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MEDIA COLUMNA
La mayoría
está ausente
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
Vengo diciendo que la campaña electoral se ha polarizado. En un extremo, Lescano se ha radicalizado hacia la extrema izquierda desplazando a la monja Verónica. En la otra punta, López Aliaga se ha parapetado en la extrema derecha lanzando con catapulta gruesas frases incendiarias -como la relativa a la eutanasia-, destinadas a captar los votos más radicales de entre los “con mis hijos no te metas”.
La campaña es divergente en la primera vuelta en dirección a los extremos y dejando al centro
político fuera de juego por ahora. En la segunda vuelta será convergente: desde
ambas orillas se lanzarán a la captura del centro.
El centro político es lo
que hay que mirar de cerca ahora. En todas las encuestas sin excepción, se compone ante todo de ausentismo: los que no votarán ya sea por la
pandemia o por desencanto. A ellos se suman los que votarán por no comprender o ser indiferentes a lo que pasa. Allí están también los que viciarán con
indignación su voto asqueados por la clase política. Todos ellos son formas distintas de ausencia.
En las últimas elecciones
parlamentarias todos ellos sumaron el 60 por ciento del universo total de los
electores peruanos. Aunque sea difícil de creer, el hecho es que
solo el 40 por ciento restante vótó marcando alguna alternativa en la cédula. Entonces igual que ahora, la atomización del
Congreso es un hecho por adelantado.
En las encuestas publicadas
hasta la fecha sobre las elecciones del 2021, es básicamente este mismo fenómeno
el que se está presentando. En todos los sondeos -ya sea de la argolla institucional
o de fuera de ella- la suma de los desencantados e indiferentes excede el
50 por ciento del electorado. Y las encuestas no miden a los ausentes.
Es en esa suma total, entonces, donde se
encuentra el centro poltico.
En efecto, la característica principal de la polarización que se está produciendo en la primera vuelta es que ocurre sobre todo en los sectores AB, lo que se refleja en las redes sociales. Los sectores CDE, en cambio, no se expresan en las redes, sino aun hoy en el Perú boca a boca y en decisiones de grupo de familia o de amigos. Y ellos no han tomado aun una decisión.
Los candidatos por los que
tradicionalmente se inclinaban los sectores populares ya no convocan su lealtad
de manera automática. Los grandes líderes de los partidos están ausentes o se
hallan mal representados por reemplazantes de turno que en casos han
desnaturalizado incluso su propio legado político.
Y, sin embargo, son los
sectores populares -y no el polarizado y numéricamente
irrelevante sector AB- quienes decidirán esta elección.
Igual que en el ajedrez, la
conquista del centro del tablero es siempre el objetivo.
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