viernes, 9 de abril de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 7 abril 2021 "Y va a caer"


 

 

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MEDIA COLUMNA

Y va a caer

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

En entrevista reciente con CNN, Hernando de Soto dio con una frase que bien podría resumir su pensamiento respecto de la economía social de mercado. Al aclarar su posición sobre importar vacunas, respondió que no es que el Estado no deba importar, sino que hace cinco meses que tiene el dinero y no es capaz de hacerlo. Una economía social de mercado supone libertad de comprar y vender, tanto más si el Estado es incapaz de hacerlo. Dijo que el Estado debe subsidiar la vacuna gratuitamente a los peruanos. “Donde el Estado no funciona, hay que meter empresa privada, y donde la empresa privada no funciona, hay que meter Estado”, resumió.

 

La sencillez de esta expresión llega fácilmente a todos los peruanos, lo que es fundamental porque el Perú es un país incomunicado. El Perú tiene 5 mil años de historia y si esos miles de años fueran un solo día, hace apenas algo más de tres horas que hablamos indistintamente quechua o castellano, y hemos sido una república durante menos de una hora.

 

No estamos todos ni por asomo en la misma página. En el siglo XXI, somos un país nuevo. Tanto más importante, entonces, la libertad de la economía, del comercio, del libre movimiento de bienes y personas. Acabar con los privilegios que el Estado otorga no es solo un acto de equidad, es una condición para la construcción de una nación.

 

Significa aceptar que la libre iniciativa pertenece a los ciudadanos. Y que solo luego debe entrar el Estado a examinar respetuosamente dónde están las fallas que impiden avanzar y resolverlas pasando por encima de argollas de intereses locales. Porque argollas es lo que ha construido el Estado en el Perú. Al extremo de blandir hoy el privilegio sin vergüenza ni escrúpulo. Los oligopolios en los sectores principales de la economía se creen en el derecho y el deber de trasladar sus costos a los ciudadanos encerrados en mercados cautivos. No eran muy distintos los encomenderos de la Conquista. No eran dueños de la tierra, sino de los indios encomendados a ellos. Intermediarios de su trabajo, de la venta de sus productos y de la compra de sus insumos. Una clase ociosa que recibió del Estado –ya fuera de la Corona española o de la República- el privilegio de ser un intermediario entre un pueblo y el país y luego del país con el mundo.

 

Eso hace hasta hoy el oligopolio público-privado. La matriz de la corrupción se halla en el Estado y las empresas. Eso debió terminar hace siglos. Es una construcción vetusta que se derrumba a pedazos. Y va a caer. 

 

  

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