jueves, 11 de noviembre de 2021

MEDIA COLUMNA miércoles 10 noviembre 2021 "Baile del salón rancio"



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MEDIA COLUMNA

Baile del salón rancio

 

 

Jorge Morelli

jorgemorelli.blogspot.com

@jorgemorelli1

 

 

El paro de transportes del lunes pasado fue suspendido en Lima. Pero en el Cusco hubo bloqueo de carreteras.

 

Fue suspendido luego de “acuerdos” de los grandes transportistas formales con el gobierno. Firmaron un acta la Confederación de Transportistas Terrestres del Perú, el Gremio Nacional de Transportistas y Conductores (GNTC), la Asociación Nacional de Transporte Terrestre de Carga, y la Unión de Gremios de Transportes Multimodal. Los grandes gremios de carga suspendieron el paro a cambio de los “acuerdos” con el gobierno.

 

¿Cuáles fueron los “acuerdos”? El principal es incluir el diésel en el Fondo de Compensación de Precios de los Combustibles (FCPC) por tiempo indefinido. Así figura entre los puntos del acta firmada.

 

El galón está hoy entre S/11.5 y S/23, pero está por verse si habrá reducción. La experiencia al respecto es que el GLP envasado (balón de gas) que fue incluido en el FCPC hace dos meses, para bajar en 11 soles el balón, ha vuelto a subir. El balón de 10 kilos está entre S/ 38 y S/ 63. Es decir, la inclusión tiene un efecto nulo y es un engaño o terminará desembocando en un subsidio escondido.

  

Pero lo peor es que, si hubiera reducción, esta no es para todos. Solo para los “debidamente autorizados”.

 

Los gremios de carga no son los únicos con “acuerdo”, sin embargo. La reunión de los gremios formales de transporte urbano de Lima con el gobierno fue el 3 de noviembre, cinco días antes del paro. El “acuerdo” en ese caso renovó las rutas a los transportistas por 10 años. Comentó luego el ministro que el plazo de 10 años “se enmarca en el esquema de concesiones que permite a los transportistas títulos estables”. En verdad estas licencias son títulos nobiliarios del más rancio mercantilismo.   

 

El encono en el enfrentamiento permanente entre formales e informales hace perder de vista a los transportisas que el verdadero enemigo es el que tienen en común y es el Estado: el oligopolio público-privado de Petroperú y una empresa privada extranjera, que fija los precios finales de los combustibles al público sin que el organismo regulador pueda o intente siquiera impedirlo.

 

Tal es el margen de discrecionalidad del Estado que al gobierno de turno le resulta fácil enfrentar a los transportistas entre sí -formales versus informales, grandes versus pequeños- para llegar a “acuerdos” con unos contra los otros mientras sube los precios a todos. No es solo para acomodar las alzas internacionales sino para ir mucho más allá, a financiar planes políticos aun más rancios, como el retorno a los campos de La Brea y Pariñas para “abastecer a la refinería de Talara”.  

 

El 30 de noviembre habrá otra reunión de los transportistas formales con el gobierno para evaluar el cumplimiento de los “acuerdos” que suspendieron el paro. Allí se comprobará que -tal como ocurrió con los de marzo, en plena campaña electoral- los “acuerdos” no se habrán cumplido.

 

La nueva fecha del paro es el 1 de diciembre. Y así prosigue el baile del salón rancio.

 


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