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MEDIA COLUMNA
Más lejos,
más rápido
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
No tenía expectativa alguna de lo que el Estado peruano
pudiera hacer ante la pandemia mundial. Asumí, por lo tanto, que haría poco o
nada por la seguridad o la economía de los peruanos, y concluí que todo iba a
depender de lo que cada familia pudiera hacer por sí misma.
Han pasado semanas. Y lo que el Estado ha hecho no deja
de ser un logro. Quien, como yo, no esperaba absolutamente nada, no puede dejar
de notar que ha avanzado una estrategia en dos direcciones simultáneamente, y
en ambas más lejos que todos sus vecinos latinoamericanos.
En el frente de la seguridad contra la pandemia ningún
país de la región ha implementado una cuarentena tan fuerte como la nuestra.
Algunos no la aplican acaso por no poder hacerla respetar. Acá se está
respetando. ¿Hay 37 mil detenidos por desconocer la cuarentena? Sospecho que la
ciudadanía lo toma como un mal necesario. No hay queja, lo demuestra a diario.
Aplaude en las noches no solo a los médicos, también a la Policía y al Ejército
que patrullan el toque de queda.
También en el frente económica la estrategia ha avanzado
más lejos y más rápído que cualquier otra. El Estado ha destinado un 12 por
ciento del PBI -unos 25 mil millones de dólares- a contener la pandemia primero
y, luego, a prestar a las empresas para preservar la cadena de pagos y el pago
de los salarios sin perder empleos. Y, finalmente, para que los motores vuelvan
a arrancar luego de este período.
Se puede sospechar que esa cifra es exagerada y esconde
un populismo malsano. Eso es fácil de averiguar. La prueba ácida es la comparación
de sus conclusiones con las del análisis independiente del ex ministro de
Economía Jorge Baca. Las cifras son muy parecidas. Si dos análisis separados
llegan a conclusiones similares, no pueden ambos estar muy lejos de la
realidad. Esas cifras son, más o menos, lo que hace falta para rescatar
empresas y empleos.
Ha habido en todo el planeta un arduo debate durante
semanas sobre si la prioridad debe ser la salud sobre la economía. No es un
juego de suma cero. No hay que optar. De hecho se puede ir en ambas direcciones
al mismo tiempo. Es lo que ha hecho el Perú.
El tiempo dirá si era o no la mejor estrategia. Pero nadie
ha lanzado un plan de la magnitud del nuestro en proporción al tamaño de su
economía. Ni Estados Unidos, que ha lanzado uno del orden del 10% de su PBI, ni
Brasil, una economía doce o quince veces más grande que la nuestra, que habla hoy
por primera vez de un programa de 22 mil millones de dólares, menor que el nuestro.
Aunque nadie en la región haya ido tan lejos, eso no
asegura la victoria en esta lucha desigual. Pero hay que decirlo, porque hay
que saberlo.
¿Hay mérito del gobierno en todo esto? En la parte que
le toca, que no es pequeña. El resto, la mayor parte, proviene de esa misteriosa
fuente de energía a la que acuden los peruanos en momentos de extrema
necesidad.
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