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MEDIA COLUMNA
El Plan B
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com
El martes 30 de abril circuló en las redes el video
de un feroz episodio entre un coronel cubano y un sargento venezolano que se
negaba a cumplir sus órdenes. En un instante, el sargento levanta el fusil y le
dispara a la cara al cubano, matándolo en el acto. No está claro si se trata de
fake news, bien podría serlo. No importa. Es la primera vez que ocurre algo así
en la historia de las relaciones de Cuba con América Latina viralizado en las
redes. Es la señal.
Desde 1959, Cuba no ha tenido otra idea que la meta
obsesiva de exportar el castrismo a Latinoamérica. Fracasó con Allende en
Chile, con Velasco y después con el MRTA en el Perú, con los Tupamaros en
Uruguay, con los Montoneros en Argentina, hasta que finalmente logró echar mano
con Chávez y Maduro del petróleo de Venezuela, su objetivo estratégico. Y
consiguió al mismo tiempo un aliado estratégico en el Foro de Sao Paulo y el
gobierno corrupto de la izquierda en el Brasil que tanto daño nos ha hecho.
Hoy todo ese tinglado se está desarmando, pero Cuba no ha renunciado. Tiene un Plan B y es el Perú. El sur del Perú, específicamente. Desde Bolivia, donde Evo Morales sigue haciendo hoy llamados a respaldar la feroz dictadura de Venezuela, el Plan B cubano consiste en echar mano del abastecimiento de energía al Sur. Lo intenta a través de la licitación en Proinversión del contrato denominado Siete Regiones para abastecer de gas, como su nombre indica, a siete regiones del Sur del Perú comenzando por Puno donde el gobernador regional, Walter Aduviri, es su admirador incondicional y su aliado politico. Pensando en Moquegua acaso, el presidente Martín Vizcarra está a punto de caer en la trampa si el Perú otorga esa licitación a la empresa estatal boliviana del gas, uno de los dos postores.
Poner en manos de Evo Morales el control de la energía
del Sur peruano es un acto temerario, porque Cuba y sus aliados globales no van
a dejar ir a Bolivia, y el Plan B cubano apunta a controlar en el futuro la
explotación de los recursos naturales bolivianos, del sur peruano y del norte
chileno, estratégicos para el siglo XXI: el cobre y el litio para la
fabricación de las baterías de los autos eléctricos y de los autos mismos, que
requieren el doble de cobre que los actuales. Y el control también del oro
físico como reserva de valor en bóveda; e incluso de la coca como recurso que
genera liquidez que el oro puede lavar.
Si a Evo se le preguntara quién es la figura
histórica que le merece la mayor admiración, probablemente contestaría Andrés
de Santa Cruz. Boliviano como él, Santa Cruz concibió la Confederación Perú
Boliviana luego del fracaso del plan máximo de la Federación Sudamericana de
Bolívar. Cuando la Confederación también se mostró imposible -pero lograda ya
la división del Perú entre Estado Nor-Peruano y Estado Sur-peruano-, Santa Cruz
abrigó todavía su propio plan mínimo esta vez desde Bolivia: la fusión del Alto
Perú como aun se le llamaba entonces a Bolivia con el Estado Sur-peruano. Hoy
el plan máximo de Evo Morales y sus patrones cubanos probablemente tiene esto
de alguna oscura manera en mente.
Hoy que cae la dictadura cubana en Venezuela,
estemos preparados. El manotazo final del castrismo moribundo es en el Sur del
Perú. Siempre ha sido el espacio donde se ha decidido la suerte de los
grandes cambios en la historia de América del Sur.
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