jueves, 2 de mayo de 2019

MEDIA COLUMNA miércoles 1 mayo 2019




ESTA NOCHE, donde usted se entera no de todo lo que ocurre, sino de lo que necesita saber.


MEDIA COLUMNA
No se derroca al poder
sin consecuencias


Jorge Morelli
@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com


Una encuesta reciente descubre la pólvora. A saber, que un 70 % de los peruanos estaría de acuerdo si el gobierno cerrara el Congreso. No conozco ningún país donde, preguntado, el pueblo no responda de manera similar. Lo mismo sucede cada vez que los sabios ven con alarma que Latinobarómetro pregunta a los sudamericanos si estarían de acuerdo con un gobierno autoritario y un porcentaje alto responde que sí. Se alarman innecesariamente, sin embargo, porque es la pregunta la que no está bien hecha. Los pueblos prefieren la democracia, lo que no quieren es una democracia de baja gobernabilidad, como la nuestra.

Publicada el domingo pasado la “noticia” en primera plana de algunos medios gobiernistas, el rumor instantáneo es que el gobierno prepara a la opinión pública para cerrar el Congreso. Una bravata para responder a otra: la iniciativa igualmente afiebrada de promover la vacancia de la Presidencia de la República.

No ocurrirá ni una ni otra cosa. El conflicto de poderes de nuestra democracia de baja gobernabilidad produjo en este quinquenio ya la vacancia de la Presidencia. Algo que no debió ocurrir. Era inevitable el proceso al mandatario, pero pudo y debió hacerse al final de su gobierno, como ocurrió con todos sus antecesores. Forzar la vacancia, en cambio, fue el punto de partida de una sucesión de eventos funestos que hoy tenemos que lamentar.

Si no fuera por la vacancia “por incapacidad moral permanente” –una figura que no está definida en ninguna parte de nuestra legislación-, tampoco ocurriría hoy la ignominiosa e innecesaria detención preliminar del renunciante ex presidente, hallándose enfermo. Tampoco habría sido anulado el indulto al ex presidente Alberto Fujimori que determinó, a pesar de su precaria salud, su regreso a una prisión injusta que agravia a la mitad de los peruanos (que guarda silencio). Tampoco habría perdido la libertad su hija, víctima del abuso de la prisión preventiva. Y menos aún habría tenido lugar la terrible muerte delex presidente Alan García, que ha sumido al país en un estado de shock al borde la violencia entre sus detractores y sus defensores.

Esta cadena de infortunios nace de esa sola y única decisión política, que abrió la caja de Pandora. Perdimos todos una guerra que, como se sabe, siempre tiene resultados imprevisibles en lugar de ganar entre todos la paz que trae frutos insospechados.

No se derroca al poder sin consecuencias. Creer que, haciéndolo, se puede controlar los eventos que resulten de ello es una ingenuidad temeraria. Nadie controla lo que ocurre luego de derribar a un gobierno. Se da curso a una sucesión en la que solo habrá más de lo mismo. Una tras otro irán rodando las cabezas, seguidas luego en la guillotina virtual por quienes creyeron estar almargen sin tomar partido. Esa es la nagturaleza del Terror. Se vuelve contra quienes lo desatan. Debieron saberlo Trotsky, el verdugo de la revolución bolchevique asesinado por su propio socio; Robespierre, el Incorruptible, que fue a la guillotina de la Revolución a la que envió hasta a su amigo Danton; o Savonarola, el fraile demente de la Florencia de Maquiavelo en la misma hoguera a la que condenó a tantos.

El Terror es un hueco negro que todo lo devora, y es hora de ponerle fin entre nosotros. Comenzando por deponer las amenazas recíprocas, patéticas a estas alturas, de disolver el Congreso o vacar nuevamente la Presidencia. Ya basta de juegos imbéciles con la vida y la libertad de las personas.    


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