáticamente la información sobre
la verdadera gravedad de la pandemia. Un periodista nunca confunde, salvo deliberadamente,
una opinión personal con los hechos. Si lo hace, es porque tiene una agenda. Acá
en EXPRESO no somos tontos.
Para
reconstruir la verdadera curva basta tomar los casos descubiertos con las pruebas
moleculares y proyectarlos hacia atrás, hacia lo que hoy sabríamos si se
hubiera aplicado esas pruebas desde un inicio. Esto es estadísticamente válido
y legítimo. EXPRESO está realizando en estos momentos ese ejercicio. La
sospecha –hay que decirlo explícitamente- es que la curva real puede efectivamente
estarse “aplanando” y no “empinando”. Lo sabremos muy pronto.
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