sábado, 18 de abril de 2020

MEDIA COLUMNA viernes 17 abril 2020




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El club del dinero


Jorge Morelli
@jorgemorelli1


La decisión del BCR de poner a los bancos a competir entre sí por los fondos de la emergencia ha puesto el dedo en la llaga.

Ganará cada subasta el banco que ofrezca cobrar la tasa de interés más baja a las empresas para que puedan evitar la quiebra y salvar los empleos de sus trabajadores.

Pero la opinión pública y la prensa van a vigilar estas tasas. No bien el  BCR informó del mecanismo que usará para que prevalezca la libre competencia en la asignación de los recursos, la reacción en las redes fue: ¿y cómo va a evitar el BCR que los bancos concerten entre sí en las subastas?

Este hecho debería poner a los banqueros a meditar. Tal es la desconfianza que han generado en la opinión pública, que la subasta no le resulta al público garantía de que realmente habrá libre competencia y no una repartija. La imagen que se han labrado es la de un club del dinero. Un clon del club de la construcción, símbolo de la estafa mercantilista contra la libre competencia en el mercado.

Lo denunció Adam Smith hace casi 250 años. Le llamó “sistema mercantil”. Consiste en cerrar un mercado solo para los socios del club.

Da lo mismo si el mercado es un país o un continente. Esto es lo que se hizo con las licitaciones de obra pública en Sudamérica. La corrupción en Brasil y en el Perú tomó la forma de un mecanismo con cuatro paradas: el Estado, el club de la construcción, los operadores, los partidos políticos. La ley de hierro: empresa que no entra, quiebra; partido que no entra, pierde.
   
Pero el oligopolio en el Perú no es privativo de la construcción. Hay entre dos y cinco mega empresas en cada uno de los mercados principales: finanzas, energía, comercio, telecomunicaciones. Llamarle “sistema financiero” a un club de cuatro bancos es un eufemismo.

El club de los bancos no es como el de la construcción. Pero cuatro bancos comparten una evidente posición de dominio en el mercado de las finanzas. Y la opinión pública piensa que hay abuso de esa posición de dominio, porque los intereses que cobran por los prestamos no guardan proporción con los que pagan por los depósitos. Y el abuso de posición de dominio está prohibido por la ley.

Si los banqueros no ven lo que la opinión pública ha llegado a pensar de ellos, sobre todo ahora último luego de incidentes que son de todos conocidos, es que están en una pasmosa negación.  

En adelante, este “sistema financiero” de cuatro socios estará vigilado. No solo por organismos reguladores, sino por la opinión pública y la prensa, que han sido puestos en alerta por los propios bancos. Más les vale que en las subastas por los fondos de la emergencia prevalezca el juego limpio de manera transparente.

Porque la libre competencia va a ganar esta partida.  


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